CLAVES. REVISTA DE HISTORIA
VOL. 11, N.° 21 JULIO DICIEMBRE 2025
ISSN 2393-6584 - MONTEVIDEO, URUGUAY
Pp. 1 - 33
Comercialización de esclavizados en Salta (1810-
1822): mercados, actores y dinámicas en el
contexto independentista del Río de la Plata
The Trade of Enslaved People in Salta (1810-1822):
Markets, Actors, and Dynamics in the Independence
Context of the Río de la Plata
Marcelo Gabriel Anachuri
1
Universidad Nacional de Salta, Argentina
https://orcid.org/0000-0002-4127-2665
DOI: https://doi.org/10.25032/crh.v11i21.2400
Enviado: 04/09/2024
Aceptado: 30/04/2025
Resumen: Este artículo se adentra en un tema escasamente explorado por la
historiografía: las características, dinámicas y lógicas de cosificación y
mercantilización de personas esclavizadas en la ciudad de Salta entre 1810 y 1822.
A partir del relevamiento y análisis de un diverso y, en gran parte, inédito cuerpo
documental registros alcabalatorios de compraventa, protocolos notariales,
libros mayores y manuales conservados en el Archivo Histórico de Salta, junto
con la elaboración de series, análisis de redes sociales y una reflexión
historiográfica, el estudio propone desentrañar un hilo hasta ahora desconocido,
quizás oculto e incluso deliberadamente invisibilizado, que comienza a entretejer
1
Profesor y Licenciado en Historia por la Universidad Nacional de Salta (UNSA), Especialista y
Magíster en Ciencias Sociales y Humanidades por la Universidad Nacional de Quilmes y
Doctorando (desde 2021) en Humanidades (opción Historia) por la Universidad Nacional de
Tucumán, Argentina. Fue becario doctoral del Consejo de Investigación de la UNSA. Realizó
pasantías internacionales en la Southern Hemisphere Economic History Summer School
(Universidad de la República, Uruguay) y en la 2Summer School on Latin American Economics
de CEPAL. Es auxiliar docente regular en Historia Económica y Social, Historia Económica e
Historia Moderna (UNSA). Integra el Proyecto 2.729 del Consejo de Investigaciones de la UNSA
como investigador-docente. Auxiliar docente en Historia del Pensamiento Sociopolítico
(Universidad Católica de Salta) y profesor en diversos Institutos de Educación Superior de la
Provincia de Salta. Ha publicado artículos sobre historia económica y social de Salta (siglos XVIII-
XIX) en revistas científicas nacionales e internacionales.
COMERCIALIZACIÓN DE ESCLAVIZADOS EN SALTA
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la compleja trama de la comercialización de esclavizados y el perfil
socioeconómico de quienes participaron de este mercado interno en un espacio
urbano clave del actual noroeste argentino, durante el proceso independentista
en el Río de la Plata. El trabajo no solo revela la centralidad de los actores locales
en estas prácticas, sino que además proporciona información inédita sobre
precios, sexos, edades y procedencia de las personas esclavizadas. Asimismo,
examina cómo el contexto revolucionario y el tránsito hacia una nueva fidelidad
estatal impactaron en las estrategias comerciales y en las relaciones sociales
vinculadas al tráfico humano. De este modo, el artículo pretende contribuir a una
comprensión más amplia y matizada de la esclavitud en el interior del antiguo
Virreinato del Río de la Plata, visibilizando las tensiones, continuidades y
transformaciones que atravesaron ese mercado en una coyuntura de profundas
redefiniciones políticas, ideológicas y sociales.
Palabras clave: Salta, Río de la Plata, esclavitud, comercio interior, siglo XIX.
Abstract: This article delves into a topic scarcely explored by historiography: the
characteristics, dynamics, and logics of the commodification and objectification
of enslaved individuals in the city of Salta between 1810 and 1822. Based on the
survey and analysis of a diverse and largely unpublished documentary corpus
including alcabala records of slave sales, notarial protocols, account ledgers, and
manuals preserved in the Archivo Histórico de Salta together with the
development of series, social network analysis, and a historiographical reflection,
this study seeks to unravel a previously unknown, perhaps hidden or even
deliberately obscured thread that begins to weave together the complex web of
the slave trade and the socioeconomic profile of those who participated in this
internal market within a key urban space of present-day northwestern Argentina,
during the independence process in the Río de la Plata. The work not only reveals
the centrality of local actors in these practices but also provides unpublished data
on the prices, genders, ages, and origins of enslaved persons. Furthermore, it
examines how the revolutionary context and the transition toward a new state
allegiance impacted commercial strategies and social relations linked to human
trafficking. In this way, the article seeks to contribute to a broader and more
nuanced understanding of slavery in the interior of the former Viceroyalty of the
Río de la Plata, shedding light on the tensions, continuities, and transformations
MARCELO GABRIEL ANACHURI
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA - 3 -
that traversed this market in a context of profound political, ideological, and
social redefinitions.
Keywords: Salta, Río de la Plata, slavery, internal trade, 19th century.
1. Introducción
2
El tráfico de personas esclavizadas en el Río de la Plata fue un fenómeno
histórico de escala global, cimentado en la propietarización, cosificación,
racialización y mercantilización de individuos. Tratados como bienes mobiliarios,
su comercio estableció las bases socio-institucionales, jurídicas e ideológicas que
legitimaron la forma más extrema de desigualdad hasta fines del siglo XIX.
3
Alex
Borucki (2021) ha reconstruido, a partir de diversas fuentes, los patrones del
tráfico esclavista en la región, revelando un volumen significativo. Entre 1777 y
1812, estima que al menos 77.500 africanos fueron transportados forzosamente
desde Brasil y África hacia Montevideo y Buenos Aires, con Río de Janeiro como
punto de partida. Si se incluye el tráfico ilegal y los ingresos por la Colonia del
Sacramento, Borucki calcula que el total de esclavizados en el Río de la Plata
superó las 200.000 personas entre 1585 y 1835.
Pese a que el gobierno revolucionario de Buenos Aires prohibió la
introducción de «nuevos» esclavizados en 1812, el tráfico persistió. Entre 1813 y
1835, 5.361 cautivos ingresaron al Río de la Plata, principalmente desde África y
Brasil (Borucki 2021, 280-282). Tras la crisis, implosión y desmoronamiento de
la monarquía hispánica, los principios igualitarios impulsados por la generación
de 1810 convivieron con límites evidentes. Si bien se abolieron instituciones como
la mita, las encomiendas y el servicio personal, y se prohibió el ingreso de
2
Este artículo es resultado del Seminario «Historia de Salta en tiempos de Güemes: Propuestas
para hacer una historia no eurocéntrica mediante TIC» (Facultad de Humanidades, UNSa).
Agradezco a docentes, colegas y estudiantes que participaron en su dictado y enriquecieron el
debate con sus aportes y sugerencias. Asimismo, extiendo mi agradecimiento a la editorial de
Revista Claves y a quienes evaluaron este trabajo. Su tiempo y la pertinencia de sus observaciones
fueron fundamentales para su mejora. Cualquier omisión o error que pudiera subsistir es de mi
exclusiva responsabilidad.
3
Como ha planteado Thomas Piketty (2020), las sociedades esclavistas constituyeron «la forma
más extrema de régimen desigualitario. A pesar de su abolición, en muchas sociedades, la
desigualdad racial tuvo un impacto duradero hasta el día de hoy» (251-252). Esta reflexión
permite situar el análisis local del mercado esclavista salteño en un debate más amplio sobre las
persistencias estructurales de la desigualdad racial y social en América Latina, cuyas raíces se
hunden en los dispositivos coloniales de control y explotación de cuerpos esclavizados.
COMERCIALIZACIÓN DE ESCLAVIZADOS EN SALTA
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«nuevas» personas esclavizadas como «obsequio a los derechos de la
humanidad»,
4
la mercantilización de cuerpos subsistió en la práctica. Las redes
internas de compraventa se mantuvieron activas y los registros notariales
replicaron jerarquías monárquicas. Esta contradicción se observa en Salta: la
venta de una esclava «angola» llamada Ana por 480 pesos (en adelante pesos
plata corriente de a ocho reales) en enero de 1813, y la de una mulata esclava
llamada María Teresa, operaciones ambas gravadas con alcabalas que implicaron
la intervención de actores locales de la élite.
5
En las últimas décadas, la historiografía ha demostrado que, pese a las
prohibiciones legales como el decreto de 1812, el comercio de esclavizados
persistió. La abolición no fue un acto súbito, sino un proceso gradual y complejo,
marcado por variaciones regionales y resistencias de los actores involucrados.
Como sostiene Magdalena Candioti (2021), las élites recurrieron a la metáfora de
la «esclavitud» para denunciar la subordinación política a la dinastía de Borbón,
pero raramente extendieron esa noción a la situación de los africanos y
afrodescendientes esclavizados (34-35).
