CLAVES. REVISTA DE HISTORIA
VOL. 10, N.° 19 JULIO DICIEMBRE 2024
ISSN 2393-6584 - MONTEVIDEO, URUGUAY
Entre el honor y el culto a Baco
Imagen de la policía en la prensa del departamento
de Colonia (1866-1914)
Between honor and the cult of Bacchus
Image of the police in the press of the Colonia department
(1866-1914)
Sebastián Rivero Scirgalea
1
Centro Regional de Profesores Sur Oeste
Consejo de Formación en Educación, Uruguay
ORCID: https://orcid.org/000-0001-5097-0425
DOI: https://doi.org/10.25032/crh.10i19.2344
Recibido: 20/6/2024
Aceptado: 17/10/2024
Resumen: En las décadas finales del siglo XIX y primeras del siglo XX, surgió
desde la prensa una imagen del buen/mal funcionario policial. Esta imagen
estuvo caracterizada por elementos positivos como la civilidad, el honor y la
caballerosidad, y otros negativos como la irracionalidad, los abusos y el
alcoholismo. En relación con las simpatías partidarias y los vínculos con el
Estado, se modularon estos juicios. Desde 1866, cuando salió a la luz el primer
periódico de Colonia, se fue construyendo una imagen letrada de la policía, la cual
mostró cercanías y distancias, encendidos elogios y críticas acerbas. La creación
de espacios de estatalidad y la labor ubicua de la fuerza policial, hicieron que su
accionar se constituyera en el centro de atención. Imágenes posibles y deseables
emergieron desde las páginas de la prensa local.
Palabras clave: Policía, prensa, departamento de Colonia.
Abstract: In the final decades of the 19th century and the first decades of the
20th century, an image of the good/bad police officer emerged from the press.
This image was characterized by positive elements such as civility, honor and
1
Sebastián Rivero Scirgalea. Profesor y magister en Historia. Doctorando en Historia por la
Universidad Nacional de La Plata (Argentina). Investiga temas de historia local o regional
referidos al departamento de Colonia (Uruguay).
ENTRE EL HONOR Y EL CULTO A BACO
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chivalry, and other negative ones such as irrationality, abuse and alcoholism. In
relation to party sympathies and links with the State, these judgments were
modulated. Since 1866, when the first Colonia newspaper came to light, a literate
image of the police was built, which showed closeness and distance, fiery praise
and harsh criticism. The creation of spaces of statehood and the ubiquitous work
of the police force made its actions the center of attention. Possible and desirable
images emerged from the pages of the local press.
Keywords: Police, press, Colonia department.
1 Introducción
En Colonia del Sacramento, en 1866, apareció el periódico El Eco de la
Campaña, inaugurando la prensa escrita departamental. Publicado con una
imprenta obsequiada por el caudillo colorado Gral. Venancio Flores, se constituyó
en una caja de resonancia para los asuntos gubernamentales, partidarios y de la
sociedad local, tanto de sus sectores altos como bajos. Como no podía ser de otra
manera, reflejó en sus páginas el derrotero de la Jefatura Política y de Policía. La
prensa, tanto en el Río de la Plata como en el mundo, desde la segunda mitad del
siglo XIX, se convirtió en un actor decisivo en la conformación del espacio
público, intermediando entre la sociedad civil y el aparato político y estatal.
Formalizó, a su manera, un nuevo tipo de «ciudad letrada» (Rama). Cabe advertir
que, así como surgió una imagen de la policía, también se produjo una con
relación al crimen y los criminales (Duffau).
Para visualizar a la Jefatura y la policía desde un ángulo diferente al de los
actores involucrados, tal vez próximo en algunas de sus implicancias al de la
sociedad civil, consideramos oportuno acudir a las construcciones discursivas del
periodismo. Para el abordaje de la prensa departamental apelaremos, como guía,
a los siguientes ejes temáticos: 1) Relación de la Jefatura con el partido
gobernante, el colorado, en algunos de sus sectores o en un todo. Los distintos
medios de prensa defenderán o atacarán a la policía según sus simpatías
partidarias o aproximaciones a lo gubernamental. 2) Juicio a la policía desde una
posición civilizatoria, dentro de la dicotomía civilización/barbarie: el periodismo
celebrará los avances hacia el primer término, condenando los desbordes hacia el
SEBASTIÁN RIVERO SCIGARLEA
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segundo. En este sentido, serán recurrentes las sugerencias tendientes a la
reorganización de la policía para mejorar su servicio. 3) Percepción social de la
policía, apuntando a la construcción de la imagen del buen o mal funcionario.
Como reconoce la investigadora Mariana Galvani retomando el postulado del
«aspecto ignominioso» de la fuerza blica, planteado por Benjamin, se
establece un «doble vínculo» de la sociedad con la policía «exigiéndole rigor y
acusándola cuando lo aplica» (Galvani 82). El mantenimiento del orden y la
adecuada gestión del espacio público, todo dentro de pautas civilizadas, serán
elementos valorados como positivos en el accionar policial, mientras que se
tomarán como negativos los excesos represivos. 4) El papel de la prensa como
intermediaria entre la sociedad civil y la policía, trasladando denuncias de los
vecinos sobre situaciones no atendidas por la Jefatura. Sobre este punto puede
considerarse el aserto de Bayley: «Los medios de comunicación constituyen, sin
duda, uno de los mecanismos de control inclusivos más importantes respecto de
la policía. Al menos lo son en potencia» (Bayley 208). En este sentido y según la
concepción de Mann, en cuanto el Estado sería una arena donde se dirimen
luchas de poder y atribuciones de significado, la prensa competiría con la
institución policial en cuanto al modelo deseable para esta y a su inserción en la
sociedad y el propio aparato estatal.
Desarrollaremos el artículo dividiéndolo en dos secciones: 1) Percepción
positiva de la policía. 2) Críticas a la policía. Como la política es transversal a estos
aspectos, merecerá una consideración general en ambos apartados.
La policía uruguaya, a lo largo del siglo XIX, tuvo funciones tanto
represivas como otras de carácter municipal. En la década de 1870, conforme
avanzaba la modernización rural y el alambramiento de los campos (Jacob), la
policía se acercó al ejército, tanto en sus prácticas como en sus concepciones.
Desde un paradigma guerrero (Foucault), se trató por igual al abigeato y a las
revoluciones. En 1874 se promulgó la ley n.º 1217 que reorganizaba a la fuerza
dividiéndola en policía de orden público, judiciaria y municipal (Alpini).
Asimismo, se constituyó la policía departamental, que contaba con un jefe
político, subdelegados, comisarios, subcomisarios, vigilantes y guardias civiles.
La policía, de esta manera, fue a la par «alty «baja» (L’Heuillet), dedicada a
perseguir el crimen como a controlar el espacio urbano y rural, regulando los
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detalles del acontecer cotidiano. Este despliegue ubicuo e informe, que tanto
podría traer ventajas como propiciar desbordes, fue señalado desde la prensa. En
la República Argentina este accionar de la policía también sería objeto de
atención por parte de los medios periodísticos, reflejando una fuerza policial aún
en construcción (Caimari). Con base en este funcionamiento, general e impreciso
(radicando allí sus potencialidades y carencias) es que se delineó la imagen del
«buen/mal» policía. La prensa, sujeto de la opinión, quiso moldear un cierto tipo
de Estado y de funcionario estatal.
2. Percepción positiva de la policía
En los periódicos de base colorada y pro caudillista se aprecia una
valoración sumamente positiva de la policía y del Jefe Político. En relación con lo
partidario se elogia al jerarca policial por presentarse como un líder de la
agrupación en el ámbito local, garantizando el triunfo de esta por su influjo en las
elecciones. En lo relativo a la seguridad se lo estima como un garante del orden.
