Bibliográficas
Henry Kamen (2020). La invención de España. Leyendas e ilusiones que han construido la realidad española
Claves. Revista de Historia
Universidad de la República, Uruguay
ISSN-e: 2393-6584
Periodicidad: Semestral
vol. 7, núm. 13, 2021
Kamen Henry. La invención de España. Leyendas e ilusiones que han construido la realidad española. 2020. Barcelona. Editorial Planeta. 518pp. |
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La narrativa histórica de cualquier país, vista desde el prisma del nacionalismo, siempre suele tener una gran cantidad de interpretaciones erróneas, prejuicios culturales, mitificaciones populares y condicionantes políticos. El caso de España es especial, pues no existe en Europa un país con una visión histórica más distorsionada de sí mismo. Desde mucho antes de la Edad Contemporánea, los libros de historia estuvieron llenos de mitos y leyendas, que coadyuvaron a la formación de la identidad nacional, pero que, al mismo tiempo, han contribuido a conformar un potente imaginario colectivo sobre el surgimiento de España como nación.
Henry Kamen,[1] celebérrimo hispanista, considera que España es el resultado de milenios de flujos migratorios, conquistas militares, fusiones de pueblos, aculturaciones cíclicas y confrontaciones religiosas. En varias entrevistas, el autor ha confesado que le resultó muy difícil crear una estructura uniforme y equilibrada para La invención de España. Leyendas e ilusiones que han construido la realidad española. El libro se compone del apartado introductorio, diecinueve capítulos,[2] la bibliografía y el índice onomástico. El cuerpo del texto establece un arco temporal que va desde la romanización peninsular hasta la descomposición del Antiguo Régimen y el surgimiento del Estado liberal.
A lo largo del tiempo, los mitos históricos suelen ser palancas de los gobiernos, para tratar de dar forma a la opinión pública, en función de las necesidades ideológicas y las circunstancias sociales. Raramente, la construcción de los mitos históricos se lleva a cabo de forma inmediata después de los acontecimientos, el autor utiliza esta premisa para lanzar una crítica velada al positivismo histórico y a las maquinarias propagandísticas de los Estados decimonónicos. En el caso concreto del libro, se denuncia que el relato histórico habla de España mucho antes de su existencia. Durante la Edad Media y gran parte de la Edad Moderna, en España no hubo unidad política real, cohabitaron varios Estados en el conjunto del territorio peninsular: Castilla, Aragón, Navarra y Granada. Al mismo tiempo, se hace una clara diferenciación entre las coronas de España y Portugal, evitando entrar de lleno en las polémicas de la identidad portuguesa.
El discurso nacionalista español también utiliza el mito del invasor extranjero para tratar de teorizar sobre el surgimiento de los conceptos de pueblo y territorialidad, con perspectiva temporal. El autor utiliza varias secuencias comparativas entre el discurso inglés y las similares narrativas peninsulares, ya que, en ambos casos, las derrotas militares fueron reiteradas a lo largo del período medieval y se tuvo que articular un discurso reparador. Ramón Menéndez Pidal y Marcelino Menéndez Pelayo son dos personalidades eruditas, representantes del elitismo intelectual de su época, que fueron tallando el relato «legendarizado» de España (una visión conservadora del pasado). Por esa razón, el franquismo tomó como referente bibliográfico la colección de Historia de España del profesor Menéndez Pidal.
El término invención no se utiliza como sinónimo de mentira en el libro, sino como una adecuación de la realidad histórica y la creencia popular. Las leyendas de Numancia, la Reconquista y Don Pelayo nacen en el siglo XIX, para tratar de argumentar en favor de la heroicidad y la existencia de un pueblo unido (comprometido con la defensa de sus costumbres y territorios). Una especie de simbolismo diseñado para divulgar los sucesos históricos (modulados por la ideología y las necesidades de los poderes ejecutivos contemporáneos). Los mitos regionales pueden contribuir a la formación de la identidad del país, pero son una parte limitada, los mitos se suman a otros aspectos de la experiencia humana: música, arte, cultura, religiosidad, estilo de vida, etcétera.
La Reconquista, como el emblema historiográfico dominante del medievalismo, es presentada por el conservadurismo católico como una empresa sagrada, heroica, abnegada y prolongada en el tiempo, mientras que Kamen niega su existencia (en la publicación se niega el concepto de reconquista). Categóricamente, se dice que es imposible sostener un conflicto militar activo, de forma ininterrumpida, durante ochocientos años. Las variables de al-Ándalus y la religión islámica complejizan todo mucho más, tensionando el debate histórico con los agentes socio-políticos de la actualidad.
El reinado de los Reyes Católicos es otra gran fuente de estereotipia para los historiadores conservadores. Isabel y Fernando llevaron acciones de gobierno muy diferenciadas y cada reino tenía su estrategia exterior definida; Aragón en Italia y Castilla en la región norteafricana y en las exploraciones ultramarinas. Con la llegada de los Austrias, Madrid se convirtió en el centro de un gobierno supranacional, pero no era la capital de un Estado español unificado. La lengua castellana se presente en el libro como una base «identitaria», como símbolo de la influencia cultural y de la uniformidad popular. Este supuesto lingüístico se vincula con el sentimiento de patriotismo y la esencia de hispanidad.
La conquista de América es un mito muy bien elaborado, porque no existió la presencia de soldados españoles hasta el siglo XVIII. El profesor Kamen incide mucho sobre la cuestión del monopolio legal de Castilla en los territorios del Nuevo Mundo, también comenta el papel de las sociedades indígenas en la propagación del poder institucional de las metrópolis sobre los nuevos territorios descubiertos. Hay sometimientos militares importantes en el siglo XVI, como en México y Perú, pero se produjo una revolución de las sociedades indígenas locales, para zafarse de la dominación de los aztecas y los incas.
El autor tiene la capacidad de enervar a los sectores políticos españolistas, hasta el punto que estos emplean muchos recursos periodísticos para contrarrestar las investigaciones y las divulgaciones del hispanista de origen británico. Las cuestiones más lacerantes para la historiografía conservadora y tradicionalista son la leyenda negra, la decadencia perpetua y el nacionalismo catalán. Llama mucho la atención como se ha desvanecido la polémica de la raza española con el paso del tiempo. Antes, las cuestiones de la pureza de sangre y el antisemitismo eran presentados como una evidencia de racismo, pero el estudio del mestizaje y la pérdida de interés del tema han hecho que esa cuestión desapareciese progresivamente de los encendidos debates históricos.
En pleno siglo XX, muchos intelectuales españoles han contribuido a la perpetuación de los mitos históricos y el pesimismo. El libro aborda todas estas cuestiones de manera desapasionada y alejada del debate político, pero ha tenido una resonante repercusión. El profesor Kamen llega a insinuar que es muy frecuente la utilización de las interpretaciones históricas como munición dialéctica y cimentación ideológica. La España conservadora es responsable de alimentar la leyenda negra y de incrementar una imagen negativa del pasado y del presente. ♦
Notas