La historiografía reciente ha superado los relatos celebratorios de la
abolición para ofrecer análisis que subrayan la persistencia del tráfico, el
gradualismo abolicionista y la resistencia de las élites a una emancipación
inmediata. El siglo XIX rioplatense se caracterizó por una transición sinuosa, no
por una ruptura abrupta con la esclavitud. Sin embargo, las características,
dinámicas y actores implicados en la mercantilización de personas esclavizadas
en Salta, durante el tránsito de la fidelidad regia a la estatal, permanecen
inexplorados historiográficamente.
Los escasos estudios sobre el tema, abordados de manera fragmentaria e
indirecta, tendieron a reproducir los enfoques dominantes de sus contextos
históricos de elaboración. Como advierte Lucas Rebagliati (2014), a fines del siglo
XIX se afianzó la idea de una «esclavitud benigna» en el Río de la Plata, difundida
por figuras como Bartolomé Mitre, Vicente Fidel López y Bernardo Frías. Este
último, historiador y abogado salteño, sostuvo que la llegada de población
4
Registro Nacional de la República Argentina. Tomo I (1810-1821). Núm. 326. Pág. 168.
5
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1813. Libro núm. 399. Carpeta núm. Fs. 17r.
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esclavizada a la región fue menor, y que los cautivos se obtuvieron por diversos
medios: «entregados unos por sus propios deudos… pillados otros en las
piraterías… vendidos como prisioneros de guerra» (Frías 2017, 54). Frías
argumentó que, aunque la jerarquización social era rígida, en las ciudades del
interior las relaciones entre amos y esclavizados adoptaron un carácter particular,
integrándolos como parte de la familia doméstica. Sostuvo que en estos contextos
la esclavitud «recogía afectos y consideraciones que en otros países no llegaron a
alcanzar» (Frías 2017, 55-56). Estas afirmaciones, que idealizan el régimen
esclavista, contrastan con las fuentes documentales que evidencian la
persistencia de prácticas de explotación y violencia en el ámbito doméstico.
6
Fragmentos de la obra de Frías, aún vigentes en repositorios públicos y
espacios educativos salteños, perpetúan desigualdades simbólicas y raciales al
ofrecer una representación distorsionada de la esclavitud.
7
Estos textos reflejan
la lógica de la historiografía decimonónica argentina que, en sintonía con Mitre y
López, buscó forjar una identidad nacional blanca, homogénea y europeizante.
Frías, con una mirada paternalista, presentó la esclavitud como un sistema
benigno y reprodujo estereotipos racistas al caracterizar a los africanos como
«salvajes» o «menos civilizados». En su relato histórico escrito, estas
representaciones no solo justificaron la exclusión y subordinación de
afrodescendientes y mestizos, sino que contribuyeron activamente a su
invisibilización en los relatos provincial y nacional. También afianzaron una
6
Claudia García (2024) analiza algunas de las dolencias más frecuentes entre las mujeres
esclavizadas que habitaron Córdoba, en su mayoría destinadas a tareas domésticas. Su
investigación demuestra que «lo doméstico» no implicó resguardo alguno frente a la explotación,
la violencia y los riesgos para la salud. Según el estudio, estas mujeres padecieron principalmente
enfermedades infecciosas, en especial las que afectaban los sistemas respiratorio y digestivo.
Entre las más comunes se encontraban la pleuresía, la tisis, diversas enfermedades de transmisión
sexual y diagnósticos difusos como «enferma del pecho» o «enfriada». También se registraron
afecciones crónicas asociadas a la pobreza y a la desnutrición, como la pelagra, producto de graves
carencias alimentarias. Estas condiciones eran agravadas por el esfuerzo físico extremo, la
precariedad del entorno y la violencia incluida la explotación sexual que atravesaba su
cotidianidad, aun en el espacio supuestamente protegido del hogar.
7
En Salta, discursos ideológicos desigualitarios como el de la «familia tradicional» propuesto por
María Fernanda Justiniano (2008) en la élite salteña de fines del siglo XIX, vigente hasta el día
de hoy, se caracterizaron por la construcción de jerarquías sociales que legitimaban su poder,
sustentadas en un triángulo de poder: ganadería, aristocracia, apellido y color de la piel. Esta
cosmovisión se reforzó mediante la exaltación de la genealogía y la discriminación hacia sectores
populares, utilizando conceptos racistas para justificar su dominación, lo que reforzó barreras
diferenciadoras en un contexto de supuesta igualdad jurídica. Desde 1813, medidas igualitarias
intentaron desmantelar estos órdenes, pero las élites construyeron nuevas barreras basadas en el
racismo, la posesión de tierras y el linaje, perpetuando jerarquías coloniales bajo nuevas formas.
COMERCIALIZACIÓN DE ESCLAVIZADOS EN SALTA
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imagen homogénea de Argentina que negó su pluralidad étnica y cultural,
particularmente en el actual Noroeste, un efecto que se perpetúa hasta el día de
hoy.
8
La historiografía de las décadas de 1960 y 1970 no exploró las experiencias
de las personas esclavizadas ni indagó en las dinámicas de su comercialización en
Salta. Aunque desde mediados del siglo XX se revisitaron estos temas desde
enfoques estructurales y cuantitativos, los estudios siguieron siendo
fragmentarios. Como advierte Lucas Rebagliati (2014), el «redescubrimiento» de
la población afroamericana en la historiografía nacional se articuló en torno a tres
ejes: la trata, las expresiones musicales y dancísticas afro, y la evolución
demográfica de las poblaciones negras y mulatas. En Salta, relatos como el de
Edberto Acevedo (1965), en su tesis doctoral sobre la Intendencia de Salta del
Tucumán, fueron influenciados por estos enfoques. A partir de una exhaustiva
pesquisa documental en el Archivo de Indias y el Archivo General de la Nación,
Acevedo reconstruyó la composición «racial» de la población: en 1776, un 19 %
(1.339 personas) fue clasificado como «mulatos», «zambos» y «negros». Sin
embargo, su análisis no logró desprenderse de la visión paternalista de la
esclavitud.
9
A partir de las últimas décadas del siglo XX, en un contexto de profundas
transformaciones marcado por el auge de los movimientos afrodescendientes y la
renovación de los estudios históricos, la historiografía sobre las poblaciones
afroamericanas experimentó una revitalización decisiva. Este giro no se limitó a
«visibilizar» afrodescendientes en el pasado «nacional», sino que reorientó las
8
La invisibilización se refleja en los Censos Nacionales: en el Censo 2022, solo el 0,7% de la
población argentina (302.936 personas) se autor reconoció como afrodescendiente o con
antepasados africanos. En Salta, esta proporción se mantiene en el 0,7% (10.632 personas).
Comparativamente, en el Censo 2010, la cifra nacional fue del 0,4%, si bien su metodología de
registro generó una subrepresentación (INDEC, Censo Nacional de Población, Hogares y
Viviendas 2010 y 2022, Resultados definitivos). Esta baja representación censal, junto a la
minimización histórica de su presencia, dificulta el pleno reconocimiento y acceso a derechos de
la población afrodescendiente en el presente.
9
En sus propios términos, «en muchos hogares, donde los negros estaban en condición de
esclavos, se los trató bien y dentro de ellos organizaron sus familias, casándose con indios o
mulatos. Sus entradas, cuando trabajaron libremente, fueron muy bajas y cuando estuvieron
empleados recibieron de sus amos el alimento, la vivienda y el vestido… En comparación con otras
intendencias, la de Salta no tuvo gran proporción de negros. Su número, en todo caso, se fue
reduciendo y haciéndose cada vez más inferior al de los españoles y criollos e indios» (Acevedo
1965, 345-346).
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preguntas hacia dimensiones antes ignoradas: las experiencias subjetivas, las
trayectorias familiares, las formas de resistencia, las prácticas culturales y los
circuitos de movilidad social y económica.
Esta renovación, en diálogo con la antropología histórica y la sociología,
permitió analizar fuentes bajo nuevos interrogantes, como expedientes judiciales,
que ofrecieron ventanas a las experiencias sociales, afectivas y cotidianas de
personas esclavizadas y libertas. La noción heredada de una «esclavitud
benigna», todavía presente en narrativas historiográficas previas, fue
desarticulada mediante análisis críticos de las prácticas de explotación, violencia
física, simbólica y disciplinamiento que estructuraron la vida de las poblaciones
afro en el Río de la Plata.
El enfoque comparativo enriqueció los debates al evidenciar la variedad de
trayectorias de integración, resistencia y movilidad de las comunidades afro. Los
estudios se diversificaron: abarcaron desde la trata transatlántica hasta las redes
familiares, las prácticas culturales música, religiosidad, danza y las
transformaciones demográficas. Este giro no solo amplió el campo de
investigación, sino que promovió una comprensión más compleja, situada y
descentralizada del papel de las poblaciones afrodescendientes en la construcción
histórica de las sociedades latinoamericanas (Mallo 1991, 2005; Rebagliati 2014;
Candioti 2021; Valenzuela 2019, 2022; Cáceres 2019; Borucki 2011, 2016, 2021;
Borucki et al. 2015).