En su trato con los vecinos, finalmente, se lo pondera como «cumplido
caballero». La policía, de esta manera, es percibida desde varios periódicos como
representante partidaria y, desde este lugar, como custodia del orden social y
estatal. En la prensa de Montevideo, asimismo, los «juicios positivos» provienen
de «los medios vinculados a sectores oficiales» (Fessler 31).
Durante la década de 1860 El Eco de la Campaña, medio de prensa en
extremo oficialista, inaugura algunos de estos elementos discursivos. En su
primer número se informa de una tertulia celebrada en los salones de la
Comandancia, realizada para festejar la inauguración de la imprenta, con la que
era editado El Eco, y del muelle.
2
Para la concreción de estos proyectos fue
fundamental la iniciativa del poder estatal y del Jefe Político coronel Felipe
Arroyo. En números posteriores se hace mención de «espléndidos bailes» hechos
en la Jefatura, a los cuales asistieron Arroyo y su esposa. La gestión del Jefe
Político es en extremo elogiada, trascribiéndose con regularidad sus edictos
3
y
2
El Eco de la campaña, Colonia, Uruguay, set. 2, 1866: 3.
3
Edictos destinados a prohibir los juegos de azar, para «cortar los abusos» hechos a la «moral
pública» y defender a los jóvenes del Departamento; controlar el porte de armas; y la venta de
bebidas alcohólicas para consumo en los mostradores, evitando las reuniones de «beberage» y
enderezando a los «individuos vagos y mal entretenidos». El Eco de la campaña, Colonia,
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resaltando lo adecuado de su control a la criminalidad. Cabe referir que la
transcripción de edictos será común en la prensa decimonónica, como una
manera de difundir y afianzar la estatalidad en el territorio.
Ante la denuncia del montevideano La Opinión Nacional, señalando la
existencia de numerosos robos en el departamento atribuidos a desertores
argentinos escapados de la isla de Martín García, el periódico coloniense resalta
lo exagerado de esta información. Apunta que solo hubo dos casos de abigeato
«cuyas causas se siguen ante el juzgado ordinario de esta ciudad» y agrega que
jamás «ha estado el Departamento más tranquilo», ya que la «vigilancia de las
autoridades es cual nunca se tuvo». El coronel Arroyo, por lo tanto, «debe estar
tranquilo y muy satisfecho á su modo de proceder».
4
A fines de setiembre, sin
embargo, corrían rumores de que iban a destituirlo, lo que motivó la queja de los
vecinos.
5
Arroyo prosiguió en el cargo y para diciembre se encontraba recorriendo
la campaña departamental.
6
Renunció al poco tiempo por motivos de salud, en
abril de 1867, y falleció el 24 de junio de ese año.
7
Al iniciarse 1867 se renuevan los cruces con medios de prensa capitalinos.
En una carta aparecida en El Siglo se afirmaba que la policía había intervenido
en las elecciones, haciendo que «todo el pueblo» se abstuviera de votar. El Eco de
la Campaña sostiene que esto es «una inculpación gratuita», dado que la policía
«no ha intervenido para nada y ni se acercó á la Iglesia donde estaba la mesa» y
que la «autoridad de este pueblo no pesa sobre él».
8
Como puede verse, el
periódico colorado ofrecía un fuerte blindaje ante todo atisbo de crítica. Al asumir
un nuevo Jefe Político y luego de su recorrida departamental, vuelve a destacarse
que «reina la mayor tranquilidad».
9
La publicación de los movimientos de cárcel
de julio y agosto tiende a reafirmar esta impresión.
10
Este periódico, el primero
Uruguay, set. 27, 1866: 3-4. El Eco de la Campaña, Colonia, Uruguay, dic.13, 1866: 3.
4
El Eco de la campaña, Colonia, Uruguay, set. 6, 1866: 2-3.
5
El Eco de la campaña, Colonia, Uruguay, set. 30, 1866: 2.
6
El Eco de la campaña, Colonia, Uruguay, dic.16, 1866. 3.
7
El Eco de la campaña, Colonia, Uruguay, en. 24, 1867: 3.
8
El Eco de la campaña, Colonia, Uruguay, en. 10, 1867: 2-3.
9
El Eco de la campaña, Colonia, Uruguay, set. 19, 1867: 3.
10
Primera quincena de julio: entraron 3 presos y salieron 2. Desde el 1 al 28 de agosto: entraron
5 presos y salieron 2. El Eco de la campaña, Colonia, Uruguay, jul. 14, 1867: 3. El Eco de la
campaña, Colonia, Uruguay, ag. 29, 1867: 3.
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del Departamento, fue un constante defensor de los intereses de la jefatura,
resaltando su efectividad en el mantenimiento del orden, sobre todo el rural. Sus
bases ideológicas, según se destaca, eran pro coloradas y pro caudillescas. El Cnel.
Arroyo, como compadre de Flores, mereció por esto sus simpatías.
En la década de 1880 se renovarán las apreciaciones positivas, ahora
enfocadas hacia los hombres próximos al coloradismo militarista del Gral.
Máximo Santos. En 1881 El Orden, publicado en Colonia después de haber
aparecido en Carmelo y dirigido por José Zamora, se perfiló como un férreo
defensor del santismo. La Jefatura Política, a cuyo frente se encontraba el Cnel.
Benigno Carámbula, fue objeto de desmedidos aplausos. Desde sus páginas se
aseguraba que «nuestro departamento es quizás el más tranquilo de la
República» y se destacaba el «respeto de las autoridades» y la «represión»
operada contra «el vicio y las malas costumbres». El último parte policial
remitido al Ministerio hacía sido «sin novedad», ya que «la moralidad y garantías
en el departamento honran á Carámbula y al Gobierno».
11
En este mismo sentido,
en una nota enviada por el corresponsal en Nueva Palmira, se destaca la gestión
del subdelegado Capitán León Carámbula, afirmándose que:
Hace más de un mes que no tenemos entrada de persona alguna en la cárcel; y esto
prueba acabadamente que el bandido se detiene de cometer proezas y el vecino
honrado goza de las garantías que quiere, desea y les son conferidas por las Leyes del
País.
La correspondencia concluye reiterando que, «como dicen algunos diarios
de la capital, el Departamento de la Colonia es el más tranquilo de toda la
República».
12
En marzo de ese año El Orden, escribiendo en contra de la prensa de
oposición, aseguró que Carámbula no sería destituido ni removido, ya que los
cargos que se le imputaban fueron «totalmente destruidos».
13
Desde La Tribuna
Popular de Montevideo, con relación a las vinculaciones de la Jefatura con el
Partido Colorado, se denuncia que en Rosario la policía está «organizando una
11
El Orden, Colonia, Uruguay, may. 11, 1881: 2.
12
El Orden, Colonia, Uruguay, jun. 4, 1881: 1.
13
El Orden, Colonia, Uruguay, mar. 20, 1881: 2.
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especie de partido colorado», con el fin de actuar en las elecciones. El
corresponsal de ese pueblo se apresura a desmentir el hecho, aclarando que la
crítica proviene de «la mano de un blanco intransigente».
14
En un número
posterior la propia comisión del partido aclara que «no es cierto que la autoridad
ejecutiva del Departamento tenga la más mínima injerencia é influya en nada con
la Comisión Provisoria del Partido Colorado que funciona en esta ciudad
[Rosario]».
15
Esta obstinada defensa del titular de jefatura hizo que el
montevideano La Razón sostuviera que El Orden era un «órgano del Gefe [sic]
Político de la Colonia».
16
El periódico La Libertad, también publicado en Colonia del Sacramento, a
comienzos de 1884, destaca el poco movimiento delictivo que se percibe en el
Departamento. Aunque el personal policial es escaso y llega a 150 hombres, su
efectividad se debe, según el redactor, a la buena organización promovida por
Carámbula.
17
En agosto de 1885 La Época, de Rosario, publica unas Reflexiones donde
se menciona que las autoridades «se preocupan bastante por el progreso y
adelanto del pueblo». Con respecto a la policía se sostiene que, «tal como es hoy»,
no se pensaba «tenerla en mucho tiempo» y que el subdelegado es «un caballero
y un recto funcionario».
