CLAVES. REVISTA DE HISTORIA
VOL. 11, N.° 21 JULIO DICIEMBRE 2025
ISSN 2393-6584 - MONTEVIDEO, URUGUAY
Pp. 1 - 30
La misión patriótica desde la identidad local.
El comisionado oficial Blas C. Martínez preparando
el primer Centenario
The patriotic mission from a local perspective. Official
Commissioner Blas C. Martínez preparing the first
Centennial
Isabel Wschebor
1
Universidad de la República
https://orcid.org/0000-0003-4118-2261
DOI: https://doi.org/10.25032/crh.v11i21.2593
Enviado: 2/6/2025
Aceptado:.30/9/2025
Resumen: Las conmemoraciones del centenario de la independencia fueron un
escenario de crecimiento del Archivo y Museo Histórico Nacional en Uruguay. En
el año 1924, su director, Telmo Manacorda, incorporó al periodista y aficionado
a los estudios históricos Blas C. Martínez, como «comisionado oficial» y su misión
consistía en recorrer el territorio nacional, en búsqueda de «materiales
históricos» dispersos en oficinas o casas particulares. Se buscaba enriquecer el
museo, con documentos y vestigios que fueran representativos del conjunto del
territorio, en un contexto de debate y reflexión sobre el pasado. El proyecto era
ambicioso, pero su puesta en práctica tuvo dificultades de financiación y sus
resultados estuvieron principalmente asociados a las iniciativas particulares de
Martínez, como periodista de diarios locales y militante político del Partido
Colorado en departamentos como Cerro Largo, San José, Maldonado y Colonia.
Me propongo analizar la trayectoria de Martínez y sus acciones de recuperación
1
Doctora en Historia, Textos y Documentos por l’École Nationale des Chartres, en co-tutela con
Universidad de la República. Magister en Estudios Latinoamericanos y Licenciada en Ciencias
Históricas por la Universidad de la República. Es docente e investigadora de la Facultad de
Información y Comunicación de la Universidad de la República, donde coordina el Laboratorio
de tecnologías para la preservación audiovisual. Entre 2002 y 2010 se desempeñó como
investigadora en el Centro de Fotografía de Montevideo y entre 2005 y 2024 fue docente del
Archivo General de la Universidad de la República. Se ha especializado en preservación de
archivos, en particular archivos audiovisuales y vinculados con la historia contemporánea del país
y sus temáticas de investigación han estado centradas en la historia de los archivos documentales,
sus formas de producción, preservación y acceso.
LA MISIÓN PATRIÓTICA DESDE LA IDENTIDAD LOCAL
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de fuentes históricas en este ciclo del centenario.
Palabras clave: archivos históricos, historia local, historia cultural.
Abstract: The independence centennial commemorations marked the growth of
the National Historical Archive and Museum in Uruguay. In 1924, its director,
Telmo Manacorda, appointed journalist and historical studies enthusiast Blas C.
Martínez as «Official Commissioner». His mission was to travel across the
country in search of «historical materials» scattered in offices or private homes.
The goal was to enrich the museum with documents and vestiges representative
of the entire country, in a context of debate and reflection on the past. The project
was ambitious, but its implementation encountered funding difficulties, and its
results were primarily associated with Martínezs personal initiatives as a
journalist for local newspapers and a political activist for the Colorado Party in
departments such as Cerro Largo, San José, Maldonado and Colonia. I propose
to analyze Martínezs career and his efforts to recover historical sources during
this centennial period.
Keywords: historical archives, local history, cultural history.
1. Introducción
El 28 de junio de 1915 los miembros de la Cámara de Representantes Pablo
Blanco Acevedo y Ambrosio L. Ramasso propusieron un proyecto de ley,
mediante el cual se encomendaba al Archivo Administrativo y al Museo Histórico
Nacional, la «copia y ordenación de las Actas del Cabildo de Montevideo, en la
parte aún no publicada debiendo, semestralmente, imprimirse un volumen con
su contenido». Se buscaba que ambas oficinas realizaran copias de los
documentos anteriores a 1830, que revistieran «interés nacional […] a fin de ser
destinadas para el servicio público».
2
Según lo escribieron los representantes nacionales en su exposición de
motivos, la celebración del centenario de la Independencia Americana había
2
Proyecto de ley disponiendo la copia y ordenación de las Actas del Cabildo de Montevideo,
presentado por Pablo Blanco Acevedo y Ambrosio L. Ramaso. Diario de Sesiones de la Cámara de
Representantes, Montevideo, 7 de julio de 1915. Publicado por el Diario Oficial, Montevideo, 8 de
julio de 1915, p. 87.
ISABEL WSCHEBOR
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA - 3 -
intensificado el interés por los estudios históricos del período colonial, de la
independencia y de la constitución de las jóvenes naciones, a lo largo y ancho del
continente y consideraban que Uruguay tenía un atraso significativo en esta
materia.
A diferencia de la extensa labor llevada a cabo en los países
vecinos donde el aporte de las universidades, se nutría con la actividad de
archivos y museos de historia nacional Blanco Acevedo y Ramasso señalaban
que «entre nosotros poco es lo hecho en la orientación de esta clase de estudios,
que se relacionan directamente con la vida del país»(p. 87).
3
La existencia de un
Museo Histórico, un Archivo Administrativo, una revista y personas talentosas
no eran suficientes para escribir la historia local. En ese marco, señalaban la
ausencia de «datos o la dificultad inmensa de encontrarlos a mano» y agregaban
que tanto en Europa, como en los países vecinos, la tarea del «investigador, del
coleccionista o del archivero, es [] distinta a la del historiador: aquel amontona,
clasifica, publica el resultado de sus investigaciones, el otro hace la ciencia de la
historia».
4
Así, con el auspicio de los festejos del centenario de la independencia, el
proyecto contenía un enfoque en materia de preservación de archivos
documentales, que buscaba acompasar la realidad local con respecto a las
iniciativas de la región y proponía medidas precisas para que aquellos vestigios
del pasado perduraran en el tiempo en un contexto de modernización del Estado.
Ese mismo año, el propio Pablo Blanco Acevedo participó en la refundación del
Instituto Histórico y Geográfico. Aquel espíritu refundacional a cien años de la
independencia, imponía una narrativa sobre el pasado común que tomara
distancia del conflictivo siglo anterior (Zubillaga 87-104). Si bien la idea de
Blanco Acevedo y Ramasso reconocía diferentes oficios, roles, instituciones y
prácticas asociadas a la conservación y organización de los documentos que aún
se preservaban sobre el pasado del país, señalaba de forma expresa que no era
necesario destinar recursos adicionales para esta iniciativa, dado que podía
3
Proyecto de ley…
4
Proyecto de ley…
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desarrollarse con el personal existente.
5
Este proyecto de 1915 es un ejemplo de diversas propuestas en la materia,
preocupadas por modernizar la situación de los archivos públicos, así como
recuperar acervos de carácter histórico dispersos y desorganizados. Por esos
años, se registran actividades de inventario del Archivo Administrativo y un
seguimiento severo de aquella iniciativa por parte de la Biblioteca Nacional,
informes sobre las condiciones de conservación de los documentos, solicitudes de
recuperación documentos históricos en diferentes dependencias por parte del
Archivo y Museo Histórico Nacional y, de forma más decidida, la iniciativa de
construcción de un edificio especialmente diseñado para albergar el conjunto de
los fondos documentales históricos con la conformación del Archivo General de
la Nación en 1926.