10
Estos cambios repercutieron, aunque de manera aún incipiente, en los
estudios históricos escritos locales que comenzaron a renovar sus perspectivas
tras el retorno a la democracia en 1983 (Justiniano y Tejerina 2020). La tesis
doctoral de Sara Mata de López («Trabajo y trabajadores…»), constituyó un hito
en este sentido, al constituir el primer abordaje sistemático de la historia social y
económica de Salta en el tránsito del orden virreinal al republicano. A partir del
censo de 1776, visibilizó la importancia cuantitativa y social de la población afro
10
Estos cambios de perspectiva fueron también posibles gracias a los esfuerzos globales por
elaborar herramientas como la base de datos Slave Voyages, que constituye un recurso clave para
el estudio del comercio esclavista atlántico. Su corpus sistematizado de más de 36.000 viajes
documentados permite no solo trazar rutas, fechas y características demográficas, sino también
habilitar análisis comparativos, visualizaciones geoespaciales y reconstrucciones estadísticas.
Además de su potencia investigativa, ofrece un valor pedagógico singular.
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en el Valle de Lerma con un 44,5 % de personas categorizadas como negras o
afro mestizas y la participación de personas esclavizadas en las milicias
güemesianas. Sus investigaciones desmontaron la noción de una esclavitud
marginal o benigna, al otorgar agencia histórica a estos sujetos (Mata de López
2000, 2010). Isabel Zacca (1997) complementó esta línea mediante el estudio de
padrones y registros matrimoniales, identificó cerca de 1.100 personas
esclavizadas en la ciudad de Salta en 1778, y reconstruyó redes familiares,
vínculos afectivos y procesos de mestizaje. Juntas, estas investigaciones
renovaron las interpretaciones sobre la esclavitud en Salta y abrieron nuevas
preguntas sobre su dimensión cotidiana y urbana.
Tales investigaciones permitieron reconsiderar el lugar de la esclavitud en
el pasado salteño: ya no se trataba de un fenómeno marginal o residual, sino de
una estructura social clave cuyas huellas persisten hasta el presente y cuyos
protagonistas históricos, por fin, comenzaron a ser nombrados. Pese a estos
aportes, propietarización, cosificación, racialización y mercantilización de
personas esclavizadas sus características, valores, dinámicas de circulación y
actores implicados permanecieron apenas abordadas historiográficamente.
Este artículo se propone desentrañar un aspecto desconocido o
minimizado de la esclavitud en Salta. Analiza las complejas dinámicas de la
comercialización de personas esclavizadas en este centro urbano entre 1810 y
1822, en el contexto independentista del Río de la Plata.
11
Se reconstruye la
estructura del mercado esclavista y el universo de actores involucrados a partir
de documentación inédita del Archivo Histórico de Salta (AHS), como escrituras
de compraventa y documentación notarial. La elaboración de series, el análisis de
redes sociales y la reflexión historiográfica permiten, por primera vez,
sistematizar las dinámicas estructurales y los actores implicados en la
11
Se ha establecido 1822 como límite cronológico de este estudio debido a que, hasta ese año, se
cuenta con las series completas y sistematizadas de los registros de alcabalas de compraventa de
esclavizados conservados en el AHS. A partir de esa fecha, si bien existen registros dispersos, estos
aún no han sido objeto de un relevamiento y sistematización exhaustivos que permitan su
incorporación a un análisis seriado. Actualmente, nos encontramos en proceso de identificación
y análisis de dicha documentación para futuras investigaciones.
MARCELO GABRIEL ANACHURI
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comercialización de esclavizados durante un momento de profundo cambio
político y social.
12
2. El comercio de esclavizados en Salta (1810-1822): estructura,
volumen y perfiles demográficos en las dinámicas locales de un
fenómeno global
Entre 1810 y 1822, la compraventa de personas esclavizadas en Salta
constituyó una práctica relevante en el panorama comercial. Se registraron 223
transacciones que mercantilizaron 230 individuos. En ellas participaron 396
personas: 197 como vendedores y 199 como compradores, con varios
desempeñándose en ambos roles. Esta actividad, concentrada en apenas doce
años, resulta significativa si se compara con otras ciudades: en Corrientes, Fátima
Valenzuela (2019) documentó 441 transacciones en un siglo (1750-1850), y en
Santa Fe, Gonzalo Cáceres (2019) identificó 478 entre 1750 y 1810. El contraste
evidencia la continuidad del comercio en Salta, incluso en un contexto
revolucionario. En promedio, se vendieron entre 18 y 25 personas esclavizadas
por año. Sin embargo, las ventas no fueron constantes.
En 1811, el mercado alcanzó su punto más alto con 33 transacciones. Al
año siguiente, descendió a 17. Entre 1813 y 1816, se mantuvo entre 19 y 28. Luego
cayó: en 1818 se registraron solo 7 operaciones. El punto más bajo fue en 1821,
con 5 ventas. En 1822, repuntó a 24. Esta caída responde a un entramado de
factores propios de un período convulso. La guerra impactó directamente en la
economía y el trabajo. Según Mata de López (2010), más de la mitad de las
milicias de Güemes estaba formada por esclavos, afrodescendientes y mulatos.
Su incorporación al ejército revolucionario redujo la disponibilidad de mano de
obra y alteró su posición social. En palabras de la autora, hacia 1816 «la identidad
militar superaba ya la condición de esclavitud» (62-63). El repunte de 1822 no
refleja un último intento por comerciar, sino que señala cambios en las relaciones
laborales. Algunos propietarios buscaron asegurar fuerza de trabajo ante el nuevo
12
Esta investigación se basa en el relevamiento de protocolos notariales y libros de hacienda, en
particular los libros auxiliares de alcabalas, sección «contratos», conservados en el AHS. Estas
fuentes inéditas registran las compraventas de personas esclavizadas realizadas por escribanos y
oficiales de tesorería. Se relevaron unas 8.600 fojas de escrituras y registros entre 1810 y 1822, lo
que permitió una lectura sistemática y cruzada de ambos fondos. En paralelo, la investigación en
curso comenzó a incorporar expedientes judiciales con el objetivo de identificar las formas de
agencia desplegadas por esclavizados, libertos y libertas frente a distintas situaciones.
COMERCIALIZACIÓN DE ESCLAVIZADOS EN SALTA
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contexto económico y político. El mercado respondía no solo a la legislación, sino
también a formas de poder y control aún vigentes, aunque en reconfiguración. La
posición nodal de Salta en las rutas comerciales y su compleja vertebración social
con fuerte presencia indígena y mestiza contribuyeron a sostener el
dinamismo del mercado de personas esclavizadas incluso en un escenario de
transición.
Gráfico 1. Número de transacciones de compraventa de esclavizados
en Salta, 1810-1822
Fuente: elaboración propia con base en el AHS. Sección hacienda y notariales. Protocolos
notariales y Libros de alcabalas que corresponden al período 1810-1822
En cuanto al sexo, se observa una marcada mayoría femenina: las mujeres
representaron el 65,21% frente al 34,78% de varones. Esta tendencia guarda
paralelismos con otras ciudades como Córdoba, Buenos Aires o Santa Fe, donde
también predominó la venta de mujeres esclavizadas (Valenzuela 2019). En Salta,
esta sobrerrepresentación femenina puede explicarse por el carácter doméstico
del trabajo esclavizado y por una economía que, pese al impacto del conflicto
bélico, mantuvo su orientación hacia las actividades mercantiles (Anachuri
2023). La guerra, además, modificó la oferta disponible: la incorporación de
varones esclavizados a los ejércitos revolucionarios contribuyó a la disminución
de su presencia en el mercado (Mata 2004).
La diferenciación de roles de género dentro del mercado esclavista salteño
sugiere una forma de servidumbre predominantemente urbana y doméstica. En
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Núm. de ventas
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algunas escrituras de compraventa se consignaba de manera expresa la finalidad
de la transacción, como en la venta que hizo Isidoro Matorras a Carmen Coeto,
vecina de San Salvador de Jujuy, de «una negra esclava en 450 pesos para el
servicio de Don JoPatricio Sagardia, vecino de Jujuy con calidad de pagar dicha
Coeto los derechos de escritura y alcabala como consta».
13
El origen de los esclavizados confirma la predominancia de una lógica de
trata interna. A diferencia de espacios portuarios, donde preponderaron cautivos
traídos forzosamente directo desde África, la mayoría de esclavizados en la plaza
local, provino de jurisdicciones cercanas como Tucumán, Córdoba o Buenos
Aires. La presencia de individuos introducidos directamente desde Brasil fue
excepcional, como lo demuestra el caso de María, una «negra esclava llamada
María de 18 o 22 años, y de nación portuguesa», comprada el 3 de setiembre de
1816 por Joaquín Sosa a Josefa Baldivieso.