Hoy vemos un guardia civil y vemos al mismo tiempo un ciudadano, lo que antes no
era así lo menos en muchos casos)./ Si visitamos la Sub-Delegación, vemos un
edificio que hace honor á este pueblo, lo que antes era una mazmorra, hoy es una
habitación, limpia y confortable./ Si nos fijamos en las demás piezas, vemos el orden
más completo, vemos las piezas destinadas á oficinas bien arregladas, vemos un
archivo, lo que antes no se conocía, vemos en fin las habitaciones destinadas á
dormitorios, comedor, etc., para la tropa que no se sabe que admirar más.
18
Los elogios al subdelegado Villar y al edificio de policía continúan en un
14
El Orden, Colonia, Uruguay, abr. 20, 1881: 1.
15
El Orden, Colonia, Uruguay, abr. 23, 1881: 2.
16
El Orden, Colonia, Uruguay, abr. 20, 1881: 1. Zamora sin embargo replica: «La voz de la verdad
podría decirle á La Razón, que El Orden es tan independiente como ella misma, y que si bien es
órgano de una comunidad política, no quiere decir eso que lo sea de personalidad alguna».
17
La Libertad, Colonia, Uruguay, feb. 20, 1884: 2.
18
La Época, Rosario, Uruguay, ag. 9, 1885: 1.
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remitido, escrito a propósito de los festejos patrios del 25 de Agosto. En la
subdelegación se notaba «sencillez, elegancia é higiene», y no existía ya «aquella
inmunda mazmorra, más propia para fieras que para hombres». Desde una
postura civilizada e higienista se opina sobre la situación carcelaria: «Se puede
castigar al culpable duramente; pero no se le puede privar de aire oxigenado, que,
vivificando su sangre, regenere sus órganos, á la par que el infortunio modifica
sus sentimientos y sus ideas». El salón de baile, finalmente, mostraba una
«modesta, sencilla», pero a la vez «elegante y patriótica» decoración.
19
Tanto la
conducta de los guardias civiles como las mejoras en el edificio policial son
mostradas como avances de la civilización y la modernidad en el funcionamiento
y accionar de la policía. El subdelegado, calificado de caballero y «recto
funcionario», encarna la imagen del «buen policía» que se pretende ofrecer.
En 1884 comienza a aparecer El Carmelitano, dirigido por Feliciano
Salgado, el cual se declara perteneciente al Partido Colorado, identificado con «la
actual situación política», es decir el gobierno del Gral. Santos. Su actitud, sin
embargo, es pacífica y no militante.
20
Pese a sus manifestaciones de
imparcialidad, se constituirá en un constante defensor del partido y la Jefatura.
Sobre el subdelegado mayor Andrés Vera se opina que es «un cumplido
caballero» y sabe armonizar los deberes de su cargo, con el respeto a los
ciudadanos, aún los de ideas «de oposición al actual Gobierno». Este
comportamiento le granjeó las «mayores simpatías entre el público
Carmelitano», que se «felicita de tener al frente de esta Subdelegación de Policía,
á una persona de tan nobles é hidalgos sentimientos como lo es el Mayor Vera».
21
Su consideración hacia la sociedad civil, comprendiendo a las diferentes
tendencias partidarias, además de sus modales, encuadrados en normas de
urbanidad y cortesía, son elementos altamente valorados por la prensa,
enmarcándose dentro de la «sensibilidad civilizada» que se imponía por ese
entonces en el país (Barrán).
19
La Época, Rosario, Uruguay, ag. 27, 1885: 2.
20
«Nosotros creemos que ha llegado ya el momento de abandonar, una vez para siempre, las
retrógradas, preocupaciones de bandería […]. Los blancos, los colorados, llámense como quiera;
todas las aspiraciones tienen cabida y cumplida satisfacción dentro de los dictados eternos de la
razón y de la justiciaEl Carmelitano, Carmelo, Uruguay, abr. 3, 1884: 1.
21
El Carmelitano, Carmelo, Uruguay, abr. 17, 1884: 1.
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Por su parte, el periodista Sebastián Angeleri, luego redactor de El
Porvenir, desde las columnas de este medio de prensa, según recordaría años
después El Progresista, elevaría «cánticos de alabanzas y lisonjas» a Máximo
Santos.
22
En mayo de 1890 al ser nombrado como Jefe Político el coronel Zenón de
Tezanos, El Progresista, medio de prensa opuesto a la gestión de Neves como
heredera del santismo, se muestra entusiasmado con esta resolución. Se elogia la
«cultura de este militar, la circunspección y el espíritu de justicia que emplea en
el desempeño de su cometido», elementos que coadyuvan a que el Departamento
prosiga la «marcha de adelanto y de bien estar [sic] de que en buena hora nos
congratulamos en disfrutar, así nacionales como extranjeros».
23
Al finalizar el
año se celebra el proceder acertado del comisario urbano, Mayor Depré, al
publicar un edicto que designaba los parajes para baños, de mujeres y hombres,
en el arroyo de Las Vacas. «Es esta una medida que vendrá á cortar los abusos
que frecuentemente suelen cometer algunos individuos poco escrupulosos»,
24
se
opina.
El periódico El Noticiero de Rosario por su parte, en marzo de 1894,
celebra la llegada del nuevo Jefe Político coronel Luis Queirolo, calificándolo de
«excelente sujeto» y deseando que se haga «acreedor á las simpatías de que
gozaba su antecesor el Coronel Tezanos».
25
Las cualidades personales, dirigidas
al buen relacionamiento con la sociedad, según vimos en otros medios de prensa,
tenían un peso fundamental en la valoración del desempeño policial. Por eso la
defensa del buen funcionario de policía, resaltando sus méritos personales. Esto
se pone en evidencia, en el mismo mero, en la carta que «varios vecinos»
publican rebatiendo las críticas hechas por El Departamento de Colonia al
comisario Cnel. Vera. Según se menciona, Vera es apreciado en Rosario y todo el
Departamento como «hombre delicado, como militar de orden y como
funcionario cumplidor». La crítica, al parecer, solamente revela la «pasión
22
El Progresista, Carmelo, Uruguay, jul. 7, 1888: 1-2.
23
El Progresista, Carmelo, Uruguay, may. 3, 1890: 1.
24
El Progresista, Carmelo, Uruguay, dic. 3, 1890: 1.
25
El Noticiero, Rosario, Uruguay, mar. 14, 1894: 3.
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personal y la intención de herir al atacado con frase torpe saturada de insultos».
26
El asunto respondía a rencillas de «familia política» el Partido Colorado, en
que un escribidor de «filiación tajista» desde Colonia del Sacramento en
alusión a El Departamento señalaba las supuestas «inconsecuencias políticas
del Subdelegado de Policía del Rosario». Todo era, al parecer, «por el puesto
público».
27
Los círculos colorados del Departamento, a través de la prensa y
tomando a la policía como centro, ventilaban de este modo sus conflictos
personales. La percepción de la buena o mala actuación policial, por lo mismo,
dependía de las elecciones políticas de los funcionarios. Los redactores de los
medios de prensa, con evidentes simpatías e intereses partidarios, no resultaban
para nada imparciales a la hora de ponderar unas y otras.
En los primeros años del novecientos El Departamento resalta el buen
servicio policial y los adelantos materiales,
28
rebatiendo, a su vez, las críticas
dirigidas a la institución. Como muestra del correcto desempeño policial se
menciona la reorganización efectuada por Giacomazi en Carmelo, haciendo que
los guardias civiles no desatiendan su servicio «para entregarse à diversiones
callejeras» ni que los menores de edad concurran a los cafés.
