Tema Central
Políticas públicas para promover el turismo en La Pampa: agencias estatales, discursos y acciones para su desarrollo (1920-1960)
Claves. Revista de Historia
Universidad de la República, Uruguay
ISSN-e: 2393-6584
Periodicidad: Semestral
vol. 6, núm. 10, 2020
Recepción: 31 Marzo 2020
Aprobación: 09 Mayo 2020
Resumen: Este artículo tiene como propósito analizar las políticas públicas para fomentar el turismo en el interior de la Argentina. Sin perder de vista el posicionamiento de ese tópico en la agenda del Estado nacional, nos centramos en los discursos que propugnaron la implementación de esas políticas, las agencias estatales que se crearon y las acciones desarrolladas para convertir al Territorio Nacional de La Pampa, provincia desde 1952, en un destino turístico. En este sentido, estudiamos los instrumentos que permitieron la ejecución de esas políticas como el entramado normativo y los dispositivos de gestión, es decir los recursos humanos, materiales y tecnológicos. En la gestación e implementación de las políticas públicas vinculadas al turismo se involucraron representantes gubernamentales que interpelaron a los actores de la sociedad civil; estos interlocutores también tuvieron un rol fundamental en ese proceso.
Palabras clave: Turismo, Políticas Públicas, Agencias Estatales, Interior Argentino.
Abstract: This article has as purpose to analize the public policies to foment the tourism in the interior of Argentina. Without losing the point of view of the positioning of this topic in the agenda of the Nacional State, we focus on the speeches which propagate the implementation of this policies, the State agencies that were made and the actions developed to convert the National Territory of La Pampa, province since 1952, in a touristical destiny. In this sense, we study the instruments which allowed the execution of this policies like the normative framework and the management devices, in another words the human resources, materials and technologies. In the gestation and implementation of this public policies linked to tourism there were involved government representants who interpellated the actors of civil society; these interlocutors also had a fundamental rol on this process.
Keywords: Tourism, Public Policies, State Agencies, Interior of Argentina.
1. Introducción
Indagar el turismo desde una perspectiva histórica nos sitúa ante múltiples intersecciones, que van desde su práctica vinculada al consumo y al tiempo libre, las costumbres de determinados sectores sociales, el acceso de los trabajadores a la posibilidad de vacacionar, las inversiones en infraestructura como son la construcción de caminos y hoteles, los beneficios para la salud que aportaba la vida al aire libre, entre muchas otras. En este sentido, es posible enfocarnos en su estudio desde la historia económica, social y cultural. El rol del Estado y las agencias específicas, encargadas de elaborar e implementar políticas públicas, es otra vía de entrada para acercarnos al turismo. Si bien este actor tuvo un papel central, tanto desde el plano legislativo como desde el control y regulación del tiempo libre, también interpeló a la sociedad civil, y a su vez fue intimado por esta, para accionar en esa materia (Ospital 63-84).
Nuestro marco de referencia remite a las indagaciones que ha realizado la historiadora Elisa Pastoriza (2011),[1] y a los trabajos que estudiaron los estrechos vínculos entre el Estado y las instituciones privadas para impulsar las actividades turísticas. En esta línea se encuentran las obras que examinan el accionar del Touring Club y del Automóvil Club Argentino en la promoción de prácticas deportivas y de esparcimiento, relacionadas con los viajes por el territorio.[2] Sin lugar a dudas la incorporación del automóvil introdujo un cambio significativo en la posibilidad de realizar extensos recorridos por el interior del país.[3] Las políticas sobre turismo social durante el peronismo también estimularon el interés de los investigadores, que se enfocaron en las acciones desplegadas por el gobierno para favorecer esas prácticas entre los sectores más desfavorecidos de la sociedad.[4] Asimismo, se analizaron las transformaciones territoriales y urbanas en relación a la oferta turística en algunas ciudades como Mar del Plata, Necochea, Miramar, Córdoba o San Carlos de Bariloche.[5]
Además, con una mirada en el largo plazo, algunos cientistas proponen una serie de etapas vinculadas con la emergencia de las políticas turísticas en el país.[6] El estímulo estatal, la creación de agencias específicas como la Dirección de Parques Nacionales y la construcción de obras de infraestructura, hoteles y caminos son otras de las temáticas analizadas.[7] Desde una perspectiva a escala regional la mayoría de las pesquisas se han centrado en el Parque Nacional Nahuel Huapi.[8]
Esta síntesis, que no tiene la pretensión de ser exhaustiva, sobre las producciones que analizan el turismo desde perspectivas diversas nos lleva a advertir que aún falta indagar el impacto que tuvieron las políticas nacionales en el interior argentino y las acciones concretas que se desarrollaron para darles respuesta. Este trabajo pretende ser un aporte en este sentido; nuestro propósito es partir de las transformaciones que sentaron las bases de las políticas públicas sobre turismo en Argentina y conocer cuál fue su trascendencia en el interior del país, específicamente en La Pampa. Así, nos enfocaremos en las acciones desarrolladas por las autoridades gubernamentales para convertir al territorio en un destino turístico y en los actores de la sociedad civil que participaron de la gestación y aplicación de esas políticas. Ese proceso implicó la creación de agencias estatales y la elaboración de normativas, aspectos que también examinaremos.