14
Las denominaciones prevalecientes empleadas en las escrituras
«negros», «mulatos» y «criados» permiten advertir la persistencia de procesos
de racialización heredados del orden monárquico. Estas categorías, aplicadas de
manera subjetiva por escribanos y funcionarios, operaban como artefactos
culturales de clasificación social, basados en el color de piel, el origen geográfico
supuesto y la condición de subordinación de las personas esclavizadas. En los
registros salteños se identifican, por ejemplo, cautivos denominados «criollos»,
nacidos en el territorio rioplatense, como Antonio, un «mulatillo criollo de seis a
siete años», vendido el 12 de julio de 1813 por Valentín Robayo a José Toledo por
110 pesos,
15
o Tomasa, una «negra criolla del Tucumán», transferida por José
Félix Aramayo a Patricio Quiroga el 8 de febrero de 1822 por 240 pesos.
16
Esta
distinción explícita de sujetos «criollos» se corresponde con lo observado en otros
centros urbanos del interior rioplatense y contrasta con los circuitos esclavistas
portuarios, donde predominaba el arribo directo de cautivos africanos (Cáceres
2019; Borucki 2016).
13
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1813. Libro núm. 399. Fs. 17v.
14
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1816. Libro núm. 304. Fs. 47r.
15
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1813. Libro núm. 399. Fs. 22r.
16
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1822. Libro núm. 492. Fs. 37r.
COMERCIALIZACIÓN DE ESCLAVIZADOS EN SALTA
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Si bien algunos estudios sostienen que la categoría «negro» se reservaba
para personas de origen africano, en las transacciones relevadas esta
denominación abarca el 53,91% de los casos (Valenzuela 2019; Borucki 2021).
17
La información disponible no permiten confirmar una procedencia transatlántica
directa en la mayoría de los registros. Es más probable suponer que llegaron a
Salta desde Buenos Aires o Córdoba, como parte de circuitos esclavistas internos
ya consolidados, o que nacieron en esas ciudades, eventualmente con trayectorias
anteriores desde Brasil.
La presencia esporádica de categorías como «negro bozal» introduce, sin
embargo, un matiz revelador. Estas expresiones parecieran responder más a
lógicas clasificatorias heredadas del período virreinal que a un conocimiento
preciso de la procedencia individual. «Negro bozal» evocaría la extranjería
africana. Pero en realidades donde la mayoría de los sujetos eran esclavizados de
larga circulación regional, el uso de estas etiquetas parece más orientado a
reforzar desigualdades raciales que a consignar datos etnogeográficos
verificables. La categoría «negro» funcionaba como un significante amplio, capaz
de condensar color, origen, condición jurídica y estatus social, aun cuando el
vínculo con África ya no fuera tangible. Esta polisemia no desmiente el
predominio de un tráfico esclavista de base criolla, sino que obliga a leer las
clasificaciones como construcciones subjetivas, culturales discursivas con efectos
materiales sobre los cuerpos racializados y esclavizados. Tal ambigüedad se
expresa en el caso de María, clasificada como «negra bozal», quien fue vendida
por Isabel Vidal en 400 pesos a Rosa Pardina el 16 de setiembre de 1816.
18
La categoría «mulato», segunda en frecuencia con un 41,30% de los
registros, no solo fue una clasificación reiterada, sino también un artefacto de
17
Se trata de un porcentaje considerable que motiva una línea específica de investigación en curso,
orientada a determinar con mayor precisión cuántas de estas personas clasificadas como
«negros» eran efectivamente de origen africano. Aunque los registros notariales de compraventa
suelen ser parcos o ambiguos respecto de la procedencia de los cautivos, el cruce con fuentes
eclesiásticas como libros de bautismos, matrimonios o defunciones podría abrir nuevas
posibilidades de identificación. Cabe considerar, además, que uno de los picos del ingreso de
africanos al Río de la Plata tuvo lugar entre 1800 y 1806 (Borucki 2021), y que Salta, en tanto
nodo articulador del circuito entre el Atlántico y el Alto Perú, formaba parte de esa red esclavista
transregional. Es razonable suponer, por tanto, que personas provenientes directamente del
comercio atlántico hayan llegado a la ciudad. De hecho, en este mismo trabajo se ha citado el caso
de Ana, una esclavizada identificada como «Angola», cuya venta fue registrada en Salta.
18
AHS. Sección Hacienda. Libro de Alcabala de 1813. Libro núm. 399. Fs. 31v.
MARCELO GABRIEL ANACHURI
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diferencia racial cargado de connotaciones negativas. Lejos de ser un descriptor
neutro, el término remitía a la idea de mezcla y, por ende, de impureza, una
noción profundamente arraigada en el imaginario de la época.
19
Diminutivos,
como «mulatillo» no solo revelan una infantilización simbólica de los cuerpos
esclavizados, sino también confirman el grado de arbitrariedad y subjetividad con
que estas categorías eran aplicadas. Este diminutivo parece emplearse para
clasificar a individuos en un arco de edad sorprendentemente amplio, incluso a
jóvenes en plena adultez. Tal es el caso de Agustín, de veinte años, designado
como «mulatillo esclavo», vendido el 24 de enero de 1822 por Josefa Torino,
viuda de Marcos Saravia, a Timoteo Salas por 200 pesos.
20
Estas clasificaciones, que articularon color de piel, estatus social y
presunta genealogía, funcionaron como dispositivos de ordenamiento social.
Persistieron incluso en el contexto revolucionario y reprodujeron aunque
reconfiguradas las jerarquías heredadas del Antiguo Régimen. Lejos de
constituir categorías estancas, el lenguaje racial operó como una verdadera
tecnología de distinción (Segato 2007). Esta tecnología codificó relaciones de
poder y condicionó trayectorias vitales, pero también fue un campo de disputa
donde los actores intentaron resignificar o negociar sus posiciones según
contextos locales, vínculos personales o intereses económicos (Twinam 2015;
O’Toole 2012).
La identificación de individuos como «zambos» o «pardos» no respondió
exclusivamente a una lógica uniforme de clasificación. Fue parte de un régimen
de mestizaje muy ambivalente, que oscilaba entre la estigmatización y la
integración condicionada. Tales categorías no solo racializaban cuerpos, sino que
también trazaban mapas genealógicos que fijaban o flexibilizaban jerarquías
según la situación. Como la venta de una mujer identificada como «mulata» junto
a sus dos hijos, descritos como «zambos»: el 3 de agosto de 1810, Lorenzo López
Maurín abonaba 22 pesos por la alcabala correspondiente a una operación de 560
pesos en «que ha vendido a Don Juan Manuel Quirós una mulata llamada Mónica
19
En la práctica, muchos individuos intentaban escapar de ese estigma adoptando la
autodenominación de «pardos», socialmente más aceptable y asociada a ciertos procesos de
movilidad o blanqueamiento simbólico (Borucki 2021).
20
AHS. Sección Hacienda. Alcabala de 1822. Libro núm. 492. Fs. 28v.
COMERCIALIZACIÓN DE ESCLAVIZADOS EN SALTA
- 14 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 11, N.º 21 - (JULIO - DICIEMBRE 2025) - ISSN 2393-6584
con dos hijos zambos nombrados Facundo y María Gertrudis».
21
Este caso revela
el uso de diferentes etiquetas raciales incluso dentro de una misma familia y cómo
esas clasificaciones afectaban la filiación y la transmisión del estatus. Al mismo
tiempo, muestra que estas categorías no eran rígidas: la identidad racial de hijos
e hijas no siempre seguía la de la madre, lo que refleja un sistema flexible y
cambiante donde el mestizaje funcionó como práctica social y como forma de
clasificar.
Un caso particular es la categoría «criados», que representa un 4,78 % de
los registros y se aplicó exclusivamente a mujeres (100 %). Su uso puede leerse
como un eufemismo frente a posibles restricciones legales, una estrategia de
valorización económica, o bien como reflejo de una demanda específica de trabajo
doméstico femenino. Esto último se refuerza si se considera que el 63,63 % de las
compradoras fueron mujeres. Tal es el caso de Juliana Figueroa de Cevallos,
quien adquirió el 6 de setiembre de 1816 dos «criadas», de nombre Pascuala y
Lorenza, a María Ignacia Otero y Susana Astigueta por 450 y 400 pesos
respectivamente.
22
En ocasiones, la documentación combinaba esta categoría con
la de «esclava», como en la compra en 300 pesos de Luisa, identificada como
«criada esclava» por Valeriana Frías a Martín Torino.
23
Tabla 1. Clasificación según la «calidad» de los esclavizados
comercializados, Salta, 1810-1822
Calidad
N° de esclavizados
%
Mulato
95
41,30
Negro
124
53,91
Criado
11
4,78
Totales
230
100,00
Fuente: elaboración propia con base en el AHS. Sección hacienda y notariales. Protocolos
notariales y Libros de alcabalas que corresponden al período 1810-1822
Si bien solo en el 32,6% de los casos se consignó explícitamente la edad de
los esclavizados, en este subconjunto se observa una mayoría de mujeres (80%).
Sus edades se concentraban en los rangos de mayor capacidad reproductiva. Los
21
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1810. Libro núm. 228. Fs. 51v.
22
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1816. Libro núm. 304. Fs. 47v.
23
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1819. Libro núm. 471. Fs. 35r.