6
La secuencia de conmemoraciones de los centenarios del proceso de
independencia requería de forma sistemática de recursos, infraestructura,
recopilación de materiales y su publicación, para dar sustento a los diferentes
escenarios festivos. Ese contexto de estímulos al enriquecimiento del patrimonio
histórico, también devino en el crecimiento y readecuación institucional del
Museo Histórico y el Archivo General de la Nación en la segunda mitad de la
5
Proyecto de ley…
6
Señalamos algunos ejemplos que trascienden el presente artículo, como informes sobre la
situación edilicia de las diversas dependencias como el Archivo Histórico del Museo o el Archivo
Administrativo. Véase: Nota de la Dirección de Obras Municipales, Sección Arquitectura, relativa
al peligro existente en el Archivo Administrativo por la existencia de un «biógrafo (Cine), situado
en los bajos de la misma», Diario Oficial del Uruguay, Montevideo, 9 de octubre de 1912, p. 71 o
la carpeta relativa a la situación edilicia del Archivo Histórico (Museo Histórico Nacional) en 1915,
en Caja 4, Serie Archivo General de la Nación, Ministerio de Instrucción Pública, Montevideo,
Archivo General de la Nación. Solicitudes del Director del Archivo y Museo Histórico Nacional
Rodolfo Mezzera, en cumplimiento del artículo 2 del Archivo y Museo Histórico Nacional
aprobado en 1915, de traslado de documentos históricos existentes en otras dependencias o en el
interior del país. Véanse carpetas: «AMHN pide se ordene a la Biblioteca Nacional haga entrega
al archivo de los documentos relacionados con la historia del país, entre los cuales se encuentran
el archivo del general Laguna, autobiografía del General Rivera y archivo del ex Presidente
Pereyra y AMHN solicita se hagan gestiones ante el Ministerio del Interior, para que dicho archivo
pueda dirigirse por circular a las jefaturas de campaña, pidiéndoles practiquen diligencias
personales, afin de que los proveedores de documentos históricos los donen al archivo». En Caja
1, Serie Archivo General de la Nación, Ministerio de Instrucción Pública, Montevideo, Archivo
General de la Nación. En agosto de 1924, el director de la Biblioteca Nacional, Arturo Scarone, es
designado para elaborar un informe sobre las denuncias de funcionamiento ejecutadas en aquella
dependencia y, en particular, relativas al sumario a su director Alberto Jones Brown. En Caja 1,
Serie Archivo General de la Nación, Ministerio de Instrucción Pública, Montevideo, Archivo
General de la Nación. Serie de expedientes sobre la construcción del edificio del Archivo General
de la Nación en Cajas 2 a 7, Serie Archivo General de la Nación, Ministerio de Instrucción Pública,
Montevideo, Archivo General de la Nación.
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década de 1920. Este ciclo de conmemoraciones del centenario de la
independencia ha sido principalmente estudiado en relación con las disputas de
carácter político en torno a fechas, lugares y personajes legítimos a ser
considerados como hitos en la memoria histórica de aquel proceso (Caetano
2000).
El siguiente artículo es un avance de mi proyecto de investigación en curso,
donde indago en la historia de cómo ciertos archivos de documentos se
convirtieron en patrimonio histórico en las primeras décadas del siglo XX. Este
enfoque se inspira en la propuesta de la socióloga de la cultura Nathalie Heinich
(2009), que analiza los procesos de «fabricación patrimonial» de los vestigios del
pasado. Tal y como propone Heinich, se busca comprender cuáles han sido las
prácticas sociales e institucionales, las decisiones, los actores, los oficios y los
saberes que han construido y dispuesto los elementos que se materializan como
el patrimonio cultural e histórico en cada época. Así, el análisis de las
disposiciones y los procedimientos orientados a ordenar, recuperar y copiar un
acervo documental determinado son jalones en los procesos de
patrimonialización de estos vestigios del pasado. Los cambios en estas formas de
concebir el trabajo en los archivos históricos a lo largo del tiempo inscriben este
proyecto en el campo de la historia cultural y del conocimiento (Burke 2005,
2019). Como afirma el historiador Pierre Nora en su obra célebre Los lugares de
la memoria, las conmemoraciones suelen activar estos recursos sociales e
institucionales de puesta en valor del patrimonio documental, mediante el
registro, publicación y recuerdo de ciertas fechas, personajes y eventos asociados
(Nora 1986). En ese contexto, enfoques como los que aquí se proponen buscan
contribuir con el campo de la historia de la historiografía en Uruguay, cuya
producción se ha renovado en el período más reciente (Sansón 2019).
El análisis de estas transformaciones culturales e institucionales no
siempre reparan en la trayectoria y las acciones específicas de quienes
protagonizaron estos procesos de acopio, recuperación o rescate. En el proyecto
de 1915 de Pablo Blanco Acevedo y Ambrosio L. Ramasso, «el personal de las
diferentes reparticiones» (87), a cargo de las tareas, mantenía un carácter
anónimo y de escasa jerarquía. En estas pistas de investigación buscamos detener
la mirada sobre la actuación de algunos personajes, oficios, saberes, actividades
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o prácticas asociadas a esta puesta en valor de los documentos sobre el pasado,
escasamente visibles, que permiten reponer los procesos mismos de
«fabricación» del patrimonio histórico.
En esta ocasión me ocuparé de un «comisionado oficial» del Archivo y
Museo Histórico Nacional, el periodista y aficionado a los estudios históricos Blas
C. Martínez quien cumplió esta función, oficial o extraoficialmente, entre 1924 y
1934. Tras el primer contacto con su expediente administrativo detectamos una
figura singular cuya trayectoria abre nuevas pistas en torno a la historia cultural
de las primeras décadas del siglo XX en Uruguay.
En el año 1924, el director del Archivo y Museo Histórico Nacional, Telmo
Manacorda, incorporó a Blas C. Martínez como «comisionado oficial». Como tal,
su misión consistía en recorrer el territorio nacional, a la squeda de
«materiales históricos» dispersos en oficinas o casas particulares. Como veremos,
la iniciativa fue fundamentada por el propio Martínez ante las autoridades del
gobierno varios años antes. Para ello, detalló antecedentes de su carrera que
acreditaban su idoneidad. Martínez había participado de múltiples actividades de
promoción política y cultural a lo largo y ancho del país, que incluyeron el rescate
de archivos históricos y la difusión de personajes o acontecimientos del pasado
en la agenda pública, tanto en el ámbito político como periodístico.
7
Este artículo se desarrolla en tres partes. La primera se propone inscribir
los estudios sobre Blas C. Martínez en una perspectiva de la historia del
conocimiento histórico, vinculada con las prácticas culturales y sociales de
valorización del patrimonio documental. En segundo lugar, brindamos algunos
antecedentes de la biografía de Blas C. Martínez para finalmente presentar
elementos en torno a su actuación en el Archivo y Museo Histórico Nacional en
la década de 1920.
2. Memorias oficiales y carreras contra el tiempo
7
Carátula «Escrito del Sr. Blas C. Martínez ofreciendo su concurso personal en la labor de
investigaciones históricas en el país, señalando las condiciones á que se sometería, en caso de
serle aceptados sus servicios». Archivo y Museo Histórico Nacional, Montevideo, 16 de agosto de
1923. Carpeta 1167, serie Archivo General de la Nación, Ministerio de Instrucción Pública,
Uruguay, Archivo General de la Nación.
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Los estudios sobre las instituciones patrimoniales en Uruguay son de
carácter incipiente. Para dar una idea de contexto, la Biblioteca Nacional, el
Archivo Administrativo y el Museo Nacional fueron creados en la primera mitad
del siglo XIX, durante el proceso de independencia o en los años inmediatamente
posteriores. Las primeras décadas del siglo XX fueron un período de
reorganización y modernización de estos espacios (Azpiroz 2023; De Torres 2016,
2024; Porley Los dueños…, Imágenes, Un evocador). A cien años de la
independencia, los documentos de los antiguos cabildos o jefaturas
departamentales que habían conformado el Archivo General en 1837, con un
sentido de reorganización administrativa del Estado independiente, cobraban
una nueva significación histórica en el marco del centenario. Por su parte, la
compulsa de archivos personales ocupó el interés de instituciones como el Museo
Histórico y la Biblioteca Nacional. Estos archivos recopilados por los primeros
historiadores y hombres públicos del siglo XIX nutrían nuevas narrativas sobre
el pasado que, como anticipaba Pablo Blanco Acevedo, requerían de mayor
evidencia documental.
Desde un punto de vista general, en las primeras décadas del siglo XX dos
tipos de movimientos se produjeron en el paisaje archivístico local, que tuvieron
como resultado la organización de distintos fondos documentales históricos
instituidos. El primero estuvo asociado a la organización y cuidado de los
archivos, que habían sido producidos por las administraciones coloniales y del
siglo XIX, cuyo estado de deterioro ya era avanzado. Identificamos allí lo que
distingo como una memoria oficial administrativa. Su espacio de desarrollo fue
el Archivo Administrativo y tuvo como hitos principales la construcción de una
nueva sede en la calle Convención esquina Mercedes en 1922 y la creación del
Archivo General de la Nación en 1926.
La segunda modalidad que caracterizó esta «patrimonialización» de los
archivos documentales en las primeras décadas del siglo XX se orientó por la
compulsa de documentos y fuentes existentes, principalmente en los espacios
privados o huérfanos de custodia. La categoría que propongo para este segundo
caso es la de memorias para la historia oficial. La creación de la Sección Historia
del Museo Nacional en 1901, la posterior reorganización en Archivo y Museo
Histórico Nacional una cada después y el crecimiento sostenido de esta
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institución en las primeras décadas del siglo XX constituye el ámbito protagónico
de aquel proceso. Como veremos, Blas C. Martínez fue un fabricante de memorias
para la historia oficial por excelencia.