2. La cuestión del turismo en la agenda del Estado nacional
La coyuntura iniciada entre la primera guerra mundial y la posguerra instaló en la agenda pública nacional el tema relacionado con el turismo. En ese contexto dos instituciones de la sociedad civil efectuaron demandas al Estado, como la construcción de caminos, ferrocarriles y hoteles, para que promocionara y regulara esa actividad (Piglia 2008b 119-140). El Touring Club y el Automóvil Club Argentino concibieron esas prácticas desde múltiples dimensiones: como industria, como un medio para «civilizar», en relación con la salud pública, la armonía social y el patriotismo. En ese sentido, realizaron diversas gestiones como la realización de eventos, entre los que podemos mencionar el Primer Congreso Nacional de Vialidad (1922), la Exposición de Vialidad, Transportes y Turismo (1926), elaboraron un proyecto de Ley de vialidad —que elevaron al Congreso Nacional—, convocaron al Primer Congreso Sudamericano de Turismo (1928) que culminó con la conformación de la Federación Sudamericana de Turismo; también organizaron la Primera Conferencia Nacional de Turismo (1927), entre otras acciones.[9] Tanto los congresos como los nacientes organismos tuvieron un papel destacado en la interpelación al Estado en materia de políticas orientadas a esa temática.
Las consecuencias económicas de la crisis llevaron a redefinir y reforzar la intervención del Estado en los años treinta. El esquema espacial que caracterizó el período de «crecimiento hacia afuera», con su desproporcionado desarrollo del litoral frente a un interior escasamente vinculado a los circuitos productivos, fue cuestionado (Ballent y Gorelik 146). La difusión del automotor y la necesidad de conformar un mercado interno, se conjugaron para propiciar la construcción de caminos modernos que permitieron la integración de diversas regiones del país.[10] Así, la tríada petróleo,[11] automóvil[12] y camino colaboró con el progreso del turismo. Otros factores favorecieron esa actividad: la crisis económica y el control de cambios que imposibilitaron a varios integrantes de la élite realizar sus tradicionales viajes a Europa, nuevas disposiciones legislativas que permitieron mayor disponibilidad del tiempo libre como el sábado inglés (1932) o las vacaciones pagas para el sindicato de comercio (1934), las rebajas en tarifarias de trenes turísticos, entre otras.
Desde el punto de vista turístico fueron dos las gestiones concretas del Estado: el diseño de políticas para el territorio nacional y la promoción de obras como la construcción de caminos (Ospital 2005). Una de las primeras medidas fue la creación de la Dirección de Parques Nacionales[13] en 1934 —Ley N.º 12103—, bajo la órbita del Ministerio de Agricultura. A partir del lema «conocer la patria es un deber» esta repartición se ocupó de los parques existentes —Iguazú que surgió en 1902 y Nahuel Huapi en 1916—. El accionar de esa agencia estatal se orientó a la conservación, forestación, protección de especies autóctonas, también se vinculó con tareas como la construcción de enclaves articulados por medio de la infraestructura vial y hotelera, que permitiera el desarrollo de actividades turísticas. En 1937 se sumaron a los parques existentes otros espacios como Lanín, Puelo, Los Alerces, Perito Moreno y Los Glaciares. La política del organismo estuvo orientada a la afirmación de la soberanía territorial y al desarrollo regional de áreas de frontera y o periféricas.[14] El parque Nahuel Huapi y la ciudad de Bariloche concitaron la mayor atención del nuevo organismo. Precisamente, desde la Dirección se programó la construcción del hotel Llao-Llao —inaugurado en 1938—, la pavimentación de caminos, la construcción del Centro Cívico, la instalación de servicios de transporte público, se efectuaron campañas publicitarias, entre otras gestiones.[15]
A partir de los años treinta se evidenció una mayor presencia de la «cuestión turística» en la agenda del Estado nacional, que se materializó en la instauración de agencias para implementar políticas públicas relacionadas con ese tópico. La creación de Dirección Nacional de Turismo en 1938, aunque no llegó a ponerse en marcha por dificultades económicas, fue un jalón inicial. Dieron continuidad a esa medida la aprobación de la Ley N.º 12.699 que fomentaba el turismo; a comienzos de los años cuarenta se instituyó el Consejo Nacional de Turismo y, sobre la base de esas experiencias, en 1942 se presentó un proyecto de ley para la conformación de la Dirección Nacional (Piglia 2010).[16] También en este período se crearon la mayor cantidad de organismos provinciales relacionados con la gestión del turismo: Mendoza en 1936, Córdoba en 1938, La Rioja en 1939, Santiago del Estero y San Juan en 1941 y Tucumán en 1942 (Capanegra 2010).