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varones, que representaron el 20% restante, eran en su mayoría jóvenes aptos
para trabajos de esfuerzo físico.
Este análisis evidencia una clara feminización de la esclavitud en Salta,
presente en todos los grupos etarios. Este patrón no es exclusivo de esta ciudad;
estudios previos documentaron la misma tendencia en otras regiones del Río de
la Plata, donde se valoraba a las mujeres esclavizadas por su capacidad
reproductiva y su papel en el trabajo doméstico (Valenzuela 2019). La
feminización del mercado esclavo salteño entre 1810 y 1822 muestra, además,
una correlación directa con la intensificación del conflicto bélico. Como se
observa en el siguiente gráfico, durante los años de mayor actividad bélica (1813-
1821), las mujeres dominaron casi por completo las transacciones. En 1815, por
ejemplo, el 95,5% de las personas esclavizadas vendidas fueron mujeres, y en 1819
los varones desaparecieron directamente del mercado.
Gráfico 2. Distribución porcentual por sexo de personas esclavizadas
vendidas, 1810-1822
Fuente: elaboración propia con base en el AHS. Sección hacienda y notariales. Protocolos
notariales y Libros de alcabalas que corresponden al período 1810-1822
La escasa presencia masculina en los registros de compraventa revela una
transformación estructural del mercado. En un contexto de guerra prolongada,
los varones fueron vendidos, movilizados o reclutados,
24
mientras las mujeres
24
Las ventas de personas esclavizadas al ejército en Salta constituyen aún un terreno poco
explorado. Los libros manuales y mayor conservados en la Sección Hacienda del Archivo
Histórico de la Provincia ofrecen múltiples registros que merecen ser analizados con mayor
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
1810 1811 1812 1813 1814 1815 1816 1817 1818 1819 1820 1821 1822
Varones Mujeres
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- 16 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 11, N.º 21 - (JULIO - DICIEMBRE 2025) - ISSN 2393-6584
quedaron disponibles para ser comercializadas. La feminización de la esclavitud
debe leerse como una reconfiguración del mercado en función de las nuevas
demandas bélicas y domésticas. Las mujeres se convirtieron en un recurso
estratégico, en especial en tareas reproductivas, de cuidado y de servicio, en una
sociedad profundamente atravesada por la guerra.
El siguiente gráfico refuerza esta observación: muestra que la mayoría de
las mujeres esclavizadas se concentraban en la franja etaria de mayor capacidad
reproductiva (14 a 40 años). No obstante, al observar los extremos de edad (1 a 13
años y 41 a 60 años), la brecha de género se reduce significativamente. Este
comportamiento podría vincularse a las diferentes funciones laborales asignadas
a niñas, niños y personas mayores dentro de la esclavitud local. Muchos varones
esclavizados en edad productiva, a su vez, se incorporaron a los batallones de la
revolución. Por el contrario, niños y ancianos, por lo general, no eran enviados a
la guerra, lo que explicaría su relativa presencia en los registros notariales.
Gráfico 3. Distribución por género y grupos etarios de la población
esclavizada en Salta (1810-1822)
Fuente: elaboración propia con base en el AHS. Sección hacienda y notariales. Protocolos
notariales y Libros de alcabalas que corresponden al período 1810-1822
detenimiento. Estas transacciones, que comenzaron a intensificarse a partir de 1815, se
caracterizan por montos inferiores al precio promedio del mercado. Tal es el caso de Juan Manuel
Viola, quien en representación de Micaela Otero recibió 150 pesos del Estado «en calidad de la
mitad del valor de un esclavo que sirve en las milicias» (AHS, Sección Hacienda, Libro Mayor de
1815, Libro núm. 99, fs. 18v). Ese mismo año, José María de Lahora percibió 110 pesos «por el
valor de un negro que ha vendido al ejército» (fs. 20r), y el 21 de agosto, Eusebio Mollinedo recibió
50 pesos por la venta de un esclavo al Estado (fs. 23r).
0.0%
10.0%
20.0%
30.0%
40.0%
50.0%
60.0%
70.0%
80.0%
90.0%
100.0%
1 a 13 años 14 a 40 años 41 a 60 años
Mujeres Varones
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Entre 1810 y 1822, se evidencia una clara tendencia a la baja en el valor de
esclavizados, lo cual exhibe cierto paralelismo en relación con otros centros
urbanos.
25
El precio promedio pasó de 360 a 200 pesos, una caída del 43,7%.
Esta disminución no fue lineal: tras una fase inicial de estabilidad, en 1814 los
valores bajaron abruptamente (257,3 pesos) y coincidieron con el
recrudecimiento del conflicto bélico. Luego, el mercado evidenció gran
inestabilidad, con un alza en 1816 (320,8 pesos) y una nueva caída en 1817 (214,6
pesos), reflejo de un contexto atravesado por diferentes transformaciones.
Los promedios anuales ocultan importantes variaciones por género, edad,
presencia de hijos/as y oficio. Las mujeres promediaron 287 pesos, casi el doble
que los varones (155). Esta brecha se profundizaba cuando eran vendidas con
hijos, como Luisa, «mulata esclava» de 24 años, vendida el 26 de abril de 1810
con dos hijos por 900 pesos,
26
o Manuela, «mulata», vendida el 13 de diciembre
de 1811 junto a sus dos hijos por 700 pesos.
27
Este alto valor respondía a su
capacidad como fuerza de trabajo doméstico y a su potencial reproductivo,
recurso clave ante la escasa disponibilidad de esclavos varones y la dificultad para
reponer mano de obra. La guerra acentuó esta dinámica: mientras los varones
eran reclutados, los cuerpos femeninos permanecían en el mercado, disponibles
para tareas domésticas y reproductivas. En los varones, el precio se incrementaba
según la posesión de un oficio. Alo evidencia la venta que hizo Evaristo Barroso,
de Tomás, «mulato de oficio albañil» en 400 pesos a José Gabriel Echenique.
28
Estas diferencias muestran que el mercado esclavista salteño articuló criterios de
valorización diferenciada según la utilidad económica asignada al sujeto
esclavizado.
Finalmente, la tendencia descendente de los precios refleja el progresivo
declive del mercado esclavista local, condicionado por la guerra, los
cuestionamientos ideológicos y las reformas institucionales. Desde 1820,
comienzan a registrarse las primeras ventas de personas esclavizadas con hijos
25
Por ejemplo, Valenzuela (2019) documenta que en Corrientes los precios promedio cayeron de
500 a 200 pesos entre 1790 y 1800, lo que sugiere una tendencia regional sostenida de
desvalorización.
26
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1810. Libro núm. 228. Fs. 48r.
27
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1811. Libro núm. 177. Fs. 34r.
28
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1810. Libro núm. 228. Fs. 56v.
COMERCIALIZACIÓN DE ESCLAVIZADOS EN SALTA
- 18 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 11, N.º 21 - (JULIO - DICIEMBRE 2025) - ISSN 2393-6584
nacidos libres. Así, el 21 de junio de 1822, Ana fue vendida «con su hija libre» por
Pablo Alemán a José Felipe Guzmán en 190 pesos.
29
Este dato evidencia una lenta
y desigual transformación en las prácticas comerciales y en la percepción jurídica
de la esclavitud, pese a la ley de libertad de vientres dictada por la Asamblea del
Año XIII. La demora en reflejar estas situaciones en los registros sugiere una
aplicación tardía y fragmentaria de la legislación abolicionista y la persistencia de
lógicas esclavistas adaptadas al nuevo marco legal. Como advierte Magdalena
Candioti (2022), en los márgenes del antiguo Virreinato, las reformas
coexistieron durante años con prácticas esclavistas resilientes, en un contexto de
guerra e inestabilidad institucional.
30
La presencia de hijos «libres» en las
escrituras no solo refleja la adecuación formal al nuevo orden jurídico, sino
también una estrategia para conservar fuerza de trabajo esclavizada femenina en
un mercado en transformación.
Gráfico 4. Evolución del precio anual promedio de esclavizados en
Salta, 1810-1822
Fuente: elaboración propia con base en el AHS. Sección hacienda y notariales. Protocolos
notariales y Libros de alcabalas que corresponden al período 1810-1822
29
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1822. Libro núm. 492. Fs. 40r.
30
Según la autora después de la ley de vientre libre de 1813, se estableció que los amos de las
madres esclavas tendrían el patronato sobre los hijos, lo que significa que mantenían control
sobre su vida y limitaban su emancipación efectiva por años o incluso décadas. Esto permitió que
los amos aseguraran el trabajo no remunerado de estos «libertos» en un contexto donde la
emancipación efectiva se dilataba. Por lo tanto, aunque la ley podía indicar un avance hacia la
libertad, en la práctica, estas regulaciones son vistas como mecanismos que perpetuaban la
explotación de los afrodescendientes, ya que los amos mantenían un control significativo sobre
sus vidas.