Las primeras referencias sobre su proyecto como «comisionado» del
Museo Histórico Nacional fueron publicadas por el periódico La Noche de
Montevideo en 1920. Martínez señalaba, en una dirección similar al proyecto
presentado en 1915 por Blanco Acevedo y Ramasso, que los avances desarrollados
en Argentina respecto a la búsqueda y recopilación de archivos históricos eran
francamente más importantes que en Uruguay.
8
Como nota adicional, expresaba
un interés específico por las actuaciones de diferentes provincias en la vecina
orilla, y mostraba una sensibilidad particular por la recuperación de documentos
que permitieran conocer la historia de diversas localidades fuera de la capital.
En su nota de 1920 informaba que
«recientemente el gobernador de Tucumán ha dictado un decreto disponiendo que
se obtenga de los demás gobiernos provinciales, de las congregaciones domínica y
franciscana y de los particulares, copias fieles y debidamente legalizadas, de los
documentos que se encuentran en sus archivos correspondientes a los siglos pasados
y que se relacionen a la historia, geografía, comercio, etc., de aquella provincia».
9
Sumaba a estas iniciativas, la contratación de comisionados que fueran a
identificar documentos sobre aquellas localidades en España y señalaba que en la
provincia de Corrientes se había tomado una decisión similar, con el objetivo de
incrementar los documentos y datos relativos a la historia local y regional de las
diferentes zonas.
Contrariamente, señalaba que en Uruguay «en tal concepto poco o nada
hacen los poderes blicos».
10
Los avances en términos historiográficos, los
atribuía a la acción de individuos con «talento y buena voluntad patriótica».
11
Reconocía especialmente en este sentido, las iniciativas del Archivo Histórico y
8
Blas C. Martínez. «Los documentos históricos. En la Argentina y aqui». Diario La Noche,
Montevideo, 1920. Recorte de prensa en el archivo personal de Blas C. Martínez, carpeta 9, caja
170. Archivo General de la Nación, Uruguay.
9
Blas C. Martínez. «Los documentos…».
10
Blas C. Martínez. «Los documentos…».
11
Blas C. Martínez. «Los documentos…».
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su director Luis Carve, así como la refundación del Instituto Histórico y
Geográfico y la publicación de su revista. Como veremos a continuación, la
extensa actividad periodística de Martínez activó los diversos mecanismos de
búsqueda y recopilación de aquellos archivos y documentos dispersos en muy
diferentes zonas del territorio y sustentó un primer voto de confianza por parte
de las autoridades del Archivo y Museo Histórico Nacional, en su carácter de
institución oficial.
La propuesta presentada ante el ministro de Instrucción Pública estaba
orientada a enriquecer el museo con documentos y vestigios que fueran
representativos del conjunto del territorio, en un contexto de debate y reflexión
sobre el pasado. El proyecto era ambicioso, pero su puesta en práctica tuvo
dificultades de financiación y sus resultados estuvieron principalmente asociados
a las acciones particulares de Martínez, en su carácter de político y periodista de
diarios locales de departamentos como San José, Colonia, Maldonado o Cerro
Largo. La persistencia en el objetivo de recabar documentación a lo largo y ancho
del país configura una trama sobre cómo parece haberse ido nutriendo de
archivos particulares el propio museo y nos adentra en una trayectoria singular
de identificación y acopio de documentos de diverso tipo.
El proyecto presentado por Blas C. Martínez en 1923, con el aval del
director del Archivo y Museo Histórico Nacional, Telmo Manacorda, nunca
consiguió los fondos oficiales para poder llevarse a cabo. Los ministros de
Instrucción blica Rodolfo Mezzera y Pablo Blanco Acevedo no dieron respuesta
a la solicitud entre 1923 y 1926. Recién en este último año fue formalmente
aprobada por el ministro Carlos María Prando. Los fondos públicos para llevar a
cabo las actividades no fueron liberados, debido a una respuesta negativa
sostenida desde la Contaduría General de la Nación a lo largo de toda la década
siguiente. Pese a la falta de recursos económicos, el extenso expediente asociado
a la solicitud de Blas C. Martínez y Telmo Manacorda abre una puerta a la trama
de documentos, archivos y elementos del pasado histórico que fueron
recuperados para las arcas del museo en su etapa de modernización, a lo largo de
aquellos años de reclamo. A su vez, las actividades desarrolladas por este
«comisionado oficial» expresan disputas políticas y simbólicas con relación a cuál
sería la memoria oficial que quedaría conservada para el futuro, a través de los
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archivos públicos. En este caso, se señala especialmente el impulso por integrar
en la memoria institucional, elementos procedentes de muy diversas zonas del
territorio nacional.
El análisis de la trayectoria específica de Blas C. Martínez abre nuevas
preguntas en torno a los modos de aproximación al pasado. Son muy escasas las
referencias a su trayectoria en los estudios históricos. Algunos trabajos han
nombrado puntualmente sus artículos publicados en la Revista Histórica,
relativos a las localidades de San José o Melo en las décadas de 1920 (Olazábal y
Patrón de Olazábal 19-31). La referencia a sus trabajos figura como un ejemplo
disperso de la escasa producción histórica con carácter local y regional en
Uruguay hasta fines del siglo XX (Borba 2022). En su estudio sobre la
conformación del campo historiográfico en Uruguay, Carlos Zubillaga desarrolló
una breve referencia a la actuación de Martínez; y lo inscribe en una corriente de
carácter alternativo al período de refundación del Instituto Histórico y
Geográfico, en las primeras décadas del siglo pasado (Zubillaga 247-255).
En ese marco, Zubillaga ubica la actuación de Martínez en la Junta de
Historia Nacional a fines de la década de 1920 y destaca su protagonismo en la
organización del Primer Congreso de Historia Nacional en el marco del
Centenario de 1828. Estas primeras aproximaciones, inscriben a la Junta de
Historia Nacional como un «espacio alternativo», a las comunidades
historiográficas «cercanas al poder» (Zubillaga 87-144).
Zubillaga señala un primer impulso de la Junta de Historia Nacional por
ampliar la convocatoria a diversos actores para el desarrollo del conocimiento
histórico, que se vio limitado, entre otras cosas, por el sesgo burocrático y
funcional de Martínez, con respecto al proyecto de Telmo Manacorda como
director del Museo Histórico Nacional en la década de 1920 (Zubillaga 247-255).
Lo cierto es que Blas Martínez puso el acento en actividades de carácter auxiliar
al trabajo de otros historiadores y esto se expresa de forma elocuente en su
archivo particular, a través de la correspondencia que mantuvo con Alberto
Palomeque desde 1912 hasta 1937 y los envíos de documentación efectuados por
Martínez en el marco de sus investigaciones (Santana Da Cuña 2024).
12
Lo cierto
12
El archivo personal de Blas C. Martínez conservado en el Archivo General de la Nación cuenta
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es que, como veremos, para esa fecha Martínez ya estaba hacia el fin de su carrera
y estas actividades de comisionado oficial forman parte de una acumulación
previa en la cual las perspectivas en torno al conocimiento histórico amplifican la
mirada e insertan sus acciones más allá del campo profesional.
3. Biografía fragmentaria de un «comisionado oficial»
Si bien no conocemos aún la fecha y el lugar de nacimiento de Blas C.
Martínez, algunas referencias lo señalan como «oriundo» de la ciudad de Melo
en el departamento de Cerro Largo.
13
Desde comienzos de la década de 1880
ingresó a trabajar en la imprenta El Hogar de esta misma ciudad, cuyo dueño era
el profesor e inspector de Primaria del departamento, Erasmo Boborja de
Skotnicki.
14
Simultáneamente inició su carrera como policía en el departamento
15
y, desde 1895, asumió diferentes responsabilidades públicas en el ámbito local.
16
Desde aquellos años, se registra en su archivo un estrecho compromiso con el
Partido Colorado, como secretario del Club Colorado General Fructuoso Rivera
de Cerro Largo, departamento tradicionalmente de mayoría nacionalista.
17
Muy tempranamente, Martínez tuvo una actividad pública que combinó
su inserción en cuanto a lo asociativo y periodístico, con sus responsabilidades
como funcionario blico y militante político. En su archivo personal se
conservan las actas de la Liga Patriótica de la Enseñanza de Melo, que se reunía
en las oficinas de Primaria, muy probablemente a instancias del propio Boborja
con un importante volumen de documentación asociado a la Junta de Historia Nacional, a la
organización del Primer Congreso Nacional de Historia en 1928 y contiene parte de la
correspondencia con Alberto Palomeque en este período.
