Bibliográficas
Broquetas, Magdalena (Coord.); Fernando Adrover, Javier Correa, Marcos Rey, Matías Rodríguez y Álvaro Sosa (2021): Historia visual del anticomunismo en Uruguay (1947-1985)
Claves. Revista de Historia
Universidad de la República, Uruguay
ISSN-e: 2393-6584
Periodicidad: Semestral
vol. 7, núm. 13, 2021
Broquetas Magdalena, Adrover Fernando, Correa Javier, Rey Marcos, Rodríguez Matías, Sosa Álvaro. Historia visual del anticomunismo en Uruguay (1947-1985). 2021. Montevideo. FHCE-CSIC, Universidad de la República. 308pp. |
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La «Historia visual del anticomuniso en Uruguay (1947-1985)» examina un repertorio simbólico potente y expresivo integrado por viñetas, dibujos, fotos y caricaturas que tuvieron amplia circulación en la prensa y la propaganda política del período. El libro analiza y pone en valor algo que hemos experimentado y conocemos bien: el papel de las imágenes en la trasmisión de ideas, emociones y en la formación del sentido común de la sociedad. En particular da cuenta del alto impacto que tuvo la imagen en la construcción de esa categoría política, social y cultural que fue (y es) el enemigo comunista, que se convirtió luego en el enemigo subversivo.
Se trata de un trabajo original y, puede afirmarse sin exagerar, único. La coordinadora de la obra y autora de unos de los capítulos, Magdalena Broquetas, sostiene que la presente historia visual no debe ser concebida como la conformación de un subcampo historiográfico. Es cierto, pero también lo es que la investigación constituye una significativa ampliación de los horizontes historiográficos, tanto por el tema que aborda como por el instrumental que emplea para la investigación.
Historiar la construcción y evolución del anticomunismo no podía hacerse solo con las fuentes documentales clásicas. Lejos del accesorio decorativo, la imagen tiene un rol protagónico en la producción y circulación social del discurso anticomunista. De eso se ocupa la «Historia visual del anticomunismo,» de manera rigurosa, pero también amena y atractiva.
La producción visual y textual analizada en la obra resume las ideas fuerza del discurso anticomunista entre las que destaca:
La imparable expansión del comunismo en el orbe. Una repetida cartografía (los mapas son uno de los motivos preferidos por el diario «El País») exhibe el avance amenazante de una mancha roja. El comunismo es una epidemia brutal a la que hay que detener. De esta idea trata el capítulo de Fernando Adrover «Ecos de un peligro aún lejano: el anticomunismo en el Uruguay de la primera Guerra Fría (1947-1953)».
El contraste entre Occidente —el mundo libre— y la vida detrás de la llamada cortina de hierro. En la representación de los países socialistas abundan imágenes de sufrimiento, hambre, uniformes, armas, almabres de púa y familias separadas.
La animalización del enemigo. El comunismo se presenta como buitre, lobo, araña, serpiente, pulpo y, sobre todo, de oso. Un animal feroz y sanguinario.
La juventud como presa del discurso comunista y peligro a combatir. En «El peligro en las aulas: el imaginario anticomunista sobre la educación (1968-1973), de Matías Rodríguez Metral, examina el tema a partir de las fotografías y las abundantes caricaturas que ubican a la educación como escenario principal de la batalla contra el comunismo. La huelga, la desgremialización, la infiltración docente, la violencia estudiantil, la autonomía universitaria son los motivos recurrentes. Las caricaturas, en particular las de un dibujante prolífico y consecuente de nombre Mariño en El País» dan el tono a la propaganda.
El comunismo como sinónimo de degradación moral. Ese es el foco del capítulo de Marcos Rey «Pánico moral en el uruguay autoritario: juventudes, sexualidades y géneros estigmatizados». En este tema el mensaje ideológico alcanza niveles excepcionales de sensacionalismo: el comunismo en el hombre provoca pérdida de la virilidad y en la mujer perversión y masculinización. En todos los casos la representación del comunista está asociada a la degradación moral, el embrutecimiento, la enfermedad y la pérdida de la autonomía personal.
La oposición entre las ideas auténticamente nacionales y la invasión extranjerizante. Los trabajos de Broquetas, «El embate anticomunista de 1971: la campaña contra el Frente Amplio», y de Rey «Los orientales con Pacheco. La propaganda oficialista en las elecciones de 1971», estudian la función de las campañas electorales en la lucha simbólica, en particular en una instancia clave como las elecciones de 1971. La propaganda electoral lanzó la artillería pesada del pensamiento anticomunista: el nacionalismo y la defensa de lo nuestro, frente a las ideas «foráneas», la defensa de la mujer y la familia, la exaltación del «nostros», frente al descalificador «ellos».
La obra tiene un cuerpo gráfico y de textos que nos permite acercarnos al clima de la época y comprender su estética y narrativas. Por ello el material también es rico para la investigación de otras disciplinas y profesiones, como los estudios de comunicación, la publicidad, el periodismo y las artes gráficas. En los afiches que presenta el libro abundan las paletas de colores elementales y en su mayoría blanco y negro, el trazo grueso y simple, propio del grafismo expresionista. Observación aparte merecen los afiches de películas (además de las películas) tanto en el cine de propaganda anticomunista como la campaña contra el cine pornográfico. Además la obra hace apuntes para el estudio de un tema poco explorado: el rol de las empresas periodísticas, los empresarios (a secas) y las agencias de publicidad en la producción del discurso anticomunista previo al golpe de Estado y de sostén de la dictadura después de él.
Investigación única y original, pero no solitaria pues parece claro que hay un interés creciente de las ciencias sociales en el estudio de los medios de comunicación (la prensa, la radio y la televisión) tanto en el período autoritario como en las décadas previas. Y esto también hará que las investigaciones académicas amplíen el público que se interesa en ellas.
El historiador estadounidense John Mraz, especialista en el estudio de la fotografía y la cultura visual en América Latina, ha protestado de que los profesores de Historia son demasiado textocéntricos. La observación, sin embargo, le calza más a los historiadores que a los docentes, quienes hace tiempo trabajan con imagen fija y en movimiento. En rigor, quienes están abandonado el textocentrismo son los historiadores. Del valioso resultado de esa apertura da cuenta este libro. ♦