29
Se llama la
atención, asimismo, sobre la «acertada gestión» del comisario Domingo Epherre,
de la Costa del Colla. Demostrando «celo» y una «correcta interpretación» de las
ordenanzas y disposiciones policiales, logró reducir el uso indebido de armas en
la sección. El hecho que los policías llenen «armónicamente su cometido» lleva a
una reflexión mayor acerca de la fuerza:
Sabido es que, estamos muy lejos de poseer una institución policial modelo. La
policía rural de ninguna parte de América […] puede presentar ese ejemplo. Por el
momento es un ideal. Pero dentro de los medios deficientes de una organización
26
El juicio negativo de El Departamento se originaba en que el comisario toleraba el juego, sin
tomar las medidas conducentes a «restringir el vicio en la forma descarnada que se practica». El
Noticiero, Rosario, Uruguay, mar. 14, 1894: 2-3.
27
El Noticiero, Rosario, Uruguay, mar. 21, 1894: 2.
28
Se destaca el nuevo edificio policial levantado en el Real de San Carlos, el cual es «cómodo» y
de «excelentes condiciones higiénicas». El Departamento, Colonia, Uruguay, jun. 28, 1908: 1-2.
Asimismo se menciona el «nuevo mobiliario» recibido por Jefatura, afirmándose: «Las oficinas
policiales, ostentarán pues, un mobiliario decente.» El Departamento, Colonia, Uruguay, ag. 20,
1908: 2.
29
El Departamento, Colonia, Uruguay, en. 9, 1908: 1.
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naciente, y conforme lo permite la capacidad económica del país, - aquí gozamos de
una policía discreta.
Esta «policía discreta», a la par honesta y respetuosa, podía garantizar dos
«puntos fundamentales»: las vidas y haciendas.
30
Esto para el corresponsal, autor
de la nota, era más que suficiente.
La buena gestión y la pericia en la resolución de crímenes fueron elementos
positivamente valorados. Sobre el primer punto señaló El Departamento:
El Departamento de Colonia, es uno de los que puede jactarse que en materia de
policías, está bien servido, que tiene al frente de sus secciones policiales, hombres
cumplidores, celosos de su deber, garantías seguras de rectitud, prudencia y
actividad.
31
El comisario de la 1.ª sección Juan A. Zerpa fue apreciado por sus dotes
para resolver casos. Bajo el título «una buena pesquisa», en este periódico y en
La Colonia, se detalla como el comisario, con tesón y astucia, logró
desenmascarar y aprehender criminales.
32
Por eso, cuando se anunció su
traslado, el vecindario de Colonia dio «muestras de disgusto», ya que se trataba
de un funcionario de muchos años, además de ser «un cumplido y correcto
caballero», a más de un «empleado modelo», interesado siempre por
«salvaguardar la tranquilidad de la sección a su cargo».
33
Aquí vuelve a aparecer
la valoración del «buen policía» como un caballero y «empleado modelo»,
sumado a la pericia para resolver crímenes. Será esta última cualidad, enmarcada
en las funciones de «alta policía» (L’Heuillet), la que definirá a comienzos del
siglo XX el modelo del correcto funcionario policial. No obstante, no desaparece
el ideal civilizatorio entendido como la armoniosa integración social y urbana,
30
El Departamento, Colonia, Uruguay, feb. 6, 1908: 1.
31
El Departamento, Colonia, Uruguay, jul. 14, 1909: 1.
32
Al llegar de Buenos Aires una mujer desconocida «bien vestida», pero de una conducta no «muy
recatada», se despertaron las sospechas del comisario, que procedió a interrogarla. Aunque
puesta en libertad, luego se mandó la filiación de la sospechosa a Montevideo y resulque la
mujer estaba requerida por un juicio. La Colonia , Colonia, Uruguay, abr. 15, 1909: 1. Un ladrón
después de robar artículos del comercio de Larralde, huyó para el barrio de Las Quintas. Allí lo
capturó el comisario Zerpa, hecho que supuso el «logro de una pesquisa importante». El
Departamento, Colonia, Uruguay, jul. 14, 1909: 2. Acerca del primer caso puede recordarse que
los «delincuentes viajeros», al comenzar el novecientos, empezaron a ser actores cada vez más
frecuentes en el panorama sudamericano (Galeano).
33
El Departamento, Colonia, Uruguay, oct. 30, 1909: 2.
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propugnado en el mil ochocientos.
3. Críticas a la policía
La imagen del «mal policía» aparece como en negativo en relación con la
construida sobre el «buen policía». La filiación partidaria y el mantenimiento del
orden son presentados, desde la prensa opositora a la situación, como abusos y
excesos. El mal funcionario mezcla lo partidario con lo estatal y se extrema en el
control y represión de la inseguridad; esta combinatoria resulta la clara
trasgresión de pautas civilizadas. En Argentina, tanto en Buenos Aires como en
las provincias, también se critica desde la prensa la «calidad de los recursos
humanos a cargo de prevenir y reprimir el delito» (Bohoslavsky 49-72). Como
destaca Galeano:
No eran pocas las críticas que la prensa periódica dirigía contra los vigilantes de calle
por su falta de cortesía, sus actos de indisciplina, la tendencia al juego y al consumo
de alcohol. En suma, por diferenciarse muy poco de los hábitos de los sectores
populares a los que se suponía que debían controlar (Galeano 73).
Con la irrupción del militarismo latorrista se detectan algunos medios de
prensa que cuestionan el accionar policial. En las páginas del Archivo Policial
(Archivo Regional Colonia) se pueden visualizar las repercusiones, en la propia
fuerza, de estos señalamientos. En octubre de 1876, desde Carmelo, se menciona
que el periódico local La Libertad denuncia el enfrentamiento entre la policía de
campaña y unos soldados, ocurrido en un establecimiento de baile. El
subdelegado Servando N. Pereyra, sin embargo, señala que lo «relatado por La
Libertad es bastante exagerado».
34
En nota que le dirige un subalterno, asimismo,
se sostiene que el gacetillero del periódico juzgó el suceso por simples «informes
propalados en el pueblo».
35
El Jefe Político Máximo Blanco le había solicitado al
subdelegado de la 3Sección (Carmelo) las aclaraciones del caso. La estrategia
fue relativizar el hecho, reduciéndolo a meros rumores pueblerinos. Esta
modalidad, según la documentación contenida en el Archivo Policial, será
recurrente en la relación entre la prensa y la policía.
34
Archivo Regional Colonia (ARC). Archivos Policiales. 3y 4.ª Sección de Policía. Año 1876.
Tomo 4: 129.
35
ARC. Archivos Policiales. 3.ª y 4.ª Sección de Policía. Año 1876. Tomo 4: 130.
SEBASTIÁN RIVERO SCIGARLEA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA - 13 -
Al comenzar la década de 1880, con el santismo, volvemos a encontrar en
el Archivo Policial las repercusiones que provocan las denuncias de la prensa
entre las diversas autoridades, tanto departamentales como nacionales. El
Ministerio de Gobierno, el 23 de mayo de 1882, le escribe a Carámbula acerca de
la denuncia de un periódico de Carmelo, contra el Comisario José Romero, a
quien se acusa de haber muerto de dos balazos a un preso que conducía para
Colonia. Desde el gobierno central se exige que se efectúen las indagatorias
pertinentes.
36
El manejo de la información, o su desconocimiento, es lo que se
pone sobre el tapete, tensando las relaciones entre los distintos órganos estatales.
Esta tensión de los actores involucrados era otro resultado habitual, además de
la desestimación de los hechos, que ocasionaba el accionar de la prensa. La
información brindada por el medio de prensa, con todo, al parecer era falsa.
37
Mientras que durante la etapa santista varios medios de prensa, colorados
y adictos a la Jefatura, extremaron sus halagos al régimen y la policía, tras su
caída empezaron a escucharse voces discordantes. Estas provinieron tanto de
medios decididamente opositores, por ser blancos o constitucionalistas, como de
colorados independientes. La mayor libertad de expresión, propiciada por el
Civilismo, sin duda alentó este viraje. Uno de estos medios de prensa críticos fue
El Independiente, aparecido en Rosario, cuyo editor responsable era Telmo E.