13
«Biografía con premeditación. Don Homobono» en el periódico La Paz, Treinta y Tres,
Uruguay, 7 de julio de 1895. Recorte de prensa en la carpeta 9 de la caja 170 del archivo personal
de Blas C. Martínez, Montevideo, Archivo General de la Nación.
14
«Cincuenta y dos años de periodismo. El Sr. Blas C. Martínez se jubila» en el periódico La
Mañana, San José, Uruguay, 16 de noviembre de 1932. Recorte de prensa en la carpeta 9 de la
caja 170 del archivo personal de Blas C. Martínez, Montevideo, Archivo General de la Nación.
15
«Para el jefe de policía» en La Tribuna Popular, Montevideo, Uruguay, 30 de marzo de 1899.
Recorte de prensa en carpeta 9 de la caja 170 del archivo personal de Blas C. Martínez,
Montevideo, Archivo General de la Nación.
16
«Biografía con premeditación…», Op. Cit.; «Tribunal de apelaciones de Segundo Turno» en El
Siglo, Montevideo, 12 de noviembre de 1896, p. 12. «Pluma, tijera y goma» en El Siglo,
Montevideo, 4 de noviembre de 1897, portada.
17
«Reunión colorada» en El Siglo, Montevideo, 17 de agosto de 1899, p. 3. Volantes «Unificación
Colorada» en San José (1914) y de la Agrupación Colorada Pro-Unificación en San José (1919).
Carpeta 9 de la caja 170 del archivo personal de Blas C. Martínez, Montevideo, Archivo General
de la Nación.
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de Skotnicki. En 1891, el joven Martínez es designado como representante de esta
Liga y, a pesar de considerarse el «menos apto para tomar la palabra», por ser el
más inexperiente del público presente, dio su primer discurso público, en
conmemoración al 66.o aniversario de la Cruzada Libertadora de abril de 1825.
Esta oratoria fue hecha a pedido de la Directiva de la Sociedad Carnavalesca El
Entierro de la Sardina.
18
Como veremos, las articulaciones entre este tipo de
organizaciones vinculadas con la vida social y su conexión con la participación
política y pública van a caracterizar la trayectoria vital del personaje.
19
Sus
artículos de prensa y el interés por la historia local fueron claves en su polifacética
carrera, donde su adhesión al Partido Colorado prestó una particular atención al
reconocimiento de la figura de Fructuoso Rivera.
20
Sus funciones en el gobierno departamental fueron contemporáneas a los
años de crisis política y confrontación, que antecedieron y ambientaron el
levantamiento del Partido Nacional, liderado por Aparicio Saravia en 1897. Las
tensiones en el espacio político y gubernamental del departamento de Cerro
Largo se señalaron de diferentes modos a lo largo de aquellos años. En 1893,
desde el Club Colorado se llevó a cabo un llamado a los «correligionarios»,
solicitando que no asuman compromisos y se mantengan prescindentes «en la
lucha que se ha iniciado, pues de no hacerlo así quebrantaría las leyes de
disciplina que constituyen el pedestal granítico con todo el peso de sus grandiosos
ideales y toda la influencia de su legítimo predominio, conquistado después de
cruentas luchas libradas en aras de la felicidad de la patria».
21
En plena contienda
entre partidos, Blas Martínez es nombrado por el Ministerio de Gobierno como
secretario del jefe de Investigaciones de la Policía en 1895 y como oficial 1.ro de la
18
Actas manuscritas de la Liga Patriótica de la Enseñanza, Cerro Largo, octubre de 1888 a junio
de 1891. Carpeta 9 de la caja 170 del archivo personal de Blas C. Martínez, Montevideo, Archivo
General de la Nación.
19
Véase entre otros, la correspondencia del Club Unión de Melo. Carpeta 11 de la caja 169 del
archivo personal de Blas C. Martínez, Montevideo, Archivo General de la Nación.
20
Blas C. Martínez. «La Casa en que murió el Gral. Fructuoso Rivera». En Antonio O. Villalba y
Alcides De María, Fructuoso Rivera, Montevideo 13 de enero de 1894, número único, pp. 30-31.
«Cerro Largo. Fundación de Melo. La casa en que murió el Gral. Fructuoso Rivera» en La Razón,
octubre de 1917. Alberto Dutrenit. «General Fructuoso Rivera 1788- 27 de octubre», 1917. Recorte
conservado en la carpeta 9 de la caja 170 del archivo personal de Blas C. Martínez, Montevideo,
Archivo General de la Nación.
21
Club Colorado. General Fructuoso Rivera de Cerro Largo. A nuestros correligionarios. 1893.
Folleto en la carpeta 9 de la caja 170 del archivo personal de Blas C. Martínez. Montevideo,
Archivo General de la Nación.
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Jefatura Política dos años después. En las noticias de prensa que señalan sus
nuevas funciones y que, tras el asesinato del presidente Idiarte Borda, las
comisarías locales no habían repuesto las fotografías con el retrato de su sucesor
Lindolfo Cuestas. La ausencia de aquellas imágenes del nuevo mandatario en las
oficinas públicas era una expresión del clima de conflicto e inestabilidad del
gobierno en el que Blas se insertaba como funcionario.
22
En este contexto, en enero de 1902 Martínez parte para Montevideo, pero
sigue manteniendo funciones como oficial del departamento de Policía en Cerro
Largo, donde actúa en investigación de delitos y casos de carácter judicial.
23
Las
noticias de su partida señalan de forma expresa que la actividad de publicidad
política a través del periódico La Defensa del Partido Colorado era cada vez más
«difícil a causa de la intolerancia» del Partido Nacional y del gobierno
departamental.
24
Durante estos primeros años, Martínez también escribió en los
periódicos cerrolarguenses El Deber Cívico y El Partido Colorado. Tras su
radicación en Montevideo, Blas inició una carrera de periodismo político y
actividad gubernamental en diversos puntos del país. En los años subsiguientes
fue nombrado secretario del jefe departamental de Rivera, Antonio Foglio y
Pérez, cuya familia residía en San José.
Con el arribo de Martínez a Rivera, la prensa señalaba «su independencia
de carácter [que] le ha tenido sujeto a las oscilaciones de los empleados que no
venden sus convicciones al precio de un plato de lentejas políticas».
25
Los
departamentos de Cerro Largo y San José, donde Martínez tuvo una actuación
sostenida, habían sido objeto del Pacto de la Cruz en 1897. Se trata del acuerdo
de paz por el cual se buscó dar fin al levantamiento del Partido Nacional y se
estableció un acuerdo que aseguraba la representación de este sector en los
gobiernos locales de algunos departamentos. Este fenómeno parece la circulación
sostenida de Martínez por ambas regiones del territorio nacional, buscando
22
«Pluma, tijera y goma» en El Siglo, Montevideo, 4 de noviembre de 1897.
23
Blas C. Martínez. «Comunicaciones telegráficas de la Jefatura de Cerro Largo» en El Siglo,
Montevideo, 1905.
24
Recortes de prensa de los diarios La France de Rivera y El Trabajo de San José en la carpeta 9
de la caja 170 del archivo personal de Blas C. Martínez. Montevideo, Archivo General de la Nación.
25
Recorte de prensa «El Sr. Blas C. Martínez» en La France, Rivera, s.f. en la carpeta 9 de la caja
170 del archivo personal de Blas C. Martínez. Montevideo, Archivo General de la Nación.
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disputar desde la prensa y la administración departamental diferentes espacios
de incidencia política del Partido Colorado y de gobierno, tras estas concesiones
políticas de carácter local. De hecho, veremos más adelante la fuerte inserción de
Blas C. Martínez en la ciudad maragata
26
en los años subsiguientes, a pesar de
que en 1908 lo sancionaron en el ejercicio de sus funciones y renunció al cargo de
oficial 1.º de la Jefatura en San José. Hasta su retiro definitivo de la función
pública a comienzos de la década de 1920, Martínez osciló en diferentes cargos
asociados a las administraciones departamentales de San José, ciudad en la que
parece haberse instalado en aquellos años.