Luego del golpe militar de 1943 la Dirección de Turismo se anexó a la Dirección de Parques Nacionales, la que a principios de 1945 se convirtió en Administración General de Parques Nacionales y Turismo. Hacia 1951 esta agencia estatal se dividió en la Dirección de Parques Nacionales, dependiente del Ministerio de Agricultura, y la Dirección de Turismo quedó bajo la órbita del Ministerio de Transporte (Piglia 2010). La política implementada durante los primeros años de la gestión peronista se centró en el desarrollo del turismo social.[17] En el contexto de la «democratización del bienestar» buscó garantizar el acceso de los trabajadores y sectores desprotegidos de la sociedad al goce de las prácticas turísticas y recreativas; el turismo comenzó a percibirse como un derecho laboral y social (Pastoriza y Torre 2002). Una serie de medidas aprobadas durante esas gestiones incentivaron aún más esas prácticas: el aumento de los salarios, la generalización del descanso semanal, los días feriados, el aguinaldo, el derecho a vacaciones pagas, entre otras (Troncoso y Lois 2004 281-94). Además, se asignaron oficialmente fondos para cumplir con esos propósitos y se efectuó un gran montaje propagandístico (Pastoriza y Pedetta 2009 1-20). El Segundo Plan Quinquenal presentó un capítulo específico dedicado al turismo. El propósito fundamental era posibilitar el acceso del pueblo al conocimiento de las bellezas naturales del país, aprovechar los beneficios del descanso físico y espiritual que proporcionaba el turismo y facilitar la llegada del mayor número posible de extranjeros para que conocieran el país.[18]
El turismo, en tanto política de Estado, se desdobló en dos dimensiones con posterioridad al golpe militar de 1955: una central, que lo ubicó en la agenda de política económica y, otra secundaria, que lo conservó en el ámbito de la agenda social. Los Decretos-Leyes 6325/56 y 8014/57 crearon la Dirección Nacional de Turismo, y en 1957 el Decreto-Ley N.º 12028 organizó esa entidad, que contó con una comisión asesora integrada por representantes de la Dirección de Parques Nacionales, la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos (Capanegra 2010 23-42). Finalmente, durante el gobierno de Frondizi se sancionó la Ley N.° 14574/58, reglamentada luego por el Decreto N.° 9468/61.[19]
En el contexto de las políticas desarrollistas el turismo fue concebido como una industria, de las denominadas «sin chimeneas».[20] La creación del Consejo Nacional de Desarrollo (Conade) en 1961, [21] permitió la conformación de «equipos de trabajo, el análisis de las distintas situaciones nacionales y la generación de propuestas de desarrollo sectorial» (Jauregui 2013 265-66), y en el marco de esas transformaciones se prestó atención al turismo. Con el objetivo de planificar políticas en la materia se firmó en 1967 un convenio entre la Dirección Nacional de Turismo y la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires (UBA), para realizar investigaciones sobre su incidencia en las economías regionales, que contó con asesoramiento de expertos de la Organización de Estados Americanos (OEA). Un año más tarde se elaboró un Documento de trabajo para la planificación turística en el país.[22] En ese contexto también se aprobó la Ley N.º 17752/68 de promoción para la construcción de hoteles para el turismo internacional.[23] Esta legislación se complementó en años posteriores con las leyes sobre hotelería N.º 18828/70,[24] de regulación de agencias de viaje N.º 18829/70,[25] de promoción de lugares turísticos del país e instalación de oficinas de turismo en estaciones terminales N.º 21056/75.[26] También, en esa misma línea de acciones, Argentina se incorporó a la Organización Mundial de Turismo (omt) y fueron aprobados sus estatutos mediante la Ley N.° 19644/72.[27]
A partir de estas gestiones implementadas por el Estado nacional, entre las décadas del veinte y del sesenta, que sentaron las bases de las políticas públicas sobre turismo en Argentina nos interrogamos sobre el impacto que tuvieron en La Pampa y las respuestas de las autoridades gubernamentales y los actores de la sociedad civil.
