SEBASTIÁN RIVERO SCIGARLEA 
 
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN, UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA        - 3 - 
segundo.  En  este  sentido,  serán  recurrentes  las  sugerencias  tendientes  a  la 
reorganización de la policía para mejorar su servicio. 3) Percepción social de la 
policía, apuntando a la construcción de la imagen del buen o mal funcionario. 
Como reconoce la investigadora Mariana Galvani ―retomando el postulado del 
«aspecto  ignominioso»  de  la  fuerza  pública,  planteado  por  Benjamin―,  se 
establece un «doble vínculo» de la sociedad con la policía «exigiéndole rigor y 
acusándola  cuando  lo  aplica»  (Galvani  82).  El  mantenimiento  del  orden  y  la 
adecuada gestión del espacio público, todo dentro de pautas civilizadas, serán 
elementos  valorados  como  positivos  en  el  accionar  policial,  mientras  que  se 
tomarán como negativos los excesos represivos. 4) El papel de la prensa como 
intermediaria entre la sociedad civil y la policía,  trasladando denuncias de los 
vecinos sobre situaciones no atendidas por la Jefatura. Sobre este punto puede 
considerarse el aserto de Bayley: «Los medios de comunicación constituyen, sin 
duda, uno de los mecanismos de control inclusivos más importantes respecto de 
la policía. Al menos lo son en potencia» (Bayley 208). En este sentido y según la 
concepción  de  Mann,  en  cuanto  el  Estado  sería  una  arena  donde  se  dirimen 
luchas  de  poder  y  atribuciones  de  significado,  la  prensa  competiría  con  la 
institución policial en cuanto al modelo deseable para esta y a su inserción en la 
sociedad y el propio aparato estatal.  
Desarrollaremos el artículo dividiéndolo en dos secciones: 1) Percepción 
positiva de la policía. 2) Críticas a la policía. Como la política es transversal a estos 
aspectos, merecerá una consideración general en ambos apartados.  
La  policía  uruguaya,  a  lo  largo  del  siglo  XIX,  tuvo  funciones  tanto 
represivas como otras de carácter municipal. En la década de 1870, conforme 
avanzaba la modernización rural y el alambramiento de los campos (Jacob), la 
policía se acercó al ejército, tanto en sus prácticas como en sus concepciones. 
Desde un paradigma guerrero (Foucault), se trató por igual al abigeato y a las 
revoluciones. En 1874 se promulgó la ley n.º 1217 que reorganizaba a la fuerza 
dividiéndola  en  policía  de  orden  público,  judiciaria  y  municipal  (Alpini). 
Asimismo,  se  constituyó  la  policía  departamental,  que  contaba  con  un  jefe 
político, subdelegados, comisarios, subcomisarios, vigilantes y guardias civiles. 
La policía, de esta manera, fue a la par «alta» y «baja» (L’Heuillet), dedicada a 
perseguir el crimen como a controlar el  espacio urbano y  rural,  regulando los