27
Durante las primeras décadas del siglo XX, un nuevo giro en su actividad
política estuvo fuertemente centrado en la promoción de agrupaciones del
Partido Colorado, tendientes a la reunificación partidaria, la promoción de la
reforma constitucional de cara al colegiado y la prevalencia de las tendencias
batllistas vinculadas a la figura de Baltasar Brum. En 1914 acompañó como
secretario al intendente Antonio Pan, con quien compartieron la lista de la
Agrupación Unificación Colorada del departamento de San José. Algunos
vestigios de su archivo dan cuenta de una trama personal donde la actividad
pública, la militancia política y las tensiones de gobernanza lo implicaron en las
discusiones y vaivenes de la época, donde referentes del batllismo como Justino
Zavala Muniz evaluaban el decisivo declive del vierismo y del riverismo en la
década de 1920 y comprendían los cambios de posición de referentes en
diferentes localidades del territorio, en el entendido de que
«muchos hombres bien intencionados, que por error o acaso inducidos desde la
capital con promesas de un triunfo fácil y en la cual no pensaron mayormente, se
apartaron del batllismo; y, vista la evolución y progreso de nuestra agrupación, en
todo el país, y más que nada la segura norma de gobierno que ha impuesto el
batllismo, hoy están convencidos que desde las filas del riverismo y el vierismo su
acción es completamente ineficaz, cuando no perjudicial para el Partido Colorado».
28
26
Expresión tradicional que identifica a los habitantes del departamento de San José en Uruguay.
27
Sesión de la Cámara de Representantes, Montevideo, 15 de mayo de 1917, publicado en el Diario
Oficial, p. 253. Integra la Creación de la Caja de Jubilados y Pensionistas Civiles. Noticia publicada
en el periódico Helvecia, 15 de febrero de 1922. La creación de esta caja estuvo fundada en una
ley de 1905 y tiene como consecuencia la conformación de una Asociación de Jubilados y
Pensionistas de la cual Martínez también formó parte.
28
Recorte de prensa sin identificar en la carpeta 9 de la caja 170 del archivo personal de Blas C.
ISABEL WSCHEBOR
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA - 15 -
Aquel recorte con las palabras de Zavala Muniz en 1922, que quizás
representaban el largo recorrido de Martínez por diferentes laberintos de la
actividad política en el interior desde fines del siglo XIX, no inhibieron su apoyo
al riverista por excelencia, Pedro Manini Ríos, en su campaña presidencial de
1930.
29
Si bien trasciende a este trabajo, un aspecto que también caracterizó la
actitud de Martínez fue su capacidad de captar con picardía la sensibilidad de las
localidades en las que estuvo anclado, en diferentes etapas de su vida. Desempeñó
una larga trayectoria como cronista y periodista social, y pudo alternar las
decisiones de gobernanza con testimonios, crónicas y sátiras de costumbre.
Aquella primera intervención a pedido de la Sociedad Carnavalesca El Entierro
de la Sardina configuró uno de los estilos periodísticos de Martínez que
integraron sus inquietudes en torno al pasado y la identidad local, con crónicas y
memorias cotidianas. Estas narraciones caracterizaron la revista La Idea de
Carmelo desde 1922 «esencialmente literaria e informativa […] [con el] objeto
[de] hacer conocer la verdadera importancia de aquella región y sus progresos».
30
Asimismo, se conservan buena parte de sus «Crónicas» en el perdico La France
de Rivera bajo el seudónimo don Homobono. En un recorte de El Deber Cívico
de Melo la «Biografía con premeditación de Don Homobono» lo describían como
«rechoncho y risueño, sería confundido con un burgués, sino fuera un burócrata;
con un burócrata, sino fuera un literato, y con un literato, sino fuera un bohemio,
un bohemio decente, que tiene esposa, hijos… y demás deudas. Tiene tal facilidad
para escribir, que parece una máquina Wellington, a tracción eléctrica [] y
cerebral».
31
Si bien no he identificado su fecha de defunción, hacia mediados de
la década de 1940 aún se registran algunas notas de él en la prensa. Sus múltiples
actividades en diversos espacios del territorio nacional significaron, entre otros,
una multiplicidad de proyectos de investigación sobre las localidades en donde
Martínez. Montevideo, Archivo General de la Nación.
29
Blas C. Martínez. «Su adhesión a Pedro Manini Ríos» en La Mañana, San José, 27 de
noviembre de 1930.
30
«Periodismo. La Idea» en El Trabajo, San José, s.f. Recorte de prensa sin identificar en la
carpeta 9 de la caja 170 del archivo personal de Blas C. Martínez. Montevideo, Archivo General de
la Nación.
31
«Biografía con premeditación. Don Homobono» en el periódico La Paz, Treinta y Tres,
Uruguay, 7 de julio de 1895. Recorte de prensa en la carpeta 9 de la caja 170 del archivo personal
de Blas C. Martínez, Montevideo, Archivo General de la Nación.
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vivió o tuvo actividad. Así el proyecto presentado en el año 1923 expresa en
realidad un giro en su biografía, tras décadas de actuación pública y una
acumulación de informaciones, registro y experiencia que nutrieron este
proyecto.
Caricaturas de Martínez ubicadas en la prensa relevada
Caricatura publicada en la columna «Biografía con premeditación. Don Homobono» en La Paz,
Treinta y Tres, Uruguay, 7 de julio de 1895. Recorte de prensa en la carpeta 9 de la caja 170 del
archivo personal de Blas C. Martínez, Montevideo, Archivo General de la Nación.
Caricatura con la imagen de Blas C. Martínez publicada en el marco de una reunión de
periodistas en el diario La Noche, marzo de 1921. Recorte de prensa en la carpeta 9 de la caja
170 del archivo personal de Blas C. Martínez, Montevideo, Archivo General de la Nación.
4. Documentos históricos para la «agitación patriótica»
El 28 de septiembre de 1922, Blas C. Martínez llevó a cabo una exposición
de motivos ante el Consejo Nacional de Administración y su presidente don Juan
Campisteguy, en la que refería al interés del gobierno por el hallazgo reciente de
ISABEL WSCHEBOR
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documentos inéditos en el departamento de San José. Aquella motivación lo
impulsaba a reiterar un pedido, hecho cuatro años antes al ministro de
Instrucción Pública, Rodolfo Mezzera, «en la cual ofrecía [su] concurso para
realizar investigaciones… en el país, Argentina y Brasil» en busca de documentos
históricos de interés para Uruguay.
32
Martínez señalaba que «aunque la acción del Archivo y Museo Histórico
no puede ser más eficaz y empeñosa, creo que debe complementarse con el caudal
de elementos ilustrativos para el estudio de nuestra historia, que aún deben
existir, dispersos en todo el país». Proponía «explorar con probabilidades de
obtener resultados satisfactorios los archivos públicos y particulares, [así como
atender] a la tradición, a los datos e impresiones de los ancianos sobrevivientes
que fueron actores o testigos en hechos culminantes…» Advertía a su vez que, a
diferencia de otro tipo de investigaciones, «los elementos de convicción que
constituyen [la] base y esencia [del conocimiento histórico], son de duración
precaria, y están sujetos a pérdida o destrucción, sea por el abandono que de ellos
se hiciera, sea por las inevitable acción del tiempo».
33
Por otra parte, la propuesta de Martínez expresaba una urgencia en esta
materia, de cara al «primer centenario de nuestra emancipación política», siendo
clave para ello el reconocimiento oficial de las diferentes acciones, para dirigirse
a los posibles custodios de documentos de interés con respaldo y legitimidad
institucional.
34
En este sentido, en agosto 1923 el director del Archivo y Museo
Histórico Nacional, Telmo Manacorda, elevaba al ahora ministro de Instrucción
Pública, Pablo Blanco Acevedo, una nota donde explicaba que «nombrar
comisiones de honor o hacer solicitudes escritas, es tiempo perdido. Se debe ir
pues, a la designación directa de un delegado oficial que realize [sic]
32
Blas C. Martínez. «Exposición presentada al Consejo Nacional de Administración el 28 de
setiembre de 1922» en Investigaciones históricas. 1927, Montevideo: Talleres Don Bosco. Folleto
intercalado en el expediente con carátula Escrito del Sr. Blas C. Martínez ofreciendo su concurso
personal en la labor de investigaciones históricas en el país, señalando las condiciones á que se
sometería, en caso de serle aceptados sus servicios. Archivo y Museo Histórico Nacional,
Montevideo, 16 de agosto de 1923. Carpeta 1167, serie Archivo General de la Nación, Ministerio
de Instrucción Pública, Uruguay, Archivo General de la Nación. En este mismo expediente es
posible recuperar la versión de este texto en el original manuscrito.
33
Blas C. Martínez. «Exposición presentada…».
34
Blas C. Martínez. «Exposición presentada…».
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concientemente [sic] ese trabajo».
35
Desde tiempo antes, el museo había
ensayado diversos mecanismos orientados a «hallar la fórmula de reunión por
donaciones de los numerosos materiales históricos dispersos en el país». con
escaso éxito. El interés por estas piezas históricas buscaba combatir su dispersión
o su exportación al extranjero.