3. La trama de agencias estatales para impulsar el turismo en La Pampa
Las primeras resoluciones en materia de políticas turísticas que hemos identificado se concretaron durante la gestión del gobernador Miguel Duval[28]. Este mandatario envió notas a los presidentes del Touring Club, del Automóvil Club Argentino y a la Dirección de Parques Nacionales solicitándoles recomendaran a los turistas, en tránsito hacia el sur, el empleo de las rutas pampeanas. Asimismo, por intermedio de la Oficina de Prensa de la Gobernación realizó una activa campaña, en periódicos y publicaciones locales y nacionales, con el objetivo de publicitar y estimular el paso de las corrientes turísticas por el territorio pampeano. El gobernador evaluó de manera positiva esas medidas al exponer que durante la temporada de verano 1939-1940 el encargado del destacamento policial, ubicado junto a la balsa del paraje La Japonesa, registró «el paso de más de un millar de turistas».[29] De esta manera, advertimos como la «cuestión» del turismo ingresó a la agenda del Estado pampeano.[30]
La proyección de políticas públicas entrañó en paralelo la creación de agencias estatales específicas. Por iniciativa de Duval se constituyó en 1941 la Comisión Oficial de Propaganda y Fomento del Territorio de La Pampa. En consonancia con esa medida el gobernador dispuso la creación de un fondo de recursos para sufragar los gastos que demandara la divulgación,[31] dentro y fuera del territorio, de los aspectos de carácter cultural, social, histórico, geográfico, económico y edilicio que ofrecía La Pampa. Esa comisión tuvo una actuación fugaz, ya que se disolvió el 1º de septiembre de 1943. Sin embargo, ese mismo año se organizó una nueva entidad que amplió su espectro de acción al encargarse del Fomento, el Turismo y los Deportes. Quedó constituida por dos delegados del gobierno territoriano, uno de la administración de obras sanitarias la Nación, un representante del Automóvil Club Argentino y otro de la Administración de Vialidad Nacional.[32] Sus miembros eran designados por el gobernador y funcionaba con recursos provenientes de diversos ámbitos.[33] De esta manera, en consonancia con el planteo de Melina Piglia, observamos cómo se trató de potenciar y articular estas políticas con la actividad privada, constituyéndose los directorios de las agencias estatales con representantes de diferentes reparticiones, corporaciones y asociaciones civiles (2011 57-74).
Para desempeñar sus tareas de manera más eficiente la Comisión dividió las funciones en tres sectores: fomento, turismo y deportes. Recién en el año 1945 se aprobó la reglamentación que establecía su funcionamiento. Particularmente el sector que nos compete tenía como atribuciones todo lo relacionado con el «turismo de tránsito y turismo local».[34] Esa repartición debía coordinar sus funciones con la dirección nacional y las direcciones oficiales, provinciales y territoriales de turismo. La normativa establecía las actividades a implementar, que involucraban el estudio y la determinación de las zonas para excursiones en el territorio, el acceso a esos lugares y la recepción de los viajeros. La llegada de los turistas estaba sujeta a las empresas de transporte o bien su arribo podía producirse por medio del automóvil. Por ello otra de las gestiones de la comisión fue fomentar y unificar las iniciativas de las empresas de transporte para facilitar el acceso y la circulación en lugares turísticos. La recepción de excursionistas también se supeditaba a la capacidad hotelera, en este sentido los miembros de la entidad tenían que sugerir cuáles eran las mejoras necesarias en el servicio hotelero y homologar los precios en la forma establecida por la Dirección Nacional de Turismo.
La experiencia de la Comisión Oficial de Fomento, Turismo y Deportes fue también muy breve, ya que el 25 de julio de 1947 terminó disolviéndose. La principal causa de ese final fue la falta de recursos, que imposibilitaron la concreción de sus propósitos. Dos años más tarde, en el marco de la reforma constitucional de 1949, se produjo una reorganización de los ministerios, que conllevó una creciente burocratización y racionalización (Berrotarán 131-155); en ese contexto se modificó la organización burocrática-administrativa de la Gobernación de la Pampa.[35] Así, se crearon y rediseñaron nuevas reparticiones públicas y surgió la Sección Turismo, dependiente de la Subsecretaría de Fomento. Entre las funciones previstas en el organigrama para el novel organismo destacamos: confeccionar un registro de hoteles, fomentar viajes culturales, redactar guías de turismo, elaborar proyectos para embellecer caminos y lugares destinados a vacacionar. También debía encargarse de la inspección y el fomento de la infraestructura necesaria —hosterías, hoteles, casas de hospedaje—, mejorar los medios de transporte y comunicación, brindar información turística, entre muchas otras.[36] Vemos así como en la reestructuración de las reparticiones del Estado territoriano cristalizó una agencia específica dedicada al turismo. Ello estaba en correspondencia con la relevancia que el peronismo otorgó al turismo social. Igualmente, estas medidas mantenían continuidad con las políticas previas. El accionar de la Sección Turismo, al igual que sus precedentes, fue acotado por la falta de presupuesto.
El tránsito de territorio nacional a provincia implicó la proyección y creación de nuevas agencias estatales;[37] los asuntos ligados al turismo quedaron momentáneamente bajo la órbita de la Dirección de Arquitectura y Construcciones, que dependía del Ministerio de Obras Públicas y Asuntos Agrarios.[38] Las transformaciones instituidas por la «revolución libertadora» iniciaron un período de intervención en la recientemente creada provincia Eva Perón. En ese contexto fue la figura de Ismael Amit,[39] quien retomó las cuestiones relacionadas con la temática; en 1959, durante su gestión, se creó la Oficina Provincial de Turismo. Lo llamativo es que a pesar del interés que se demostró en estos asuntos, se organizó la repartición como una oficina y no como dirección, evitándose así las erogaciones presupuestarias.