Martínez. En sus páginas hará varias denuncias, marcando el mal
comportamiento y la deficiente gestión de la policía local. En el editorial
aparecido en el primer número, se resalta que se mantendrá «bien alta la bandera
del pueblo», no sirviéndose a «ningún credo ni círculo político», ni vinculándose
36
En el documento se incluye un recorte del artículo, fechado el 19 de mayo: «Denuncia grave./
Un colega del Carmelo registra en sus columnas una denuncia grave./ El hecho á que se refiere
dicho diario ha tenido lugar en la colonia Tirolesa./ Helo aquí:/ En los últimos días de Abril, el
comisario de la colonia enunciada, don José Romero, aprehendió á un individuo llamado Justo
Gómez, de nacionalidad argentino, por ser acusado de haber robado un caballo con su respectivo
apero, y conducido que era á la cabeza del departamento bajo la custodia del comisario Romero,
y de un soldado de apellido Solano, se dice haber sido muerto en el paso del Pelado, arroyo del
Miguelete de dos balazos que le pegó en la cabeza el comisario Romero, porque el dicho Gómez
se permitió algunas palabras inconvenientes contra la autoridad, como ser: toda la noche me han
tenido estaqueado y aún me llevan atado es una cobardía». ARC. Archivos Policiales.
Ministerios. Jefaturas y Juntas E. A. Año 1882. Tomo 33: 35-36.
37
Consultado el Juez Letrado departamental por la Jefatura, aseguró que «el procesado Justo
Gómez se halla en la cárcel á disposición del juzgado desde el día veinte y nueve de abril último,
en virtud de causa que se le sigue por robo de un caballo y varias prendas de plata». ARC. Archivos
Policiales. Ministerios. Jefaturas y Juntas E. A. Año 1882. Tomo 33: 37-38.
ENTRE EL HONOR Y EL CULTO A BACO
- 14 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 10, N.º 19 (JULIO DICIEMBRE 2024) - ISSN 2393-6584
con «tal ó cual funcionario».
38
La transición al civilismo y el descrédito del
santismo motivaban el cambio. Los guardias civiles, se comenta en julio de 1888,
casi todas las noches están «inspirados por el Dios Baco», sacando «sus machetes
á relucir».
39
Resulta interesante destacar que el alcoholismo de la policía será un
motivo de queja recurrente en la prensa, apelando a la imagen del dios Baco,
como no tal sutil eufemismo, en varias notas. Esta entrega al «Dios Baco» definirá
al mal funcionario policial, como un hombre irracional que no puede dominar sus
impulsos, tanto estén marcados estos por el hedonismo o la ira.
Un tiempo después, asimismo, un comisario destruyó a hachazos el
alambrado de un vecino. Esto se producía, según el periodista, por los resabios
del militarismo santista: «En verdad que se creen que por tener la espada á la
cintura son dueños de vidas y haciendas, no pudiendo olvidar esa añeja
costumbre de la antigua escuela». El Jefe Político debía castigar a sus subalternos,
los cuales «se prevalecen de la autoridad que invisten para cometer toda clase de
tropelías y desacatos», porque de lo contrario podría suceder un cataclismo.
40
La
administración Neves por complicidad, negligencia o ineptitud, según el juicio de
sus detractores, no era muy propensa a estos controles. En el artículo titulado La
verdad triunfa se expresa que el sargento mayor Pérez que será «muy bueno»
para estar «al frente de tropas en un cuartel» es «inútil para ser Sub-Delegado
de Policía». Bajo su administración «unos cuantos individuos amigos de la policía
tienen el raro privilegio de hacer lo que quieren hasta apalear y andar á los tiros
en medio de la plaza».
41
El médico Eulogio Seoane Patiño, vicecónsul español,
víctima de amenazas, se pregunta en una carta que envió al periódico: «¿Cuándo
se vio en esta villa que todas las personas más respetables, por su posición, por
su riqueza, por su saber, por su conducta fuesen amenazadas?». Esto afectaba a
la sociedad y sobre todo al comercio. La policía con su actitud protegía a «unos
cuantos desocupados que solo hacen daño», perjudicando al «comercio español»,
ya que la gente por el miedo «no viene al pueblo» y los negocios cierran «más
temprano que en época de revolución».
42
Esta conducta anticivilizada de la
38
El Independiente, Rosario, Uruguay, jun. 14, 1888: 1.
39
El Independiente, Rosario, Uruguay, jul. 1, 1888: 2.
40
El Independiente, Rosario, Uruguay, set. 9, 1888: 1.
41
El Independiente, Rosario, Uruguay, set.30, 1888: 1.
42
El Independiente, Rosario, Uruguay, oct. 4, 1888: 1.
SEBASTIÁN RIVERO SCIGARLEA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA - 15 -
policía terminaba siendo anticapitalista. En una inversión de las jerarquías
algunos sujetos desocupados, que eran «amigos de la policía», imperaban en el
espacio público. Por pasiones de «círculo» o por conductas irracionales, eran así
vulnerados los privilegios de la élite rosarina. Resulta interesante destacar la
separación que se hace entre ejército y policía: el adecuado desempeño en un
campo no implica resultados similares en el otro. Para la correcta actuación
policial, desde esta concepción, se necesitan aptitudes de cortesía o civilidad que
no abundan entre las «tropas de un cuartel».
Con la caída del clan Neves a fines de 1888 fue nombrado Jefe Político el
Cnel. Zenón de Tezanos. Su llegada se vio con gran expectativa, ya que prometió
«proceder á la destitución de todo comisario que no merezca la confianza del
vecindario».
43
De inmediato el subdelegado interino mayor Martínez operó una
transformación en los guardias civiles. Antes, se encontraban entregados a los
«brazos de Morfeo» o inspirados por el «Dios Baco», mientras que ahora
recorrían las calles «de noche y de día». Ahora se percibía «vigilancia y moralidad
en la policía».
44
A fines de enero de 1889 fue nombrado como nuevo subdelegado
el sargento mayor Andrés Vera, de quien, por los diversos puestos
administrativos que había desempeñado en el Departamento, podían apreciarse
sus «elevadas cualidades».
45
Pese a este cambio, cierta intransigencia política
continuaba. Un «circulito de muchachos traviesos», colorados pro santistas,
antes amparados en la «autoridad nula y cínicamente parcial del Mayor Pérez»,
continuaban con su «sistema», amedrentando con «palo y garrote» a quienes se
atrevían a denunciarlos.
46
En la nota A cada uno lo suyo se rememoran los males
sufridos durante la administración de Pérez el cual «corto de alcances y falto de
criterio propio» se dejó «supeditar por malos consejeros» y se entregó a los
«menguados intereses de un diminuto circulito», enmarcándola en una
coyuntura irregular general, propia del militarismo de Santos y sus secuelas. En
varios departamentos las autoridades sostenidas por el gobierno «contra viento
y marea» no fueron de «orden y satisfacción general», sino de «desquicio y
desorden hasta el punto de ser consideradas como pública calamidad». Acerca de
43
El Independiente, Rosario, Uruguay, en. 6, 1889: 1.
44
El Independiente, Rosario, Uruguay, en. 27, 1889: 2-3.
45
El Independiente, Rosario, Uruguay, en. 31, 1889: s/n.
46
El Independiente, Rosario, Uruguay, feb. 21, 1889: 1.
ENTRE EL HONOR Y EL CULTO A BACO
- 16 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 10, N.º 19 (JULIO DICIEMBRE 2024) - ISSN 2393-6584
este punto el redactor apesadumbrado menciona: «¡Cuánto clamaron y por
cuanto tiempo inútilmente la Colonia contra el despotismo de los Neves,
Mercedes contra la tiranía de los Galarzas, Maldonado contra la nulidad
prepotente de Devincenzi y Tacuarembó contra Escayola!».