36
La dirección del museo advertía que el delegado del gobierno, a cargo de
recoger «directamente esos elementos, [hacer] propaganda patriótica y
[buscar] piezas desconocidas u olvidadas» debía reunir «ciertas condiciones
especialísimas de cultura y preparación históricas, además de actividad notoria y
vastas vinculaciones».
37
En este sentido los antecedentes de Blas C. Martínez
coincidían indudablemente con este perfil. Martínez solicitó para la concreción
de esta tarea una remuneración de 60 pesos mensuales y los pasajes de ferrocarril
para trasladarse a los diferentes sitios. El director del museo fundamentó ante el
ministerio sobre lo exiguo de la solicitud ante la magnitud y las responsabilidades
que implicaba la tarea.
38
El expediente no tuvo respuesta por parte del Ministerio
de Instrucción Pública hasta julio de 1926, cuando el entonces ministro Carlos
María Prando autorizó una asignación por concepto de gastos «eventuales» al
Museo Histórico Nacional por el monto de 240 pesos, por el plazo de cuatro
meses y a la espera de un informe detallado de las actividades. Se autorizaba
también la compra de pasajes «debidamente fundamentados» para los traslados
en el marco de las actividades del «comisionado oficial» del Museo Histórico.
39
En mayo de 1926, Setembrino E. Pereda en su carácter de expresidente del
Instituto Histórico y Geográfico y, en mayo del mismo año, como integrante de la
comisión directiva de la Junta de Historia Nacional efectuó diversas
declaraciones de apoyo e incentivo al desarrollo de esta actividad que no había
contado con una respuesta decidida por parte del Ministerio de Instrucción
35
Carta del director del Archivo y Museo Histórico Nacional, Telmo Manacorda, dirigida al
ministro de Instrucción blica, Pablo Blanco Acevedo, el 14 de agosto de 1923. Expediente con
carátula «Escrito del Sr. Blas C. Martínez ofreciendo…».
36
Carta del director
37
Carta del director
38
Carta del director
39
Resolución del Consejo Nacional de Administración en julio de 1926, tras la solicitud del
ministro Carlos María Prando. Expediente con Carátula «Escrito del Sr. Blas C. Martínez
ofreciendo…».
ISABEL WSCHEBOR
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Pública desde 1923. Además de su preocupación por la atención a los estudios
históricos del conjunto de los departamentos del país, las intervenciones de
Pereda mostraban su interés por ampliar los mecanismos de incidencia desde el
campo historiográfico, a los efectos de que las tareas propuestas por Martínez y
Manacorda se llevaran a cabo.
40
Es solo en 1927, bajo el ministerio de Enrique Rodríguez Fabregat, que el
museo dispone de una partida para la concreción de un viaje a Colonia, sobre el
cual Telmo Manacorda desarrolla un extenso informe ante el ministro, no solo
con relación a lo que obtuvieron en materia de patrimonio histórico, sino con
respecto a las problemáticas en la protección de los bienes culturales y
patrimoniales del país. Desde el punto de vista presupuestal, la financiación
global del proyecto se concretaría mediante el rubro «eventuales» y se acordó en
3 pesos diarios por cuanto durara cada viaje. Los pasajes de ferrocarril debían ser
«debidamente fundamentados» en cada oportunidad. El cronograma de
actividades en la localidad, no consistía exclusivamente en la recolección de
bienes patrimoniales. Se establecía un calendario de visitas y diálogo con
autoridades y referentes locales y un recorrido por las instituciones de interés
cultural como los liceos, donde se celebrarían conferencias con «proyecciones
luminosas».
41
Lo cierto es que tras su aprobación, el museo adelantó de su fondo de
gastos, el presupuesto necesario y, si bien el ministerio aprobó los fondos, la
Contaduría General señalaba que «la situación del erario no permite dispendios
que no respondan a exigencias del servicio público».
42
Tras el reclamo de los
fondos que ya habían sido aportados por el museo, en los años subsiguientes
40
Resolución del Instituto Histórico y Geográfico. Moción del Sr. Setembrino E. Pereda
expresidente de la misma Institución, 12 de marzo de 1926 y resolución de la Junta de Historia
Nacional, 14 de mayo de 1926 en Blas C. Martínez «Exposición presentada al Consejo Nacional
de Administración el 28 de setiembre de 1922» en Investigaciones históricas, 1927, Montevideo:
Talleres Don Bosco. Folleto intercalado en el expediente con carátula «Escrito del Sr. Blas C.
Martínez ofreciendo».
41
Resolución firmada por el ministro Enrique Fabregat Rodríguez en octubre de 1927. Expediente
con carátula «Escrito del Sr. Blas C. Martínez ofreciendo…». El detalle sobre la presencia de
«proyecciones luminosas» refiere a las disposiciones de proyectores de cine o de fotografía para
acompañar las conferencias lo cual, en la época configuraba un despliegue de recursos e
infraestructura que podía ampliar el alcance de las actividades.
42
Resolución de mayo de 1933, proveniente de la Contaduría General de la Nación. Expediente
con carátula «Escrito del Sr. Blas C. Martínez ofreciendo».
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Manacorda y Martínez propusieron nuevas fórmulas de participación honoraria,
que contaba exclusivamente con los pasajes de ferrocarril a los efectos de poder
darle continuidad al proyecto, donde se registran también misiones oficiales en
departamentos como Maldonado. Las extensas fundamentaciones y
descripciones de la tarea efectuada, no impidieron que aquel expediente culmine
en 1934 con una respuesta de contaduría donde señalaba que «atento a que la
situación del Erario no permite distraer suma alguna, signifiquese que por el
momento no es posible acceder al pedido formulado».
43
Aquellas dificultades de
proyección institucional, no inhibieron s de una década de actividad que
combinaron los antecedentes de Blas Martínez en la vida pública, su actuación
como periodista de muy diversas localidades en el territorio nacional y la
conformación de una alianza con Manacorda para alojar aquel acervo de
«memoria oficial histórica» en las arcas del museo, alentado por el empuje
asociativo, vinculado con la conformación de la Junta de Historia Nacional y la
organización del Primer Congreso de Historia Nacional en 1928. El alcance
territorial de estos trabajos de recopilación histórica de Blas C. Martínez se
presentan a continuación a partir de su dimensión en cada departamento.
4.1 . Identidad local y conciencia histórica en Melo y San José
Las primeras indagatorias de Blas C. Martínez con relación a documentos,
datos y elementos de interés sobre el pasado, refieren a las localidades donde
estuvo radicado buena parte de su vida activa: Melo y San José. Ambos ejemplos
son anteriores a su actuación como «comisionado oficial» del Museo Histórico
Nacional y se trata de experiencias que permitieron fundamentar los
antecedentes de su propuesta ante el Ministerio de Instrucción Pública. Al
tratarse de un período de intensa producción en el contexto periodístico en ambas
ciudades, buena parte de sus trabajos se difundieron en los medios de prensa. En
este caso, Martínez desarrolló dos tipos de investigaciones. La primera, orientada
a precisar las fechas de fundación de las ciudades de Melo y San José, y la
segunda, buscó reconocer ciertos establecimientos como espacios de interés
43
Resolución de febrero de 1934 proveniente de la Contaduría General de la Nación y última foja
del expediente. Expediente con carátula «Escrito del Sr. Blas C. Martínez ofreciendo…».
ISABEL WSCHEBOR
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patrimonial para la cultura local.
Las investigaciones de Blas C. Martínez en torno a la fundación de la Villa
de Melo tuvieron como resultado la publicación de su primer folleto de autoría
personal. En 1893, Martínez envió al funcionario Honoré Roustan de la Dirección
General de Estadística un acta que ubicó en los archivos municipales, mediante
la cual se identifica la fecha de instalación de aquella localidad el 27 de junio de
1795. El sentido de aquel hallazgo para Martínez permitía que se rectificara el
acontecimiento de fundación en términos oficiales y fue sustento de la
conmemoración de los 100 años de Melo, momento en el cual de forma
adicional la ascendieron a la categoría de ciudad.
44
En el contexto de aquel
centenario de la ciudad, Blas Martínez publicó el folleto anteriormente
mencionado, sobre el cual no se ha localizado ningún ejemplar.
45
Sin embargo,
varios periódicos declaran haber recibido la publicación. Algunos como La
Nación y La Razón de Melo aplaudían la publicación de Martínez, por su
contribución al fortalecimiento de la identidad local. El periódico La Paz también
elogió el folleto, pero agrega que los juicios de Martínez eran «apasionados» y el
folleto revelaba un «un marcado odio por el periódico El Nacional». Así, los
festejos del centenario de la ciudad se habían conmemorado en un clima de
especial confrontación con las autoridades del departamento.