La finalidad de esa agencia era promover, organizar y coordinar las actividades turísticas; desarrollar acciones permanentes de propaganda y difusión con el objeto de «posibilitar el acceso del pueblo al conocimiento de las bellezas naturales y demás elementos de atracción turística de la provincia» y «observar las actividades de empresas, comercios, industrias, atracciones, entidades particulares, servicios públicos, hoteles, etc., que se vinculen directamente con las prácticas del turismo».[40] Sus compromisos eran varios, destacamos la elaboración de un plan de labor anual, la conservación de monumentos y lugares históricos, la creación y habilitación de zonas de descanso, informar, asesorar y orientar a los turistas, entre muchas otras obligaciones.
En los años sesenta la oficina de turismo se convirtió en Departamento Provincial de Turismo y a comienzos de la década siguiente tuvo distintas denominaciones: Dirección de Juventud, Deportes, Recreación y Turismo Social (1971-1973), Dirección de Turismo (1974-1976) y Secretaría de Difusión y Turismo a partir de 1976. Más allá de esos cambios en la nominación, sus objetivos eran similares a los de las agencias creadas con anterioridad.
Jurisdicción | Denominación de la Agencia | Años |
Territorio Nacional de La Pampa | Comisión de Fomento y Propaganda | 1941-1943 |
Comisión de Fomento, Turismo y Deporte | 1943-1947 | |
Sección Turismo (dependiente de la Subsecretaría de Fomento) | 1949-1951 | |
Provincia Eva Perón | «Asuntos sobre Turismo» (dependientes de la Dirección de Arquitectura y Construcciones, bajo la órbita del Ministerio de Obras Públicas) | 1951-1955 |
Provincia de La Pampa | Oficina Provincial de Turismo (dependiente de la Subsecretaría de Obras Públicas) | 1959-1966 |
Departamento Provincial de Turismo. | 1966-1970 | |
Dirección de Juventud, Deportes, Recreación y Turismo Social (dependiente de la Secretaría de Promoción y Asistencia a la Comunidad) | 1971-1973 | |
Dirección de Turismo (dependiente de la Secretaría de Difusión y Turismo) | 1974-1976 |
En la tabla 1 extractamos la trayectoria de las agencias que se crearon para promocionar el turismo en La Pampa. En ese derrotero estuvieron bajo la órbita de Obras Públicas, de la Secretaría de Promoción y Asistencia a la Comunidad o la Secretaría de Difusión y Turismo; además pasaron por diferentes denominaciones: sector, oficina, departamento y, finalmente, se constituyó como dirección. Sin dudas, ello demuestra la labilidad de esas agencias; la fugacidad de su existencia estaba atada a la falta de recursos materiales para funcionar. Sin embargo, más allá de sus magros presupuestos los funcionarios gubernamentales encararon el desafío de gestar políticas con el propósito de convertir al territorio en un atractivo para los visitantes.
4. Transformar a La Pampa en un destino turístico: discursos y gestiones
A lo largo de las décadas estudiadas existió, respecto de los discursos referidos al turismo, una notoria continuidad. Los mandatarios remarcaron la ubicación geográfica de La Pampa como «lugar apropiado para orientar las corrientes de turismo hacia la región de los lagos».[41] Al encontrarse situada en el centro del país, la estrategia fue captar a los viajeros en tránsito hacia otras regiones, especialmente aquellos que se dirigían al sur del país.
A fines de los años cincuenta y durante los sesenta, los funcionarios valoraron el turismo en tanto actividad importante desde el punto de vista económico, cultural, científico e histórico. En esa época también se hizo hincapié en desvirtuar la idea errónea de que La Pampa carecía de atractivos turísticos, al argumentar que contaba con
Desde la década del cuarenta se efectuaron diversas acciones para favorecer el arribo de excursionistas. Los primeros pasos los dio Miguel Duval, quien subrayó la necesidad de publicitar el progreso productivo y económico que el territorio había logrado. Para ello, por medio de la Comisión Oficial de Fomento, dispuso una serie de medidas como «la filmación de una película-documental, la propaganda, el fomento del turismo y la edición de folletos y obras de otra índole» que destacaran «las diversas fases de la evolución pampeana».[43] Las imágenes que se mostraron en el film estaban relacionadas con el trabajo en obrajes y salinas, el desarrollo de la agricultura y la ganadería, el avance del riel y la red caminera, aspectos que sin dudas resaltaban el progreso y la grandeza de La Pampa. También existían otros intereses detrás de la filmación de este documental ya que los tres actos del filme —desierto conquistado, la tierra del caldén y la gran llanura— apuntaban a desterrar la idea de que el territorio continuaba siendo una «tierra de malones» (Etchenique y Pena 2003).