MARCELO GABRIEL ANACHURI
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El peso plata predominó en el 95% de las transacciones de compraventa de
personas esclavizadas. No obstante, las fuentes evidencian cierta diversidad,
reflejo de la flexibilidad de las prácticas comerciales esclavistas. Los documentos
revelan que las personas esclavizadas fueron tanto mercancías intercambiables
como sujetos cosificados, integrados a transacciones crediticias entre
particulares, formalizadas ante escribanos (Wasserman 2011). Un ejemplo se
registra el 4 de agosto de 1813, cuando Marcelino Miguel de Silva, fiador de
Gregorio José de Arteaga, recibió un esclavo llamado Benito como pago de una
deuda: «Ha recibido un esclavo llamado Benito por cuenta del adeudo que tenía
contraído con este el Dr. Don José de Medeiros por habérselo cedido en pago de
la citada a acreencia como consta de la certificación m. 188».
31
Las fuentes
también consignan permutas de personas esclavizadas. Así ocurrió el 3 de mayo
de 1814, en un intercambio entre Juan Francisco Zamudio, capitán de ejército, e
Ignacia Caintro: «Zamudio da un mulato llamado Martín regulado su valor de
150 pesos a la señora por otro que esta le da llamado Juan Francisco estimado en
igual cantidad».
32
Otro caso se documenta el 26 de setiembre de 1820, en un
cambio entre Rufina Pintos y Narcisa Antonia Fernández Cornejo: «Por el cambio
que entre hacen, dando la primera una esclava nombrada Fortunata, con un
hijo de pechos llamado Gregorio a la Doña Narcisa, por otra esclava con su hijo
de pechos de nombre Pedro Pascual y la madre Mariana, en cantidad de cien
pesos cada una de las nombradas esclavas».
33
Estos casos revelan la
naturalización del valor monetario de las personas esclavizadas y la centralidad
de su circulación en las lógicas económicas locales hasta bien entrado el siglo XIX.
Ahora bien, resulta imprescindible señalar que los registros oficiales,
aunque valiosos para reconstruir estas operaciones, ofrecen una visión parcial del
comercio de personas esclavizadas en Salta entre 1810 y 1822. Diversos estudios
han advertido la existencia de transacciones informales que escapaban a la
documentación notarial (Mallo 1991; Guzmán 1997;2006;2009). De hecho, las
fuentes consultadas permiten vislumbrar este mercado paralelo, donde se
efectuaban ventas privadas, permutas y transferencias no registradas, algunas de
31
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1813. Libro núm. 399. Fs. 32r.
32
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1814. Libro núm. 267. Fs. 48v.
33
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1820. Libro núm. 478. Fs. 34r.
COMERCIALIZACIÓN DE ESCLAVIZADOS EN SALTA
- 20 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 11, N.º 21 - (JULIO - DICIEMBRE 2025) - ISSN 2393-6584
ellas formalizadas como «ventas extrajudiciales» o aludidas en documentos
privados. Esta dimensión oculta, aunque más difícil de cuantificar, conformaba
un circuito complementario y simultáneo al mercado formal, lo que aportaba
mayor complejidad a las dinámicas esclavistas locales. Un caso ilustrativo data
del 24 de marzo de 1813, cuando Gabriel emes abonó 18 pesos a nombre de
Magdalena Güemes, apoderada de Juan Bautista Manrique, vecino de Arequipa,
«que le ha vendido extrajudicialmente en documento privado a Doña Ana Zerda
una negra esclava de aquella llamada Josefa con calidad de pagar ambas por
mitad el derecho que ahora se entera, y por no haber comprobante lo firma».
34
Aunque Salta fue el centro donde se registraban notarialmente las
operaciones, no todos los actores eran vecinos locales. El análisis de los
protocolos revela la participación de residentes estables, comerciantes foráneos y
viajeros en tránsito, lo que confirma que, pese a la coyuntura bélica y las
trasformaciones en los circuitos comerciales, mantuvo su rol de nodo
redistribuidor dentro del circuito regional. El 26 de febrero de 1810, Mateo
Manuel Gómez, vecino de Lima, compró a Juan Manuel de la Centolla un «negro
llamado Carlos por 390 pesos».
35
Juan Sánchez, ministro contador de Oruro,
adquirió el 2 de julio de 1810 una mulata llamada María por 460 pesos a Ángela
Santo.
36
El 26 de setiembre de 1817, Pedro Crisologo Inojosa, cura y vicario de
San Pedro de Atacama, compró a Francisca de Aguirre una «negrita como de trece
años llamada Milagros» por 100 pesos.
37
Genaro de Figueroa, vecino de
Tucumán, compró el 3 de enero de 1818 a Francisco Antonio de Alvero una
esclava llamada Juana por 300 pesos.
38
Las subastas públicas de cautivos
refuerzan esta dinámica; el 4 de agosto de 1814, Marcos Córdoba abonó 10 pesos
de alcabala «por la compra que hizo dicho Córdoba en pública subasta de una
esclava llamada Rita de la pertenencia de Doña Isabel García».
39
Si bien se detecta
la intervención de actores foráneos, la mayoría de las transacciones involucró a
vecinos locales, que representaron el 89,13 % de vendedores y compradores, lo
34
AHS. Sección Hacienda. Alcabala de 1813. Libro núm. 399. Fs. 35 v. El resaltado es nuestro.
35
AHS. Sección Hacienda. Alcabala de 1810. Libro núm. 28. Fs. 46v.
36
AHS. Sección Hacienda. Alcabala de 1810. Libro núm. 28. Fs. 50v.
37
AHS. Sección Hacienda. Alcabala de 1817. Libro núm. 422. Fs. 34r.
38
AHS. Sección Hacienda. Alcabala de 1818. Libro núm. 458. Fs. Fs. 40 r.
39
AHS. Sección Hacienda. Alcabala de 1814. Libro núm. 267. Fs. 50v.
MARCELO GABRIEL ANACHURI
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA - 21 -
que evidencia la centralidad del mercado interno. En el 8,7 % de los casos, el
vendedor residía en Salta y el comprador era foráneo, mientras que solo el 2,17 %
correspondió a ventas desde otras jurisdicciones hacia la plaza salteña, señalando
el carácter relativamente acotado de la importación de esclavizados en este
período.
Gráfico 5. Distribución de transacciones de esclavizados en Salta
(SLA) según procedencia de vendedores y compradores, 1810-1822
Fuente: elaboración propia con base en el AHS. Sección hacienda y notariales. Protocolos
notariales y Libros de alcabalas que corresponden al período 1810-1822
Aunque la mayoría de las personas esclavizadas circularon en el ámbito
local, el análisis de las compraventas registradas por compradores foráneos
permite reconstruir una red que posiciona a Salta como nodo clave en la
redistribución regional de cautivos.
40
Los destinos más frecuentes fueron San
Salvador de Jujuy (4,34%), San Carlos, San Miguel de Tucumán y Córdoba (2,17%
cada uno). En menor medida, los destinos incluyeron Buenos Aires y algunas
plazas altoperuanas como Lima, Oruro y La Plata, que representaron el 0,43%
40
El término «nodo» se emplea aquí desde la teoría de redes para destacar la posición estratégica
de Salta como punto de confluencia y redistribución de flujos de personas esclavizadas. Refleja su
capacidad para concentrar y dispersar individuos, articulando redes comerciales y actores
diversos en el circuito regional
89%
9% 2%
Vendedor afincado SLA - Comprador afincado en SLA
Vendedor afincado en SLA - Comprador no afincado en SLA
Vendedor no afincado en SLA-Comprador afincado en SLA
COMERCIALIZACIÓN DE ESCLAVIZADOS EN SALTA
- 22 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 11, N.º 21 - (JULIO - DICIEMBRE 2025) - ISSN 2393-6584
de las operaciones. La figura adjunta grafica estas conexiones: el tamaño de cada
nodo urbano refleja la cantidad de transacciones registradas, y el grosor de los
enlaces, la frecuencia de contacto entre ellos. Esta visualización permite
identificar las rutas más activas y confirma a Salta como centro redistribuidor
dentro del circuito regional, con ramificaciones tanto hacia el sur como hacia el
Alto Perú.
Figura 1. Red de las conexiones comerciales de esclavizados desde
Salta (1810-1822)
Fuente: elaboración propia con base en el AHS. Sección hacienda y notariales. Protocolos
notariales y Libros de alcabalas que corresponden al período 1810 / 1822. La visualización se
hizo con Gephi 0.9.2. El tamaño de cada nodo refleja su grado de entrada, es decir, la cantidad
de transacciones registradas en el período analizado. El grosor de los enlaces representa la
frecuencia de contacto entre los nodos, ponderada según el número de registros de
transacciones entre ambos
3. Vendedores y compradores: una mirada al universo de actores
involucrados en la comercialización de esclavizados
El entramado de la comercialización de personas esclavizadas involucró a
396 individuos, distribuidos entre un 35,35% de mujeres y un 64,64% de varones.
MARCELO GABRIEL ANACHURI
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA - 23 -
Si bien algunos participaron exclusivamente como vendedores, un 7,82% del total
alternó entre ambos roles, lo que explica la existencia de 197 vendedores y 199
compradores. Esta alternancia evidencia la flexibilidad y el dinamismo de los
actores en el mercado de personas esclavizadas.