46
La fecha de fundación de San José también fue rectificada por Martínez a
través de un documento ubicado en la municipalidad, donde se señalaba el 19 de
enero de 1801, con una marcada distancia, respecto a la memoria histórica de la
localidad.
47
Tanto en Melo, como en San José, Martínez ensayó algunas
investigaciones para el reconocimiento de casas que habían cumplido un rol de
44
Blas C. Martínez «Exposición presentada al Consejo Nacional de Administración el 28 de
setiembre de 1922» en Investigaciones históricas, 1927, Montevideo: Talleres Don Bosco. Folleto
intercalado en el expediente con carátula «Escrito del Sr. Blas C. Martínez ofreciendo…».
45
Blas C. Martínez. «La fundación de Melo». Folleto citado en Exposición presentada al Consejo
Nacional de Administración el 28 de setiembre de 1922 en Investigaciones históricas, 1927,
Montevideo: Talleres Don BoscoFolleto intercalado en el expediente con carátula «Escrito del Sr.
Blas C. Martínez ofreciendo…».
46
Recortes de prensa de los periódicos La Razón, La Paz y La Nación sobre la publicación del
folleto de Blas C. Martínez sobre la fundación de Melo en la carpeta 9 de la caja 170 del archivo
personal de Blas C. Martínez. Montevideo, Archivo General de la Nación.
47
Blas C. Martínez. «Fundación de Melo y San José» en Revista Histórica, Montevideo, tomo
VIII, n.o 22, 1916, pp. 766-771.
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jerarquía para el pasado de la ciudad y del país. En el primer caso, llevó a cabo
gestiones hacia fines del siglo XIX para la compra del inmueble donde falleció
Fructuoso Rivera e impulsar allí la colocación de un monumento conmemorativo
a su figura. Señala en sus escritos la publicación de un artículo con la fotografía
de aquella construcción, para el número único «Fructuoso Rivera» publicado el
13 de enero de 1894 por Antonio O. Villaba y Alcides De María.
48
Como sabemos,
por circunstancias políticas Martínez partió hacia Montevideo quedando esta
gestión inconclusa. En el caso de San José, el diputado Pedro Erasmo Callorda en
1912 presentó un proyecto de ley para expropiar la casa donde se reunió por
primera vez la Asamblea General Legislativa y Constituyente en 1828. El proyecto
no llegó a sancionarse y la casa fue derrumbada. Blas C. Martínez desarrolló los
estudios analíticos para fundamentar este sitio, pero no tuvo éxito en su
recuperación.
49
Reproducción de recorte de prensa con fotografía de los organizadores del Congreso de Prensa
Rural. Desde la izquierda, el segundo es Blas C. Martínez. Año 1916. Carpeta 9 de la caja 170 del
archivo personal de Blas C. Martínez. Montevideo, Archivo General de la Nación.
Estas primeras actuaciones de Blas C. Martínez constituyeron la base de
su experiencia para fundamentar su idoneidad como comisionado en diferentes
48
Blas C. Martínez. «La Casa en que murió el Gral. Fructuoso Rivera» en Antonio O. Villalba y
Alcides De María…
49
Blas C. Martínez. «En San José» en Revista Histórica, tomo IX, n.o 26, 1919. Montevideo,
Archivo y Museo Histórico Nacional. Ver también Olazábal, Héctor R. y Patrón de Olazábal,
Margarita (1987). «La Casa de los Constituyentes: crónica de una cierta muerte anunciada» en
Revista Hoy es Historia, Montevideo, mayo-junio de 1987, Año IV, n.o 21, pp. 19-31.
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lugares del territorio nacional. Además, fueron ampliamente publicitadas en los
medios de prensa locales. En 1916, estando ya radicado en San José, Blas C.
Martínez organiel Primer Congreso de Periodistas Rurales e invitó a colegas
de Melo y de diferentes lugares del interior del país a participar de aquel
encuentro con amplia participación territorial. La organización de este evento
visibiliza intercambios con otras figuras de la cultura local como Juan
Chabalgoity cuya actuación en la prensa y en la producción cinematográfica
configuran también un jalón de la historia del departamento «maragato».
50
Con
su pasaje por Maldonado unos años después, veremos que el «comisionado
oficial» del Museo Histórico era una figura de amplia trayectoria en muy diversos
sitios del país, con recursos para conectar informaciones históricas de su ciudades
de origen con los archivos municipales de otras regiones.
4.2. La prensa reclama un comisionado oficial. La experiencia
fernandina
En 1924, aunque no hubo una respuesta formal del Ministerio de
Instrucción Pública, Blas C. Martínez concurre al departamento de Maldonado
bajo el título de «comisionado oficial» del Museo Histórico Nacional, con el apoyo
de su director. Permanece varias semanas con el cometido de revisar los archivos
existentes y brindar un informe al director Telmo Manacorda. El departamento
costero había tenido mejor suerte a comienzos del siglo XX, cuando a iniciativa
de Julio María Sosa, Ambrosio J. Miranda y Carlos P. Colistro se expropió el
terreno donde se había ubicado el Cuartel de Dragones, con la finalidad de
preservarlo y que no fuera vendido y demolido. Con apoyo de los diarios locales
como La Mañana y Bandera Roja, Martínez difundió su visita y publicitó el
proyecto bajo el título de «comisionado oficial» del Archivo y Museo Histórico
Nacional. En este mismo contexto ofreció su colaboración para que el ganador del
Premio organizado anualmente por el Gobierno Municipal, Atilio Cassinelli,
pudiera publicar su trabajo inédito en la Revista Histórica, con el título «Estudio
Histórico sobre Maldonado en el Siglo XVIII».
51
50
Folleto «Primer Congreso de la Prensa Rural», San José. 1916, Juan Chabalgoity, «Del Sr. B. C.
Martínez. Conceptos que agradecemos». Carpeta 9 de la caja 170 del archivo personal de Blas C.
Martínez. Montevideo, Archivo General de la Nación.
51
Maldonado en el siglo XVIII. Estudio Histórico por Atilio Cassinelli. Recorte en carpeta 9 de la
caja 170 del archivo personal de Blas C. Martínez. Montevideo, Archivo General de la Nación.
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Las actividades desarrolladas por Martínez en esta ocasión tuvieron como
resultado un extenso informe publicado en la Revista Histórica, que expresa
aquel afán de registrar, inventariar y documentar los posibles acervos existentes
en diferentes lugares de Uruguay. Pese a la ausencia de respuesta, Telmo
Manacorda señala la solicitud de actividades de relevamiento documental en su
informe anual de 1924 a Martínez y este elabora un reporte, que da cuenta de los
documentos relevados en Maldonado durante su estancia. Para esta ocasión listó
los acervos del Juzgado Letrado Departamental, la Jefatura de Policía y el Consejo
de Administración. Con respecto al Juzgado identificó documentación de 1777
hasta 1884 y una selección documentos vinculados con personalidades históricas
desde principios del siglo XIX, archivos referidos al Cabildo de Montevideo,
comunicaciones, actas de elecciones, Diario de Gobierno, entre otros. En su
informe, indicó que «de la época de la Colonia existe una profusa documentación
sobre venta de esclavos, peticiones de pobladores, órdenes de Virreinato, asuntos
criminales…».
52
En aquella ocasión, Martínez logró recuperar un plano de 1825.
Simultáneamente, en la Jefatura de Policía detectó documentación entre 1851 y
1870 de «estado de movimientos de oficina, censos agrícolas, borradores y
copiadores de oficios [] contratos de esclavos libertos»
53
de personalidades
públicas como Manuel Herrera y Obes, Joaquín Requena o Lorenzo Batlle, entre
otros. Los documentos del Consejo Departamental estaban fechados a partir de
1870, dado que el archivo previo había desaparecido en diferentes períodos.
Finalmente, Martínez señalaba que los libros parroquiales se remontaban a 1762,
pero no le había sido posible revistar con exhaustividad aquella documentación.
Más allá de las acciones vinculadas con el Museo Histórico, los lazos de
Blas C. Martínez con Maldonado mantuvieron continuidad y, en 1930, también
con motivo del centenario de la independencia, participó en la fundación de la
Sociedad de Amigos de Maldonado. El proyecto contaba con la adhesión de muy
diversas figuras de la época y se proponía objetivos que incluían el desarrollo del
departamento en cuanto a lo turístico y económico.