47
El apoyo a estos
circulitos, en muchos casos de signo partidario, constituía un lastre para el
adecuado funcionamiento policial. Para que se cortaran estos abusos, lo estatal
debía primar sobre lo partidario. Según queda reflejado en los artículos, la policía
tenía que disciplinarse para tener influjo moral en la sociedad.
En la prensa de Carmelo, con el tránsito al civilismo, surgen también las
críticas a Jefatura. En 1886 El Pueblo, fundado por Juan M. Salorio a fines de la
década de 1870 (Álbum del Carmelo), rebate las afirmaciones de El Orden de
Colonia, que lo acusaba de oribista, asegurando su pertenencia al partido
constitucionalista.
48
El partido fue fundado en 1881 por varios políticos
principistas, que aspiraban a conformar un partido de ideas, alejado de las divisas
tradicionales (Acevedo 174-177). En Nueva Palmira y Carmelo, en 1887, operaba
una comisión directiva del mismo.
49
Por eso su oposición al santismo y a los partidos tradicionales, que lo llevó
a repudiar los intentos políticos de Carámbula, al querer constituirse en
intérprete de los intereses de los colorados departamentales en la siguiente
elección presidencial. Carámbula y otros allegados al régimen deseaban que
Máximo Santos nombrara de manera directa a su sucesor, desconociendo incluso
a la propia Constitución.
50
Al año siguiente Salorio y Simón Bo fundan El Progresista y mantienen la
misma prédica anti santista y de respaldo al Partido Constitucional.
51
Sus
47
El Independiente, Rosario, Uruguay, feb. 28, 1889: 2.
48
El Pueblo, Carmelo, Uruguay, en. 20, 1886: 1.
49
Para las elecciones municipales de ese año, sus miembros Elías Salorio y Eduardo Solano, junto
a integrantes del nacionalismo y el coloradismo independiente, propulsaron una lista popular. El
Progresista, Carmelo, Uruguay, dic. 3, 1887: 1. El Progresista, Carmelo, Uruguay, dic.21, 1887: 1.
En los comicios de ese año, de un total de 1.149 votantes a nivel departamental, los
constitucionalistas obtuvieron 58 votos (669 correspondieron a los colorados, 377 a los
nacionalistas y 45 se computaron como dudosos). (Acevedo 395).
50
El Pueblo, Carmelo, Uruguay, en. 6, 1886: 1. (Cursiva en el original).
51
En el editorial de su primer número, se manifiesta: «Somos unos de cuantos miramos como un
deplorable error, aunque hijo de sentimientos generosos, el restaurar la influencia y el imperio de
los partidos tradicionales. Pensamos que estos con sus exclusivismos, rivalidades y
SEBASTIÁN RIVERO SCIGARLEA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA - 17 -
frecuentes críticas a la policía transitaron por estos andariveles, señalando las
irregularidades que pervivían de la etapa militarista. En julio se comenta de la
llegada a Nueva Palmira del ex Jefe Político Benigno P. Carámbula «personaje
de triste recordación en el departamento», junto a sus dos hermanos, que fue
recibido por una manifestación que le gritó: «Adiós, Kapianga adiós, bellaco
goza tranquilo tus ahorros». El exjerarca al parecer «perdió la chaveta y amenazó
con tirarles un tiro», asegurando que «algún día volvería y se las pagarían».
52
Durante el año 1888, mientras se prolongó la gestión del Jefe Político José
M. Neves, se multiplicaron las denuncias por los abusos de sus hijos y
subalternos. Desde temprano se le advierte:
Convénzase el Sr. Neves, que si no adopta una actitud enérgica dentro de lo legal,
para reprimir los avances de sus subalternos que en una gran parte son los mismos
elementos de que se sirviera la pasada administración del General Santos y en cuya
escuela no es seguramente donde habrán adquirido nociones clara de los respetos
que la policía debe á los derechos individuales, irá desprestigiándose día á día su
autoridad y perdiendo el buen concepto de que hasta hoy goza en el departamento.
53
Ante la prisión de varios ciudadanos se sostiene que el Jefe Político «está
supeditado por sus jóvenes hijos», cuyo desempeño como funcionarios blicos
deja «mucho que desear».
54
En números siguientes se repasa de manera prolija
la suma de arbitrariedades: los desmanes en Nueva Palmira del subdelegado
capitán Ventura Ríos, donde la policía cobró multas excesivas, arrancando a las
familias caballos y vacas;
55
los atropellos cometidos contra el moreno Raimundo
Díaz, en la misma población, en plena vía pública;
56
el bastonazo que Luis Neves,
recriminaciones, son impotentes por sí solos para restablecer los Gobiernos de verdadero orden,
en libertad y en instituciones, que nos devuelvan el juego regular de nuestra constitución». El
Progresista, Carmelo, Uruguay, may. 16, 1887: 1.
52
El Progresista, Carmelo, Uruguay, jul. 23, 1887: 2.
53
El Progresista, Carmelo, Uruguay, en. 11, 1888: 1.
54
El Progresista, Carmelo, Uruguay, en. 18, 1888: 1.
55
«Se trataba simplemente de arrancar el pan á muchas familias pobres. Las calles que conducen
al cuartel y la plaza misma se poblaban de vacas y caballos, arrebatados algunos á los pastores
violando así las prescripciones del Código Rural. La policía tuvo pues numerosas entradas, la caja
quedó repleta y muchos pobres sin alimento.» El Progresista, Carmelo, Uruguay, en. 28, 1888: 1-
2.
56
En carta enviada por algunos vecinos, se comenta: «¿por qué el Sr. Neves para justificarse y
justificar á sus subalternos no levantó el sumario correspondiente? ¿Por qué permitió que el Sr.
Pérez [anterior subdelegado] trasladase clandestinamente de Palmira á la Colonia al moreno
Raimundo sin orden de Juez competente? ¿y por q también, según confesión del propio
ENTRE EL HONOR Y EL CULTO A BACO
- 18 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 10, N.º 19 (JULIO DICIEMBRE 2024) - ISSN 2393-6584
comisario e hijo del Jefe Político, le había propinado a una persona en la casa de
tolerancia de Matilde Arriola, ubicada en Carmelo;
57
los funcionarios de policía
que forzaban a los ciudadanos a sumarse a la guardia civil;
58
dos comerciantes de
Carmelo a los cuales el subdelegado Ventura Ríos, trasladado desde Nueva
Palmira, los había arrestado e impuesto una multa de diez pesos a cada uno,
acusándolos del delito de desacato;
59
las denuncias de tres guardias civiles hacia
el subdelegado Ríos, lo que motivó que el inspector de policías departamental,
Antonio Blanco, levantara un sumario administrativo,
60
y, finalmente, el doble
asesinato cometido por los hijos de Neves, en el muelle público de Colonia del
Sacramento.
61
Acerca de algunos de estos sucesos, un colaborador que firmaba Un amigo
de la verdad opinaba que el Jefe Político no podía «obligar á los ciudadanos á
servir contra su voluntad, ni imponer multas á los vecinos por desacato
imaginario», ni se estaba obligado a «comparecer á la Gefatura [sic] porque á él
se le antoje llamarnos».
62
Estas irregularidades llevaron a que El Porvenir, cuyo
redactor Angeleri era un exsimpatizante del santismo, afirmara de modo enfático:
Desgraciadamente en nuestro departamento recorremos la vista por todas las
secciones, y no encontramos una sola Policía que medianamente pueda responder
Raimundo, lo pone en libertad á condición de que se enrole por tres meses en el piquete urbano?».
El Progresista Carmelo, Uruguay, feb. 11, 1888: 1.
57
El Progresista, Carmelo, Uruguay, feb.29, 1888: 2. Sin embargo, fue arrestado por este suceso.
«Sigue aún preso el comisario Neves autor de los palos á Visitación Cuello.» El Progresista,
Carmelo, Uruguay, mar. 10, 1888: 2.