Los miembros de la Comisión intentaron fundar un imaginario, tanto a nivel nacional como territoriano, sobre lo que era La Pampa. Como plantea Paula Laguarda, ya desde fines del siglo XIX los sectores empresariales utilizaron el discurso de la modernidad para atraer inversiones y mano de obra, destinadas a sus iniciativas de colonización y producción. También recurrieron a las imágenes que documentaban los avances económicos y el progreso general de la región (Laguarda 2010). Mediante el imaginario iconográfico buscaron resignificar un espacio que aún seguía asociándose con el «desierto» y la barbarie. [44]
Otras gestiones que se realizaron fueron el envío de delegados pampeanos al Congreso Nacional de Turismo que se organizó en 1942 y la elaboración de un censo hotelero; [45] los integrantes de la comisión también debatieron sobre la necesidad de instalar terminales de colectivos en distintos puntos, establecer convenios para abaratar los costos de los pasajes y programaron la elaboración de una guía turística. Otros pasos importantes fueron «proyectar la reglamentación de las agencias de viaje y empresas de turismo».[46]
También se discutió sobre qué lugares turísticos impulsar. En el libro de actas de la comisión quedaron plasmadas las intenciones de mostrar «las bellezas naturales de la Pampa» que ofrecían a los viajeros la posibilidad de disfrutar y contemplar «las inmensas llanuras, los bosques de caldenes, las lagunas de aguas medicinales, las praderas de caza, los lugares de pesca».[47] Para concretar estos objetivos había que avanzar con la reglamentación de la pesca y la caza, realizar fiestas típicas, exposiciones, concursos y programar otras iniciativas que demostraran la atracción turística de la región.[48] También se promovieron las visitas a sitios históricos, al estudiar y proponer las mejoras necesarias para que surgiera el turismo recreativo en esos espacios. Estas medidas fueron tomadas en conjunto con la Comisión Nacional de Museos y Lugares Históricos.[49] Ante las gestiones gubernamentales en 1943 obtuvieron reconocimiento como lugares históricos el paso Pacheco —río Colorado, al sur del Curacó—, Treru Lauquén —El Carancho— y Luan Lauquén —Laguna del Guanaco—.[50]
En consonancia con estas medidas, se trató de reorganizar el Museo Regional Pampeano, que tuvo un período de funcionamiento entre 1935 y 1937 y luego fue desmantelado. Desde la comisión se impulsó su reorganización y reanudó sus actividades en 1945 (Pera 2011). Estas acciones tenían un correlato con las premisas del gobierno nacional, al considerar que podían convertirse en atractivos turísticos los «atributos naturales, un rastro de la historia nacional, un testimonio de la modernización y la obra de gobierno» si el «Estado invertía en hoteles, caminos y propaganda (Piglia 2010).
Entre las gestiones desarrolladas también destacamos la construcción de caminos[51] y un puente en Los Tamariscos —río Colorado—, la refacción del puente de Pichi Mahuida, la proyección de la ruta nacional N.º 35 y la edificación de algunos de sus recorridos. Al realizar estas obras públicas, que favorecieron un tránsito más fluido por la región, el gobierno actuaba conjuntamente con la Dirección Nacional de Vialidad. Asimismo, se montaron 33 guardaganados en el tramo comprendido entre El Carancho y La Japonesa. Estos ahorraban a los turistas las molestias de abrir y cerrar las tranqueras ubicadas en el trayecto.[52] La Dirección de Parques Nacionales mostró interés en las rutas pampeanas y proyectó la construcción de dos hosterías, con comodidades para pasajeros y estaciones de servicio para automóviles. El gobernador Miguel Duval sugirió como lugares ideales para su emplazamiento «las sierras de Lihuel-Calel, sobre la ruta 152, a unos 150 kilómetros de General Acha y La Japonesa».[53]
La extensión de la red caminera, además de integrar el territorio y favorecer el turismo, también «ofreció a los aficionados del automovilismo deportivo nuevos escenarios y a partir de ellos comenzó a aumentar el recorrido de los grandes premios de turismo carretera».[54] Este deporte era una buena excusa para la promoción de la Dirección Nacional de Vialidad, ya que demostraba el mejoramiento de los caminos. El territorio de La Pampa no permaneció ajeno a este evento deportivo. Así, el año 1942 las rutas pampeanas se convirtieron en escenario del «Gran Premio de automovilismo del sur». La segunda etapa de la carrera comenzó en la ciudad de General Pico y pasó por los pueblos pampeanos de Metileo, Monte Nievas, Eduardo Castex, Santa Rosa, Ataliva Rosa, General Acha, Gamay, Unanue, Epu-pel, Perú, La Cotita, Hucal, Abramo, Bernasconi, Villa Alba, Anzoátegui, Puente Río Colorado y continuó por varios lugares de Río Negro. Los medios de comunicación, nacionales y locales, replicaban los recorridos, describían los paisajes y de esa forma promocionaban diversos espacios turísticos.