El caso de María Úrsula de Quiñones, esposa de Francisco Asencio
Lezama, destacado por su actividad política y mercantil, constituye un ejemplo
de esta participación activa y multifacética.
41
Quiñones actuó como apoderada de
su esposo en diversas operaciones. El 22 de noviembre de 1810, en calidad de
vendedora, vendió por 550 pesos a Juan Plaza «dos negras, madre e hija llamada:
María Cecilia y Trinidad Petronila».
42
Esta transacción ilustra no solo el papel de
las mujeres en la intermediación de estas operaciones, sino también cómo las
relaciones familiares operaban como dispositivos de legitimación y facilitación de
los negocios esclavistas. Quiñones figura, como compradora de cautivos en dos
ocasiones: el 19 de julio de 1817, adquirió por 200 pesos a una «criada» llamada
Juana de manos de Josefa Patrón, y el 21 de octubre de ese mismo año, compró
por 400 pesos a una «mulata» llamada Juana, propiedad de Eulalia Ruiz.
43
Este perfil de actores revela que un grupo reducido de personas controlaba
el mercado de esclavizados en Salta. En su mayoría, estos individuos pertenecían
a la élite local y disponían no solo de recursos materiales, sino también de un
capital relacional y simbólico que les aseguraba acceso privilegiado a estas
transacciones. El análisis de los registros notariales de compraventa entre 1810 y
1822 confirma este escenario. En todas las escrituras se utiliza el tratamiento de
'don' o 'doña', lo que evidencia la pertenencia de los participantes a los sectores
más encumbrados de la sociedad salteña (Twinam 2009). Aunque solo el 11,08%
de los documentos menciona ocupaciones (3,55% entre los vendedores y 7,53%
41
María Úrsula Quiñones, nacida en Salta en 1780, se casó a fines del siglo XVIII con Francisco
Asencio Lezama, un migrante vizcaíno vinculado al ascenso social y económico en la Salta tardo
virreinal. Lezama, proveniente de una familia rural de Vizcaya, se estableció en la región y
acumuló una gran fortuna a través del comercio ultramarino y el préstamo. María Úrsula tuvo un
rol activo en sus negocios y actuó en varias ocasiones como su apoderada.
42
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1810. Libro núm. 228. Fs. 56r.
43
AHS. Sección Hacienda. Libro de alcabala de 1817. Libro núm. 422. Fs. 33r y 34v.
COMERCIALIZACIÓN DE ESCLAVIZADOS EN SALTA
- 24 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 11, N.º 21 - (JULIO - DICIEMBRE 2025) - ISSN 2393-6584
entre los compradores), los datos disponibles permiten identificar a doctores,
alcaldes, ministros, coroneles y obispos como protagonistas de este mercado.
44
La dinámica de este comercio se restringió a este núcleo reducido, asociado
a actividades comerciales y productivas. El uso del índice Herfindahl-Hirschman
(IHH) muestra una leve mayor concentración entre los vendedores (55,76) que
entre los compradores (54,0), lo que evidencia la presencia reiterada de ciertos
nombres en las transacciones y confirma la lógica excluyente de este mercado. En
este sentido, la existencia de redes menos densamente conectadas entre
vendedores y compradores favoreció la concentración de cautivos en pocas
manos, posicionando a ciertos individuos como nodos cruciales en las redes de
comercio de personas esclavizadas (ver figura 1).
45
Un aspecto significativo fue la activa participación de mujeres como
compradoras. La incertidumbre derivada del contexto bélico pudo haber
incentivado esta intervención femenina. Ante la posibilidad de perder a esposos
e hijos en las guerras, buscaron alternativas para garantizar su subsistencia. La
adquisición de personas esclavizadas ofrecía no solo mano de obra doméstica,
sino también la posibilidad de alquilarlas o percibir ingresos por su inserción en
distintas actividades económicas urbanas. Algunas de estas mujeres ya eran
viudas, como Petrona Santos viuda del general Gabriel Ortiz, quien el 19 de
junio de 1813 compró en 300 pesos a Gerónima Heredia «una negra llamada
Teresa de edad de 40 años poco más o menos».
46
El examen de los registros
notariales revela que las mujeres pertenecientes a la élite local conformaron el
50 % de los compradores, destacándose figuras como Inés González y Mónica
44
Miguel Ángel Rosal (2021) en el análisis de los documentos históricos sobre la trata de esclavos
en Buenos Aires a fines del período colonial, observa que algunos afro-porteños, pertenecientes a
estratos bajos, participaron en la compra y venta de esclavos. En total se registraron cerca de 62
operaciones de compraventa entre afro-porteños y blancos, destacándose 32 ventas y 30 compras.
Sin embargo, la situación de esclavos que compraban a otros esclavos fue excepcional,
documentándose únicamente un caso de trueque entre personas de «raza» africana. Esto sugiere
que, aunque existía alguna participación de afro-porteños en el comercio de esclavos, la dinámica
de la esclavitud mantenía límites restrictivos en cuanto a la capacidad de los esclavos para adquirir
a otros.
45
El Índice Herfindahl-Hirschman (IHH) es una medida estándar que cuantifica la concentración
de un mercado; un valor más alto indica mayor concentración. Su aplicación aquí revela la lógica
excluyente del mercado esclavista. Los individuos con alta participación actúan como nodos
cruciales en las redes de comercialización, centralizando el flujo de personas y evidenciando su
control estratégico.
46
AHS. Sección Hacienda. Alcabala de 1813. Libro núm. 399. Fs. 21v.
MARCELO GABRIEL ANACHURI
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA - 25 -
López, quienes concentraron conjuntamente el 2,82 % de las compras de
cautivos. Ambas encabezan la nómina de los principales adquirentes junto a
Águeda Torres y Atanacio Llanes.
Tabla 2. Principales compradores de esclavizados en Salta (1810-
1822) según el número de escrituras de compraventa
Actores
Número de escrituras de
compraventa
% sobre total
Inés González
3
1,41
Mónica López
3
1,41
Águeda Torres
2
0,94
Atanacio Llanes
2
0,94
Eusebio Mollinedo
2
0,94
José Joaquín Robles
2
0,94
Manuel Antonio
Tejada
2
0,94
Martin García
2
0,94
Petrona de los Santos
2
0,94
Silvestre Osorio
2
0,94
Teresa Villada
2
0,94
Úrsula Quiñones
2
0,94
Totales
26
12,21
Fuente: elaboración propia con base en el AHS. Sección hacienda y notariales. Protocolos
notariales y Libros de alcabalas que corresponden al período 1810-1822
En el contexto del comercio de esclavizados en Salta, las redes de
individuos involucrados se caracterizaron por su baja densidad general.
Compuestas por actores que desempeñaban roles de vendedores y compradores,
estas redes funcionaban como nodos interconectados a través de escrituras de
compraventa, que actuaban como aristas de la red. Las estructuras resultantes se
organizaron en subredes o comunidades muy conectadas internamente, pero con
escasa interacción con otros participantes, generando redes simultáneas no del
todo interconectadas. La mayoría de las operaciones involucró múltiples
vínculos, contribuyendo a una red descentralizada.
47
47
El análisis de redes sociales (ARS) aporta a la Historia un enfoque relacional que se centra en
los actores sociales y sus interacciones, permitiendo reconstruir configuraciones efectivas y
explicar la agencia histórica y los procesos de cambio a través de estas interacciones. El ARS
integra métodos cualitativos y cuantitativos, complementando la historia con el análisis de redes,
lo que enriquece la comprensión de las relaciones personales. Este enfoque busca observar las
redes de relaciones en toda su amplitud y complejidad, más allá de las partes más densas y
evidentes, lo que permite una comprensión más profunda de las dinámicas sociales (Imízcoz
Beunza y Ruiz 2011).
COMERCIALIZACIÓN DE ESCLAVIZADOS EN SALTA
- 26 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 11, N.º 21 - (JULIO - DICIEMBRE 2025) - ISSN 2393-6584
En este contexto, los fiadores desempeñaron un rol central como
intermediarios contractuales, financieros e informacionales. Estos agentes,
habituales en la práctica mercantil de la época, garantizaban el cumplimiento de
obligaciones en operaciones de compraventa y pago de aranceles (Lamikiz 2007).
Comerciantes, propietarios, funcionarios y miembros de la élite local actuaron
como fiadores, destacándose los escribanos públicos, lo que revela su vigente
gravitación como intermediarios contractuales e informacionales en la etapa
independentista. En el 68% de las transacciones se recurrió a un fiador para el
pago de derechos alcabalatorios; de estos casos, los notarios Félix Ignacio Molina
intervino en el 41,38%, seguido por Marcelino Miguel de Silva (19,31 %) y
Mariano Nicolás Balda (6,21%).
48
También participaron otros actores como
Isidoro Matorras (4,83%). Esta dinámica favoreció una red de alta modularidad,
con compradores organizados en torno a vendedores principales; esto generó
grupos densamente conectados y escasamente vinculados entre sí.