58
El chacarero José Sanguinetti, vecino del distrito de la Laguna, denuncque habían arrebatado
a su hijo del hogar para el servicio policial, encontrándose convaleciente de la fiebre tifoidea, «que
lo tuvo á las puertas del sepulcro». El Progresista, Carmelo, Uruguay, may. 19, 1888: 2.
59
El Progresista, Carmelo, Uruguay, jun. 27, 1888: 1-2. El Jefe Político concluyó avalando este
proceder. En comunicación fechada el 2 de julio, expresó: «Que las multas que el Sr. Rios les
impuso de diez pesos á cada uno por desacato á la autoridad han sido bien aplicados por haber
incurrido en esa falta y determinarlo así la planilla de multas de Agosto 25 de 1881, no habiendo
invadido el Sr. Sub-Delegado las atribuciones de la justicia ordinaria como lo manifiestan». Ante
esto, El Progresista reflexiona: «Según esa resolución, la Policía tiene la facultad de llamar á los
ciudadanos á su despacho cuando le pareciere, y si no concurren á la citación, son considerados
reos del delito de desacato á la autoridad, reducidos á prisión y multados […]. Y la libertad
individual, la inviolabilidad del domicilio que garantiza la Constitución, dirán algunos. ¿Qué
importa? Vaya una peregrina ocurrencia! La cuestión es de multas y de golpes de autoridad que
interesan á ciertos funcionarios más que respetar los preceptos de nuestro Código fundamental».
El Progresista, Carmelo, Uruguay, jul. 21, 1888: 1.
60
El Progresista, Carmelo, Uruguay, set. 22, 1888: 2.
61
El Progresista, Carmelo, Uruguay, dic. 29, 1888: 1-2.
62
El Progresista, Carmelo, Uruguay, ag. 18, 1888: 2.
SEBASTIÁN RIVERO SCIGARLEA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA - 19 -
á las altas miras á que está llamada tan importante rama del poder Ejecutivo.
Ignorantes, faltos de criterio, personales y partidistas, únicas condiciones de que
están dotadas las Policías de nuestra infortunada campaña; y como tal son los
vecinos quienes reciben el fruto de tan detestables cualidades [cursivas en el
original].
63
Es interesante constatar la vinculación que se establece entre la mala
formación y desempeño en el servicio, con la influencia partidaria. Sin embargo,
con anterioridad esta incidencia del partido, sobre todo del coloradismo santista,
desde las páginas de El Carmelitano, fue soslayada.
Estos abusos, en la visión de El Progresista, entorpecían el proyecto
modernizador que deseaban llevar adelante las élites civilistas del país. Además
de responder a ideas civilizatorias, las cuales compartía con otros medios de
prensa del momento, sus reparos adquirían, especialmente, un cariz político.
Perteneciente al Partido Constitucional, defensores a ultranza de la ley, no podían
ver con buenos ojos las violaciones a los derechos civiles; violaciones que
pautaban, en cierta medida, el accionar de los partidos tradicionales.
En 1890 el también carmelitano El Sufragio Libre reproduce una breve
nota de El Independiente de Rosario, donde se le llama la atención al Jefe Político
Cnel. Tezanos acerca de los abusos del vigilante 1.º de la sección de San Juan, el
cual «por tener el sable á la cintura se cree el Dios de la tierra» y trata a los vecinos
como «esclavos» que se ven «obligados á sufrir sus impertinencias».
64
El hecho
de que hubiera en las autoridades nacionales y departamentales una mayor
predisposición para regular la conducta del personal policial alentaba a buena
parte de la prensa a efectuar estas denuncias. Este periódico, allegado al Partido
Nacional, al menos podía hallar en la nueva coyuntura política algunos
interlocutores válidos.
El periódico coloniense El Uruguayo reproducía artículos de otros medios
de prensa del interior respecto a la organización de la policía de campaña. En
febrero de 1891 se publica una nota de El Pueblo de San José, donde se argumenta
que los Jefes Políticos no hacen obras en los departamentos donde son
63
El Progresista, Carmelo, Uruguay, jul. 25, 1888: 2.
64
El Sufragio Libre, Carmelo, Uruguay, abr. 18, 1890: 2.
ENTRE EL HONOR Y EL CULTO A BACO
- 20 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 10, N.º 19 (JULIO DICIEMBRE 2024) - ISSN 2393-6584
nombrados. Esto se debe a que son ajenos a estos, practicando una
administración de «círculo». Su mandato suele irse entre el «chisme y la intriga,
la adulonería y el sibaritismo», además de en hacer política.
65
Por su parte, en
mayo, se toma una correspondencia enviada desde Colonia y aparecida en La
Tribuna Popular, con respecto al nombramiento de los jefes políticos.
Los habitantes de este Departamento [Colonia] estamos cansados de tener
autoridades que nada se preocupan de su adelanto y progreso y esto sucede por culpa
de los gobernantes que al efectuar los nombramientos de Jefes Políticos, no tienen
presente lo que sobre estos funcionarios marca nuestra Constitución, dando por
resultado lo que actualmente está pasando en este Departamento que se halla en el
más completo abandono por parte de las autoridades policiales./ Los comisarios en
su mayoría son ciudadanos que han venido de otros pueblos de la República,
extraños en donde prestan sus servicios, no conocen por tanto el vecindario de la
sección á su cargo; así que en el desempeño de sus funciones dejan mucho que
desear.
Ya era una «costumbre» nombrar jefes políticos «desconocidos en los
Departamentos que se les confía», siendo que estos designan con el mismo
procedimiento a sus subalternos. El coronel Tezanos, como Jefe Político de
Colonia, fue uno de esos jerarcas que, «cuando ha ocurrido alguna vacante en la
repartición á su cargo, no se ha preocupado de llenarla con algún vecino del
Departamento, sino que ha buscado fuera de él un desconocido». El mismo
coronel, asimismo, es un Jefe Político de «nombre y en el presupuesto», pues solo
se encuentra de visita en el Departamento, dado que su familia vive en
Montevideo.
66
En junio, finalmente, se reproduce un artículo de La Unión de
Minas, donde se señala la necesidad de mejorar la policía de campaña, empleando
personas de la zona.
67
El mismo año y en la misma ciudad, Julio C. Badín funda el periódico El
Departamento. Simpatizante del Partido Colorado, será crítico, no obstante,
hacia el oficialismo de turno. En su editorial argumenta que el Departamento, por
65
El Uruguayo, Colonia, Uruguay, feb. 1, 1891: 1-2.
66
El Uruguayo, Colonia, Uruguay, may. 24, 1891: 1.
67
«[…]compuestas las policías de vecinos, los habitantes estarían más conforme y ellos mismos
darían cuenta de cualquier cosa que fuese necesario á la autoridad, y cualquier suceso que pueda
escaparse á su vigilancia […]». El Uruguayo, Colonia, Uruguay, jun. 11, 1891: 1.
SEBASTIÁN RIVERO SCIGARLEA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA - 21 -
las «intemperancias políticas», no disfruta hoy «de las primicias á que tiene
derecho por su labor y sus producciones» y se declara «esencialmente liberal» y
opuesto al «absolutismo que nos quiere absorber».
68
Atacando el accionar de la
policía reproduce dos artículos de El Porvenir de Carmelo: uno con relación a los
desmanes del comisario urbano Diamantino Depré y otro sobre la
desorganización policial y las deudas entre el comercio.
69
El periódico El Progresista, a comienzos de 1897, da cabida a las quejas
del vecindario de Nueva Palmira por el cambio de comisario. El comisario
Carámbula, dotado de un «carácter conciliador» y vinculado a una «respetable
familia» local, había ejercido su cargo por «largo tiempo» con «tino y sensatez»
y tenía un adecuado conocimiento de los «hombres y de los hechos de este
pueblo». El nuevo comisario, aunque no es muy conocido, cuenta en su favor, sin
embargo, poseer «educación» y un «ilustre abolengo».