Durante la gestión de Juan L. Paez,[55] continuaron los esfuerzos para culminar la ruta entre Catriló y La Japonesa, trayecto que conducía a los lagos del sur, y se proyectaron otros itinerarios. Para el año 1950 los tramos de ruta pavimentada eran exiguos, ascendían a 74 km. Las rutas nacionales N.° 5 —paralela al ramal Once-Toay— y la N.° 35 estaban entoscadas y en proceso de colocación de la carpeta asfáltica. La última de las arterias, que provenía del norte argentino y llegaba hasta General Acha, empalmaba allí con la ruta nacional N.° 152 que conducía a El Carancho donde desviaba hacia Los Tamariscos y La Japonesa. Esta obra vial, según las autoridades estatales, generó un «vigoroso impulso a la economía regional y nacional» ya que el puente sobre el río Colorado entroncaba la ruta N.°152 con «las carreteras rionegrinas que llevan directamente a los Lagos del Sud, atravesando el territorio de Neuquén».[56] Las autoridades resaltaban así la importancia de esa red caminera que conducía a los parques Nahuel Huapi, Lanín, Copahue, Pino Hachado, San Martín de los Andes, San Carlos de Bariloche, entre otros destinos. Además, ensamblaba esos puntos con Capital Federal, el litoral y el centro de la República al empalmar con las rutas N.° 5 y N.° 35.
En el año 1953 un representante de la Provincia asistió a la reunión de Coordinación Nacional e Interprovincial del Turismo, celebrada en la ciudad de Santiago del Estero;[57] también se aprobó la Ley N.º 50 sobre caza y protección de la fauna silvestre,[58] además de realizar licitaciones para la construcción de trayectos viales. A inicios de 1960 se impulsó un plan de obras públicas, que contemplaba al sector turismo. Preveía la culminación de edificaciones en curso, como la estación terminal de la ciudad de Santa Rosa, e iniciar otros trabajos en conjunto con la Dirección Nacional de Turismo. También en el presupuesto se destinaron partidas importantes para infraestructura en caminos.[59] Otras diligencias efectuadas desde la Oficina de Turismo fueron la obtención de «150 plazas de turismo social en Chapadmalal y Embalse Río iii que se distribuyeron entre empleados, docentes, jubilados y trabajadores independientes», la confección de «fichas de ciudades, pueblos, lugares y parajes de La Pampa para [su] […] catastro de los mismos», la elaboración de una «guía de transportes», un registro de «hoteles y afines con sus respectivas tarifas». Además, conjuntamente con las autoridades del aca acordaron la construcción y explotación de estaciones de servicio en Lihuel Calel y La Japonesa y se firmó un convenio para confeccionar e imprimir un «folleto desplegable de interés turístico, con un gran mapa de la provincia».[60] Asimismo, la oficina proyectó la publicación de 4000 ejemplares de una Guía de La Pampa. Además, entregó material informativo al aca sobre lugares para la caza deportiva con la intención de difundir ese deporte que, desde el discurso oficial, podría constituirse para la provincia en «una insospechada fuente turística».[61]
Como ya anticipamos, en el marco de las políticas desarrollistas, el turismo según el gobernador Ismael Amit se convertiría en una importante fuente de divisas para el país y estimularía la economía regional, para ello era necesaria «la promoción de la hotelería y la utilización óptima del paisaje patagónico».[62] En ese sentido, se aprobó la Ley N.º 274 que favoreció la construcción de hoteles. «Con sus beneficios pudieron realizarse o ampliarse dos grandes hoteles en Santa Rosa, y los de General Pico, Macachín y Realicó».[63] Estas acciones se enmarcaron en la política del Estado nacional, que durante el gobierno de Onganía buscó consolidar «una infraestructura altamente compleja de la que el país carecía: hoteles de cinco estrellas, aeropuertos internacionales, óptimos servicios de transporte»; ello se concretó con «la sanción de un decreto por el que se otorgaron amplias facilidades para la edificación de hoteles de primera calidad, inexistentes en la Argentina (Pastoriza 2008 13)».
