Bibliográficas
Coraza de los Santos, Enrique, y Silvia Dutrénit Bielous. Historia reciente de América Latina: hechos, procesos y actores. Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 2020.
Claves. Revista de Historia
Universidad de la República, Uruguay
ISSN-e: 2393-6584
Periodicidad: Semestral
vol. 7, núm. 12, 2021
Coraza de los Santos Enrique, Dutrénit Bielous Silvia. Historia reciente de América Latina. Hechos, procesos y actores. 2020. Ciudad de México. Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora |
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La segunda mitad del siglo xx en América Latina estuvo atravesada por violencias políticas y sociales de diversa índole que superaron la especificidad de los relatos nacionales. Las dictaduras del cono sur, la guerra sucia en México y los conflictos armados de Centroamérica trastocaron la vida de miles de víctimas que mantuvieron vivos sus recuerdos para exigir justicia. Esta historia abierta, contemporánea, que demandaba justicia y se enunciaba desde la memoria trastocó las maneras de hacer historia y de pensar el pasado.
El libro Historia reciente de América Latina: hechos, procesos y actores, editado por Enrique Coraza y Silvia Dutrénit y publicado por el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora en alianza con El Colegio de la Frontera Sur, presenta una de las más recientes contribuciones al respecto. Esta obra colectiva y comprometida es resultado del seminario con el mismo nombre (Historia Reciente de América Latina: Hechos, Procesos y Actores) organizado por el Instituto Mora, el Colegio de la Frontera Sur y la Universidad Autónoma de Guerrero.
El seminario, y como se evidencia en el libro, es un espacio de diálogos múltiples, de encuentros académicos y de preocupaciones sobre los derroteros de la región. Por ello la propuesta del libro supera visiones parroquiales sobre la historia reciente y procura conectar distintas trayectorias que encuentran en las violencias, las experiencias subjetivas de las víctimas, la justicia exigida y el estudio de ese pasado-presente, puntos de encuentro más que elementos de distancia; abre la mirada y plantea interrogantes no solo sobre las excepcionalidades de las violencias en cada país, sino especialmente, sobre los marcos de su producción (Guerra Fría, seguridad nacional, desigualdades y movilidades forzadas), su estudio y sus efectos en las violencias actuales.
El libro Historia reciente de América Latina: hechos, procesos y actores está dividido en cinco partes. La primera parte es una aproximación, discusión y análisis epistémico, metodológico e historiográfico sobre las maneras de abordar ese pasado. El capítulo de Mario Santiago, realiza un amplio balance sobre cómo la historiografía mexicana ha asumido el estudio de la historia reciente, sus inicios, debates y perspectivas. Por su parte, el capítulo de Graciela de Garay se propone analizar las tensiones de la historia a la hora de comprender y dialogar con los testimonios en el marco de sus apuestas metodológicas disciplinares.
Un tercer capítulo de esta primera parte, de autoría de Mónica Palma, indaga sobre un episodio poco conocido de la historia reciente mexicana, como lo es la migración de estadounidenses al país entre 1945 y 1980, a través de los registros migratorios y análisis sociodemográficos. En el mismo sentido de los métodos y las fuentes para los fines de las víctimas y la historia reciente, el capítulo de María Patricia González expone la manera en que los archivos no cumplen solo una función de reconstrucción de un pasado distante y «cerrado». Aquí, la archivística se encuentra con los derechos humanos y la memoria, y se convierte en una herramienta para la justicia y las víctimas.
La segunda parte del libro abarca una pluralidad de formas de violencia que van desde las violencias políticas estatales y paraestatales que se organizaron ya fuera para aniquilar al enemigo interno, como la Triple A en Argentina, como lo reconstruye Carlos Fernando López en su capítulo, o para vigilarlo y controlarlo en centros de detención, como lo expone, a través de las narraciones de personas detenidas, Bianca Ramírez. Esta sección del libro abarca también otras formas de violencia social que desbordan las violencias políticas que le antecedieron, pero que a la vez son resultado de estas, así como de la profunda desigualdad y de los conflictos sociales no resueltos en El Salvador, como plantea Iván Francisco Porraz en su capítulo.
La tercera parte del libro, centrada en las movilidades humanas, sus dinámicas y sus memorias, se enmarca también en formas de violencia social y políticas que las producen. El texto de Enrique Coraza y Flor María Pérez analiza el reciente proceso de las caravanas de migrantes y la manera en que esta nueva estrategia de migración colectiva modificó la tradición de migraciones individuales. En la búsqueda de un tránsito más seguro se desplegaron distintos mecanismos de protección y acompañamiento para las caravanas que contenían demandas y reivindicaciones sobre el derecho de asilo o refugio, entre otros.
Otras formas de movilidades forzadas son examinadas por Guiomar Acevedo en su texto sobre las memorias del exilio español en México, así como sus tensiones con los marcos legales, contextos sociales y culturales en los que se insertaron estos migrantes. Sin embargo, México no solo fue un país receptor de exiliados como se recalca en las memorias oficiales. En el marco de la implantación de la Doctrina de Seguridad Nacional y la llamada «Guerra sucia», el país también fue expulsor de ciudadanos por motivos políticos, como lo revela Luisa Andrea Sánchez a través de las trayectorias de vida de dos exiliados mexicanos en Estados Unidos.
La parte cuatro del libro integra los escenarios de justicia que se han abierto en las últimas décadas y que han buscado garantizar, no libre de tensiones, el acceso de las víctimas a la justicia. Aquí se cuenta el texto de Araceli Leal sobre las implicancias de la jurisdicción universal como marco internacional para evitar la impunidad en los casos de Scilingo, Pinochet y Cavallo. En el mismo sentido, el capítulo de Ana Buriano brinda importantes luces sobre la humanización del derecho internacional humanitario y los caminos y posibilidades que brinda a las víctimas en la búsqueda de verdad y justicia.
Finalmente, la última parte recoge las experiencias institucionales y familiares que han emprendido la búsqueda de desaparecidos. El trabajo de Evangelina Sánchez reconstruye la tradición de las fosas clandestinas en México, la práctica de la desaparición forzada como un elemento recurrente que va acompañado de impunidad, así como las apuestas políticas y sociales que condujeron a la creación de las brigadas de búsqueda. Por su parte, Silvia Dutrénit realiza un cierre del libro con el análisis de la reparación del daño en los casos de víctimas de desapariciones forzadas que han logrado recuperar los restos de sus familiares a través de la antropología forense. Estos hallazgos se convierten en el cierre de un ciclo, a la vez que una posibilidad de dignificación y reconocimiento de la condición de víctima ante las autoridades. Los rituales de duelo contribuyen a restaurar la dignidad personal que fue arrebatada y a demandar mayor justicia y mayor verdad.
Uno de los grandes aportes del libro es que demuestra la manera en que la historia reciente sigue abierta, no solo en sus discusiones públicas y en la presencia de los testigos en la escena, sino en el padecimiento de violencias actuales que son herederas tanto de conflictos sociales no resueltos como de procesos de violencia política que se pensaban cerrados. Este es pues, un «pasado que no pasa» y constituye un reto para la historia reciente que este libro está contribuyendo a reescribir. ♦