70
Al igual que en otros
artículos ya reseñados, aquí emerge una caracterización del buen funcionario
policial: educado, conciliador, conocedor de los entramados locales, bien
relacionado en el ámbito social y con abolengo. Este medio de prensa, en 1888, al
momento que iban a fusionarse dos clubes, destacaba el mejor tipo de socio, el
cual sería una persona que se distinguiría por su «respeto, urbanidad, cortesía,
amabilidad y finos modales», cualidades que se adquieren con una «buena
educación».
71
Estos rasgos constituían, asimismo, la imagen del comisario ideal,
que, como toda imagen, dependía de factores que iban de lo personal a lo político.
Y, como venimos constatando, la percepción del buen policía podía trocarse
68
El Departamento, Colonia, Uruguay, ag. 15, 1891: 1.
69
Acerca de Depré se resalta su «falta de educación», «ineptitud» y su «genio irascible», y se dice
que es una «especie de reyezuelo de comedia». En un incidente ocurrido en la Colonia Estrella,
próxima a Carmelo, había maltratado a un marinero, metiéndolo luego en el calabozo. El
Departamento, Colonia, Uruguay, ag. 22, 1891: 1. En el segundo artículo firmado por
«Spartacus», se refiere a que hace falta la presencia periódica del jefe político para controlar a los
funcionarios, porque «en ausencia del gato las ratas bailan». Y sobre la falta de pagos al comercio:
«Es consiguiente que si las autoridades subalternas se llevan el tiempo embrollando à título de
que no reciben sueldos aunque el comercio no tiene que ver con el Gefe, primero y con el Gobierno
en segundo rmino, el mal moral, que causan los embrollones recae en toda la Administración,
porque es sabido que á nadie le hace gracia fiarle á cada Sr. Comisario una suma y luego quedarse
á la luna de Valencia por toda recompensa./ Haga el Sr. Gefe una pesquisa respecto á los créditos
de cada policía y no deje que los que reciben sueldo se guarden la plata sin pagar las deudas,
porque como hemos dicho antes, él y el Gobierno cargan moralmente con el dictado de
embrollones». El Departamento, Colonia, Uruguay, oct. 7, 1891: 1.
70
El Progresista, Carmelo, Uruguay, feb. 2, 1897: 1-2.
71
El Progresista, Carmelo, Uruguay, oct. 10, 1888: 2.
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fácilmente en mala, o viceversa. Con base en esta imagen, los simpatizantes y
detractores de la policía modularon sus alabanzas o plantearon sus quejas.
Al exigírsele al Jefe Político un más alto grado de responsabilidad, sus
decisiones políticas debían rehuir la polémica y no afectar su desempeño
funcional. Ya no era tolerable que las autoridades policiales participaran de forma
descarada en la arena electoral. El Jefe Político coronel Bernassa y Jerez, en 1897,
acusado de «complicidad colectivista», salió a la prensa a desmentir estos
rumores. Dice apoyar a Cuestas, pero que la «calidad de su posición» le impide
«hacer juicios políticos de ninguna especie».
72
Estos recaudos, sin duda,
establecían un claro contraste con las prácticas hasta el día imperantes. En el
mismo número de La Época se elogia su «rigidez y severidad con los
subalternos», al arrestar a dos comisarios de Nueva Helvecia y La Paz por «andar
fuera del radio de sus secciones respectivas». Los funcionarios debían, sobre
todo, cumplir con la «exactitud de la disciplina».
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A modo de cierre sirva ver la percepción que sobre el Jefe Político y la
policía tuvo la revista satírica Bric a Brac en 1914. La nota, firmada por su director
Aquilito Bonatardia seudónimo del polifacético Washington J. Torres (Rivero
Scirgalea), se pregunta desde su título si el Jefe Político Andrés A. Vera «¿se
va?».
Ahora dicen que renuncia, que se va y que tendremos, cambio de decoración y escoba
en los subalternos; y que la cosa no es broma y que esta vez es muy serio, más serio
que el coronel, que es lo menos: serio y medio; que hay motivos especiales, a los
que no son ajenos, el fracaso electoral de sus prestigios añejos, y a lo cual puede
agregarse, otro fracaso más serio: el de su administración, que ha pesado sobre el
pueblo, por la virtud dolorosa de ejemplares subalternos, que casi forman legión en
clase de analfabetos, contra los cuales no pudo, no puede (ni podrá hacerlo)
reaccionar en beneficio de su acción, acción morbosa, simulando un sueño eterno.
Ante este panorama se planteaba la incógnita: «¿Se irá Vera, de
endeveras? o nos hará el cuento viejo, para dejarnos más tarde chupeteándonos
el dedo?».
74
El Jefe Político, sin embargo, no se fue. El comentario de A.
72
La Época, Rosario, Uruguay, dic.19, 1897: 1.
73
La Época, Rosario, Uruguay, dic. 19, 1897: 1.
74
Bric á Brac, Colonia, 13, 1914.
SEBASTIÁN RIVERO SCIGARLEA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA - 23 -
Bonatardia, pleno de ironía, desnudaba las rémoras que la fuerza policial venía
arrastrando desde el siglo anterior. Los intentos de mejora, para ciertos
observadores, como el director de Bric a Brac, solo habían operado en la
superficie, sin remover una estructura institucional que parecía vegetar en un
«sueño eterno».
4. Conclusiones
La prensa en el Departamento, desde sus inicios en 1866, tendió a ser en
extremo politizada, característica típica del medio periodístico uruguayo de la
época. Gran número de publicaciones, adictas al Partido Colorado el oficial,
respaldaron la gestión de la Jefatura y la policía. Así lo hizo El Eco de la Campaña,
el primer periódico departamental. La prensa opositora, según pudo verse,
denunció la actuación de la Jefatura en la arena electoral. Etapas como la florista
y la militarista dieron una imagen positiva de la actuación policial, mientras que
a partir del civilismo aumentaron las miradas críticas.
La imagen del buen/mal jefe político o policía varió en las distintas épocas
y según las tendencias partidarias de los periódicos. Esto resultó en extremo
evidente durante la década de 1880, en el tránsito del militarismo santista al
civilismo. Las características del buen Jefe Político, a veces asociadas a las del
buen militar, comprendieron elementos como caballerosidad, civilidad y
profesionalismo. Las malas cualidades también asociadas en casos a lo militar
resaltaron la arbitrariedad, el despotismo y la barbarie.
El tratamiento de lo policial tuvo a lo largo del período pocas variantes.
Según los cometidos constitucionales y la práctica común del momento, se hizo
hincapié en los aspectos represivos y municipales. La policía, según este criterio,
no solo debía controlar, sino además gestionar el espacio blico. Por eso
numerosas denuncias de los vecinos, muchas de tipo municipal, fueron
trasladadas desde la prensa a la policía. Esta función municipal, ubicua y no
especializada, quizás acercó a la policía con la sociedad civil. Así parece insinuarse
en las diversas miradas de la prensa.
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Posicionada en la cercanía, la prensa departamental resaltó virtudes y
criticó miserias, fue a la vez testigo expectante como juez severo; construyó,
finalmente, una imagen posible y una deseable de la policía.
Obras citadas
Fuentes
Archivo Regional Colonia (ARC), Colonia, Uruguay. Archivos Policiales.
Bric a Brac (1914).
El Carmelitano (Carmelo, 1884).
La Colonia (Colonia, 1909).
El Departamento (Colonia, 1891-1908).
El Eco de la campaña (Colonia, 1866-1867).
La Época (Rosario, 1885-1897).
El Independiente (Rosario, 1888).
La Libertad (Colonia, 1884).
El Noticiero (Rosario, 1894).
El Orden (Colonia, 1881).
El Progresista (Carmelo, 1887-1897).
El Pueblo (Carmelo, 1886).
El Sufragio Libre (Carmelo, 1890).
El Uruguayo (Colonia, 1891).
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