A mediados de los años sesenta, desde el Departamento de Turismo, se iniciaron las gestiones para la adquisición de más de ocho mil hectáreas y el castillo de la estancia San Huberto. Ese predio, que comenzó a denominarse Parque Luro,[64] fue reservado como lugar de recreo y para la práctica de la caza.[65] Se ambientó con algunos hospedajes y un sector para camping con agua, baños y fogones. Finalmente, y en el marco de una concepción integral del Parque Luro como sitio destinado al turismo, el gobierno proyectó «la construcción de cocheras, canchas de tenis, bochas, golf, pelota a paleta y polo» y completarían el equipamiento «una pileta de natación».[66] En la misma época el Estado provincial expropió una superficie de 10.500 hectáreas, en conjunto con la Dirección General de Parque Nacionales, para crear el Parque Nacional de Lihuel Calel.[67]
En octubre del año 1969, La Pampa participó de la ii Reunión de la Junta de Gobernadores de la Región de desarrollo Comahue. Allí se firmó un acta final que contempló distintos objetivos en materia de políticas turísticas y las estrategias a implementar para su cumplimiento.[68] Los representantes de la provincia desempeñaron en esa época la «presidencia del Comahue turístico, organismo que nucleaba a las direcciones de turismo de las jurisdicciones de La Pampa, Río Negro, Neuquén, Chubut y partidos del sur de Buenos Aires» (Trapaglia 1973).
Durante la década siguiente continuó la participación en el Comahue Turístico;[69] el diseño de políticas sobre la temática llevó a los gobernantes a poner especial cuidado en la selección del personal que las gestionara. Se publicaron diversas guías como las de «25 de Mayo, Santa Rosa, General Pico, General Acha, Victorica e Intendente Alvear, y Guía Hotelera de La Pampa» (Trapaglia 83). En estos años destacamos la preparación de documentación y un proyecto básico para la Dirección de Turismo, la apertura de un registro de campos para caza mayor y menor, el relevamiento hotelero provincial, la realización en Santa Rosa de la vii Reunión Nacional de Turismo, el relevamiento de las necesidades de los clubes de caza deportiva y la apertura del registro de guías de caza.[70]
5. Comentarios finales
La implementación de políticas públicas sobre turismo por parte del Estado nacional encontró respuestas al interior del país. En el caso de La Pampa, desde fines de la década del treinta se fue posicionando en la agenda pública la cuestión del turismo. Los mandatarios de turno pusieron en práctica diversas acciones al respecto y de ese modo se aprobaron normativas y crearon organismos que tenían como propósito fomentar el territorio, publicitar su «progreso» y estimular las prácticas turísticas. Para atraer a los excursionistas había que realizar campañas que promocionaran el aprovechamiento y desarrollo de las lagunas de aguas medicinales, las excelentes condiciones de los bosques de caldenes para el camping, ejecutar obras de interés turístico, impulsar visitas a los lugares históricos, promover y regular la pesca y la caza, entre muchas otras gestiones.
Las sucesivas autoridades gubernamentales resaltaron la posición estratégica del territorio pampeano ubicado en el centro del país, y por ello lugar de paso obligado, tanto de las corrientes turísticas que se dirigían al norte como al sur. Con el objeto de atraer esos flujos, entre los años cuarenta y sesenta, concretaron obras viales y mantuvieron los caminos existentes, construyeron infraestructura hotelera y reglamentaron la caza y la pesca.
Advertimos que una de las mayores dificultades para poner en marcha estas políticas fue la escasez de recursos financieros. Muchas de las agencias creadas vieron limitado su accionar por esta problemática y la ejecución de políticas fue, en algunas oportunidades, más una expresión de deseos que la culminación de acciones concretas. Consideramos que esta situación se revierte modestamente a principios de los años sesenta, ya que en presupuesto provincial se asignaron partidas específicas para la puesta en marcha de esas políticas.
En esta aproximación al estudio del desarrollo turístico en el territorio de La Pampa, nos concentramos en mayor medida en las gestiones de uno de los sectores involucrados, el Estado. También fueron interpelados otros actores de la sociedad civil que se convirtieron en interlocutores del proceso de gestación y aplicación de las políticas. En este sentido, nos quedan varios interrogantes por responder y aspectos para ahondar, como los vínculos que el Estado entabló con los propietarios hoteleros o de las empresas de transporte y las respuestas de otros actores de la sociedad civil. Asimismo, sería interesante profundizar en el perfil de los funcionarios y encargados de implementar esas políticas para conocer cuáles eran los saberes expertos que poseían.
Al llegar a los años ochenta en una publicación oficial se expuso: «no hace mucho tiempo los pampeanos hemos descubierto que la palabra turismo tiene su aplicación práctica dentro de nuestra provincia». Sus páginas destacaron la importancia de la infraestructura vial, que permitía a los viajeros desplazarse en forma rápida por el centro del país; también mencionaron como lugares turísticos el Parque Luro, las termas de Bernardo Larroudé, la laguna de Guatraché y las sierras de Lihue Calel. Asimismo, aludieron a la importancia de la caza mayor y la atracción de aquellos que practicaban ese deporte. Finalmente, el escrito dejó al descubierto una de las mayores dificultades a la hora de captar a los viajeros ya que, «para la mayoría de los turistas argentinos», La Pampa era solamente un lugar de «paso».[71]♦
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Notas