54
A su vez hacía foco en las
52
Documentación histórica existente en Maldonado. Informe del Sr. Blas C. Martínez, delegado
de la Institución. Revista Histórica, Montevideo, Tomo XII, 1924, n.o 36, pp. 1126-1141.
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Documentación histórica…
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«Sociedad de Amigos de Maldonado. Su constitución y sus fines» en La Mañana, 10 de abril de
1930, p. 3.
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diferentes dimensiones vinculadas con sus reliquias históricas, su cuidado y
puesta en valor. La experiencia en aquel departamento permit brindar
continuidad a las líneas de trabajo que Manacorda se había propuesto y que
Martínez podía instrumentar a partir de sus diferentes facetas públicas.
4.3 Primera e histórica expedición en Colonia
La única misión de Telmo Manacorda y Blas C. Martínez oficialmente
aprobada en el marco de este proyecto se concretó entre los días 24 de octubre al
2 de noviembre de 1927 con destino al departamento de Colonia. En este
departamento, Blas C. Martínez había fundado en 1924 el periódico La Idea y se
trataba por tanto de un ámbito territorial donde contaba con antecedentes de
actuación. El museo adelantó los fondos, a cuenta de recuperarlos a posteriori.
Durante buena parte de la visita permanecieron en la ciudad de Colonia, visitaron
el barrio histórico, las instituciones públicas, antiguas familias, la iglesia
parroquial, así como instituciones educativas y la prensa. De esta forma
«intensificaron la propaganda» con el objetivo de dar a conocer el proyecto.
Dieron «una explicación histórico-patriótica sobre lo que es el Museo Histórico
Nacional, las principales reliquias que contiene y la adhesión que le presta el
pueblo con sus donaciones».
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Manacorda señala que, al volver al hotel, las
personas los esperaban espontáneamente ofreciéndoles objetos en donación. En
aquella ciudad también visitaron el Juzgado Letrado Departamental con un
extenso archivo y depósito de armas.
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Se trasladaron a Rosario, donde visitaron, entre otros, la Escuela Rural N.o
31 a cargo de la Srta. Micaela C. Baraibar, una delegada honoraria del museo, que
les entregó «un cajón conteniendo veinticinco piezas curiosísimas, que había
obtenido con su prestigiosa influencia a favor del Museo». Entre los principales
señalamientos de Manacorda en su informe estaba el acecho constante de
compradores extranjeros de reliquias existentes en aquellos espacios. Señalaba a
su regreso, la necesidad «apremiante de sanción de la Ley que proyecta V. E.
prohibiendo la salida del territorio nacional de todos los objetos históricos o pre-
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Informe del director del Museo Histórico Nacional, Telmo Manacorda, al ministro de
Instrucción Pública, Enrique Rodríguez Fabregat, sobre la misión que llevaron a cabo en el
departamento de Colonia. Montevideo, 18 de noviembre de 1927. Expediente con carátula
«Escrito del Sr. Blas C. Martínez ofreciendo».
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históricos que constituyen el principal acervo de nuestro pasado».
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Las
indicaciones de Manacorda alertaban muy especialmente por el interés de la
República Argentina respecto a los vestigios del pasado del departamento de
Colonia y la necesidad de legislar acerca del patrimonio histórico en Uruguay.
La visita intercaló la agenda y el protocolo de las autoridades locales con
el recorrido por muy diversos lugares del departamento para tomar contacto con
instituciones, familias y personas que tuvieran elementos para aportar, así como
la observación y exploración a través del registro fotográfico, que permitía
documentar la experiencia. Esta visita les permitió recuperar más de cien objetos
para el museo y publicitar de primera mano la existencia y objetivos de la
institución, «llevando al ánimo de los más lejanos y humildes pobladores del
departamento, comisarías, juzgados de paz, escuelas, estancias y casas de
comercio la idea de recoger y guardar todos los recuerdos históricos o anónimos
del pasado».
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El director del museo aplaudía las acciones del comisionado y
recordaba el adelanto de gastos ejecutado y la necesidad de reembolso por parte
del ministerio.
5. Reflexiones finales
En los diferentes ámbitos en los que se desempeñó Blas C. Martínez, llama
la atención la actividad constante de publicación, organización y promoción de
debates en diferentes dimensiones de la vida pública. Esta primera aproximación
a una parte de su trayectoria brinda contexto a los reiterados avisos de prensa
donde se anunciaban de forma sistemática las donaciones efectuadas al Museo
Histórico Nacional, así como las personas que habían promovido aquellos
aportes. En muchas oportunidades el propio Martínez figuraba como donante.
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La figura de Martínez entraba y salía del espacio oficial del museo con el objetivo
de enriquecer aquel proyecto cultural y político de Archivo y Museo Histórico en
la década de 1920.
El impulso activo por captar archivos y distintos tipos de objetos históricos
57
Informe del director
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Informe del director
59
Periódicamente se publicaban anuncios de prensa con el título «Archivo y Museo Histórico
Nacional. Donaciones recibidas». Por ejemplo, en La Mañana, 7 de febrero de 1923, 14 de febrero
de 1925. Este tipo de informaciones también fueron publicadas en la Revista Histórica a lo largo
del período y mostraban los resultados de esta política de recuperación de objetos patrimoniales
y archivos que se llevaba a cabo de forma activa por parte del Museo.
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por parte del museo en este período no parece haber tenido un carácter aislado.
Si bien trasciende los márgenes del presente artículo, todo parece indicar que
existió una pugna en el desarrollo del Archivo y Museo Histórico Nacional y
espacios mayormente asociados al trabajo del Archivo Administrativo, devenido
en el Archivo General de la Nación a partir de 1926. El incentivo por la ampliación
del acervo por parte de las autoridades del museo y la propaganda institucional
parece haber sido una estrategia de preservación de sus competencias históricas
y coloca estas acciones de búsqueda y presencia en el territorio, en un posible
espacio de disputa cultural.
Lo cierto es que, en la segunda mitad de la década de 1920, Blas C.
Martínez y Telmo Manacorda impulsaron la fundación de la Junta de Historia
Nacional. Los integrantes de la Comisión Directiva eran José Salgado, Ulises
Monegal, Pedro Riva Zucchelli, Enrique Rogberg Balparda, Armando Zozzolo. La
organización contó con la integración y contribución de diversos intelectuales
como Setembrino E. Pereda o Paulina Luisi. Los estatutos ampliaban las
oportunidades de participación de sus integrantes, que contrastaban de forma
directa con los requisitos de ingreso al Instituto Histórico y Geográfico. Para
1928, en el marco de uno de los ciclos del Centenario, la Junta promovió la
organización del Primer Congreso de Historia Nacional del Uruguay.
Participaron integrantes de muy diversos países. Las experiencias analizadas en
este artículo establecen líneas de continuidad entre la recuperación de archivos y
la conformación de este espacio vinculado con la investigación histórica.
60
Los antecedentes de Blas C. Martínez señalados en el presente artículo
permiten dibujar un amplio recorrido previo a la organización de estos eventos,
que habían sido el motivo de sus escasas referencias. El impacto de estas
experiencias para la historiografía, abren un nuevo ciclo donde las disputas en el
campo de la memoria del poder y las narrativas sobre el pasado, cobran nuevos
sentidos. La trayectoria política e intelectual de Blas C. Martínez ya contaba con
un recorrido para fines de la década de 1920 y estuvo desde los inicios
fuertemente apegada a diversos espacios de carácter oficial. A su vez, la
producción de Martínez abre nuevas interrogantes historiográficas, referidas a la
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El Archivo personal de Blas C. Martínez contiene numerosas carpetas sobre la Junta de Historia
Nacional, inicialmente denominada como Junta de Numismática e Historia Nacional, así como
las actas y la documentación relativa al Primer Congreso de Historia Nacional.
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producción de conocimiento histórico en espacios como la prensa, los museos y
los archivos. En este sentido, resta una labor de cotejo para identificar cuánto de
todos aquellos acervos identificados en el primer centenario de la independencia
ha sobrevivido hasta el presente en estas instituciones. ◊
Obras citadas
Fuentes
Archivo General de la Nación, Uruguay. Serie del Archivo General de la Nación
en el Fondo Ministerio de Instrucción Pública. Montevideo.
Archivo personal de Blas C. Martínez. Montevideo. Archivo General de la Nación.
El Siglo. Relevamiento de artículos de Blas C. Martínez (1896-1899; 1905)
La Mañana. Relevamiento de artículos de Blas C. Martínez (1923-1925; 1930-
1932)
Registros de leyes, decretos, discusiones parlamentarias e historia de actuación
de Blas C. Martínez en el Diario Oficial. Montevideo. IMPO. Revisión
entre 1870 y 1950.
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