La educación como trasformación en ámbitos de privación de libertad

Resumo

Luego de una profunda crisis, el sistema penitenciario uruguayo logró cambios que permitieron resolver los escenarios de mayor vulneración a los derechos humanos mediante la creación del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) en el año 2010. Así se comenzó a transformar la lógica custodial hacia una de fuerte impronta educativa, profesional y técnica. ¿Qué es, en definitiva, lo que humanamente nos une a las realidades de estos contextos? Nos une el derecho a desarrollar nuestras aptitudes y valores, para que impacten en nuestro crecimiento personal y social. Alcanzar a ese sujeto en crecimiento para colaborar en el proceso de comprensión y reconocimiento de su papel en la sociedad, el trabajo y la familia. Las circunstancias cambian en un contexto complejo como la prisión y en él cobramos relevancia todos los actores con responsabilidad de intervenir. Ante los grandes avances de coordinación con instituciones educativas, es relevante reflexionar sobre dichas prácticas y señalar experiencias innovadoras, modernas y concretas, dando un empuje efectivo y práctico a lo existente. Presentamos el proyecto Centros Coordinados de Formación en Oficios, una propuesta de desarrollo de espacios fuera del ámbito carcelario (cercanos, contiguos, verdaderos centros educativos integrales), que actúen de nexo entre las personas privadas de libertad y sus cualidades, la propuesta educativa formal, la formación en oficios y la sociedad local. Esta propuesta busca dar fluidez, coordinación y armonización a la oferta existente, sumándole un actor fundamental: la comunidad y las instituciones locales. Mediante un análisis geográfico-espacial, se identificarán los emprendimientos zonales y las necesidades para crear lazos de comunidad y consolidar el sentido de pertenencia social. Necesitamos centrar la esperanza en los procesos educativo-socializadores e ilusionarnos con la contribución a la formación, la transformación y la mutación de las personas que han delinquido, porque siempre seremos merecedores de segundas oportunidades.