Entre 1810 y 1822, la red de comercialización de personas esclavizadas en
Salta involucró a 396 actores (vendedores y compradores). Ellos concertaron 223
transacciones notariales, que movilizaron 62.558 pesos. En la siguiente figura, los
nodos de mayor dimensión corresponden a vendedores con el mayor número de
operaciones. Destacan José Francisco Reyes (cód. 65), Eulalia Ruiz (cód. 25) y
Francisco Alvero (cód. 33), personajes de reconocida actividad política y
mercantil. Si se consideran solo los actores que realizaron más de una venta y
concentraron la mayor participación económica, la nómina se reduce a diez
individuos (Tabla 3). Estos, encabezados por los mencionados, representaron una
fracción considerable del capital movilizado, lo que evidencia una concentración
económica significativa en manos de un reducido grupo de vendedores en la plaza
local.
48
Que el 68% de los fiadores fuesen escribanos subraya su rol central en la concreción de los
negocios. Aunque este tema excede el alcance del presente artículo, estos datos invitan a explorar
la continuidad de su papel desde tiempos virreinales. Al respecto, Gabriel Anachuri (2021)
sostiene que en Salta (1777-1809) los escribanos desempeñaron un rol fundamental en la
formalización y legitimación de negocios crediticios, actuando como intermediarios y guardianes
de información. Su labor no solo permitió la conservación y transmisión de contratos, sino que
les confirió una posición privilegiada en la circulación de recursos y poder social, configurando
un capital tanto contractual como informacional en la economía local.
MARCELO GABRIEL ANACHURI
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA - 27 -
Figura 2. Red de comercialización de personas esclavizadas en Salta
(1810-1822): Vendedores y compradores
Fuente: elaboración propia con base en el AHS. Sección hacienda y notariales. Protocolos
notariales y Libros de alcabalas que corresponden al período 1810-1822. Nota técnica: la
visualización se hizo con Gephi 0.9.2. a) Los nodos modelan actores participantes en calidad de
vendedores o compradores. b) Las aristas modelan registros de escrituras de compraventa
escriturados entre los nodos
Tabla 3. Principales vendedores de esclavizados en Salta (1810-
1822): Cantidad de ventas y participación en el total de transacciones
Cód. en la
red
Actores
Cantidad de
ventas
% sobre el total
65
Joseph Francisco Reyes
4
1,79
25
Eulalia Ruiz
3
1,35
33
Francisco Alvero
3
1,35
61
José Antonio Zorreguieta
2
0,90
89
Juan Asensio Lezama
2
0,90
114
Manuel Antonio Tejada
2
0,90
166
Petrona Elorriaga
2
0,90
173
Román Tejada
2
0,90
63
Joseph de Medeyro
2
0,90
88
Juan Antonio Pereyra
2
0,90
Fuente: elaboración propia con base en el AHS. Sección hacienda y notariales. Protocolos
notariales y Libros de alcabalas que corresponden al período 1810-1822
COMERCIALIZACIÓN DE ESCLAVIZADOS EN SALTA
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Los principales vendedores de personas esclavizadas en Salta entre 1810 y 1822,
como se observa en la Tabla 3, pertenecían a la élite local. Estos individuos
estaban estrechamente vinculados al comercio y a la administración de la plaza
mercantil salteña. Entre los vendedores destacados figura Joseph Francisco
Reyes, quien encabezaba la lista con cuatro transacciones. Reyes era un
comerciante afincado en Salta, dedicado a la importación de efectos
ultramarinos. Eulalia Ruiz, al igual que Petrona Elorriaga, es un ejemplo
significativo de la participación femenina en este mercado, lo que subraya el rol
activo de las mujeres en el comercio esclavista. La implicación de estos actores
vinculados al comercio resalta la conexión entre las actividades mercantiles y el
tráfico de personas esclavizadas. También los posiciona como nodos clave en las
redes de comercio regional durante este período coyuntural.
A modo de cierre
El presente trabajo se propuso desentrañar aspectos fundamentales del
mercado de personas esclavizadas en Salta entre 1810 y 1822, un tema que la
historiografía apenas abordaba. A partir del relevamiento y análisis de un diverso
cuerpo documental inédito libros de compraventa, protocolos notariales, libros
mayores y manuales, se reconstruyeron sus características, relevancia e
incidencia. Este estudio empleó la elaboración de series, el análisis de Redes
Sociales y la reflexión historiográfica para lograrlo. Delineamos, asimismo, los
perfiles socioeconómicos de los actores involucrados en un contexto de agudos
cambios, signado por el tránsito de una fidelidad regia hacia una nueva fidelidad
estatal. Las evidencias arrojan luz sobre particularidades locales y elementos
comunes a otros espacios rioplatenses.
Aunque el comercio de personas esclavizadas en Salta no alcanzó la
magnitud de plazas portuarias mayores como Lima, Buenos Aires o Montevideo,
las fuentes reunidas confirman su dinamismo y peso específico en la estructura
económica y social local, en comparación con otras ciudades del interior. Lejos de
constituir un fenómeno residual, la compraventa de personas esclavizadas fue un
elemento constitutivo de las prácticas mercantiles del período. La ciudad
mantuvo una posición nodal dentro de los entramados comerciales. Salta
funcionó como plaza de redistribución de personas esclavizadas hacia espacios
MARCELO GABRIEL ANACHURI
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA - 29 -
rurales y urbanos próximos, participando activamente de una trama de
intercambios que articuló distintos centros urbanos de la región.
Este estudio permitió, además, identificar particularidades escasamente
advertidas por la historiografía previa. Por un lado, las categorías clasificatorias
racializadas negros, mulatos, mestizos, herencia del orden virreinal,
persistieron. Estas continuaron operando como artefactos culturales de
racialización de los cuerpos esclavizados, e incidieron directamente en su
tasación y circulación en el mercado. Por otro lado, constatamos un progresivo
descenso en los precios de venta a partir de los primeros años de la Revolución,
en sintonía con la inestabilidad bélica, las dificultades económicas y los
incipientes cambios normativos.
Los rasgos propios de una sociedad que literalmente comenzó a «vivir para
la guerra» incidieron en un evidente proceso de feminización del mercado
esclavista salteño durante los años de mayor militarización. La reducción de
varones esclavizados en los registros de compraventa producto de su
reclutamiento forzoso o venta a cuerpos militares, un hilo que demanda nuevas
investigaciones reconfigu las dinámicas comerciales. Esto incrementó el
volumen de transacciones de mujeres, muchas de ellas con oficios domésticos, y
redefine la comprensión de las prácticas esclavistas en contextos bélicos del
interior rioplatense.
Este trabajo revela que, aunque algunos vestigios ideológicos e
institucionales de cambio comienzan a insinuarse como la aparición de ventas
que incluyen a hijos e hijas nacidos libres o referencias a la manumisión, la
esclavitud en Salta persistió sin grandes cuestionamientos hasta bien entrada la
década de 1820. Mientras a escala atlántica y continental las tensiones
abolicionistas y las rupturas institucionales erosionaban los sistemas esclavistas,
en esta ciudad del actual noroeste argentino las prácticas mercantiles en torno a
cuerpos esclavizados se mantuvieron vigentes y articuladas a los intereses
económicos de grupos dominantes. El análisis de los registros notariales de
compraventa confirma el control del mercado por un grupo reducido de personas,
en su mayoría miembros de la élite local. Estos no solo disponían de recursos
materiales, sino también de capital relacional que les aseguraba acceso
COMERCIALIZACIÓN DE ESCLAVIZADOS EN SALTA
- 30 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 11, N.º 21 - (JULIO - DICIEMBRE 2025) - ISSN 2393-6584
privilegiado a estas transacciones. Con la información disponible, reconstruimos,
por primera vez, la «Red de comercialización de personas esclavizadas en Salta
(1810-1822): Vendedores y compradores» (Figura 2) Muchas de estas personas
fueron comerciantes ya posicionados, y otras tantas, mujeres que, ante la
incertidumbre del contexto bélico, encontraron en la adquisición de esclavos una
estrategia para subsistir.
Por último, este artículo sienta, por tanto, horizontes para futuras
investigaciones que profundicen en las especificidades regionales de la esclavitud
en el Río de la Plata. Indagar en los circuitos internos y en las lógicas sociales y
económicas que sostuvieron la esclavitud en territorios «periféricos» permitirá
articular historias plurales más complejas y matizadas. Esto dará cuenta de la
diversidad de experiencias, resistencias y continuidades que coexistieron con los
discursos emancipatorios. En suma, las preguntas abiertas por este trabajo
invitan a ahondar en las ltiples formas en que el comercio y la esclavitud de
personas configuraron las sociedades locales más allá de las capitales virreinales,
en espacios que, como Salta, aún conservan en sus archivos los rastros silenciados
de quienes fueron convertidos en mercancía. ◊
Obras citadas
Fuentes
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1810-1822. Protocolos notariales y expedientes judiciales del mismo
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