Álvaro Sosa


Rodolfo Porrini Beracochea (Coord.), Francis Santana Da Cuña, Tania Rodríguez Ravera, Lucía Siola Poggi y Alesandra Martínez Vázquez (2023)


El Cerro, una comunidad obrera en crisis (1957-1973).


Montevideo, CSIC-UDELAR


Álvaro Sosa

Universidad de la República, Uruguay


El Cerro, una comunidad obrera en crisis (1957-1973) propone un estudio social y cultural del barrio del Cerro y sus zonas adyacentes durante los «largos sesenta» (1957-1973). El propio título ya plantea al lector dos hipótesis cuya validez los autores demuestran con creces a lo largo de la obra. En primer lugar, se considera al Cerro como una configuración mucho más compleja y multidimensional que un simple barrio de trabajadores, tratándose en realidad de una comunidad obrera, entendida esta como una construcción dinámica constituida en el cruce de aspectos materiales (por ejemplo, el trabajo en los frigoríficos) con elementos culturales y simbólicos (como los aportes realizados por diversos colectivos de inmigrantes). El segundo aspecto tiene que ver con el impacto que tuvieron en la comunidad las diversas dimensiones de la crisis económica, social y política que sacudió al Uruguay durante el período estudiado, y que tensó aún más las duras condiciones de vida y trabajo de los sectores subalternos, extremo que para la comunidad cerrense tuvo su expresión más nítida en la crisis de la industria frigorífica iniciada a mediados de la década de 1950.

La obra recoge la labor del equipo de investigadores, coordinado por Porrini, que trabajó entre los años 2017 y 2019 en el marco del proyecto «El Cerro en los años sesenta (1957-1973) ¿barrio de trabajadores o comunidad obrera?», financiado por la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC) de la Universidad de la República a través del programa I+D. A nivel heurístico el trabajo se sustenta en más de ciento veinte entrevistas que los autores realizaron a diversos vecinos y vecinas del Cerro, así como también en un sistemático relevamiento documental de archivos institucionales y particulares que les permitió acceder a fotografías, publicaciones de prensa, boletines, libros de actas, periódicos sindicales, mapas, archivos de empresas, documentación policial, leyes y decretos, entre otros. El enfoque propuesto se encuentra en sintonía con la historia de abajo, promoviéndose un diálogo con los sectores populares y los trabajadores a partir de sus saberes, sus experiencias vitales y de clase, y su producción documental. En este sentido los autores entablaron un contacto profundo y fluido con la comunidad a través de diversas modalidades de trabajo e intercambio que moldearon y enriquecieron la investigación.

El libro se abre con una breve introducción en la cual, además de presentarse los aspectos generales del proyecto que antecedió a la publicación y realizarse una sucinta descripción del contenido de la obra, los autores discuten la categoría comunidad obrera, realizando un recorrido por las principales miradas historiográficas sobre el tema.

A la introducción le sigue un primer capítulo de elaboración colectiva que delimita de forma espacial y temporal el objeto de estudio, describe la fisonomía y la configuración cultural del Cerro, mapea su mundo laboral, sus espacios de sociabilización y las principales formas de gestión del tiempo libre durante la década de 1960, asimismo, se describe el comportamiento electoral de los habitantes del barrio y sus zonas aledañas en ese período. Aflora aquí la idea de que la identidad cerrense es una configuración compleja, heterogénea y dinámica, donde confluyen pertenencia barrial, actividades productivas, género, origen étnico-racial, identificación deportiva, participación en comunidades religiosas y organizaciones gremiales, y adscripción a organizaciones de carácter político, entre otros.

El capítulo 2, elaborado por Francis Santana Da Cuña analiza las dificultades experimentadas por muchos cerrenses en lo que respecta al acceso a la tierra y la vivienda digna, describiéndose además mecanismos instrumentados por algunos colectivos como fueron las ocupaciones de terrenos y residencias no habitadas, y la creación de cooperativas de vivienda. El texto analiza además los lazos de solidaridad y apoyo construidos por los vecinos en estas instancias, pero también las tensiones entre vecinos ocupantes, propietarios, adjudicatarios y prominentes compradores.

Tania Rodríguez Ravera aborda en el tercer capítulo la vida cotidiana de inmigrantes y descendientes que se asentaron en el Cerro, haciendo foco en el origen, la naturaleza y evolución de las organizaciones asociativas creadas por las comunidades lituana y rusa. Se estudian los principales aspectos culturales de estos colectivos y los mecanismos a partir de los cuales fueron preservados, así como también el aporte que significaron estas culturas migrantes para la forja de la identidad cerrense, a la vez que eran también influidas por las particularidades de la vida en el barrio.

En el capítulo 4 Lucía Siola Poggi analiza las principales características de la industria frigorífica en el Cerro y de las organizaciones sindicales que agrupaban a sus trabajadores. Se estudia como esta actividad forjó la identidad del barrio en múltiples dimensiones y se transformó en el eje central de la vida económica, social y cultural de la comunidad. A continuación se hace hincapié en la huelga de la carne de los años 1961-1962, analizando la postura que frente a ella tomó el gobierno y las diversas fuerzas políticas del país, así como también las tensiones y rupturas que el conflicto produjo a la interna de la organización sindical y de la propia comunidad cerrense.

En el quinto capítulo, a cargo de Rodolfo Porrini, se estudian las características que asumió el ciclo de protestas del bienio 1968-1969 en el Cerro, con énfasis en la huelga frigorífica del año 1969. En este conflicto participaron múltiples colectivos, se pusieron en juego diversos repertorios de lucha y se conjugaron distintas reivindicaciones, todo lo cual es analizado en profundidad por el autor a partir de un exhaustivo relevamiento de fuentes. También se abordan las diversas interpretaciones de los contemporáneos respecto a la conclusión de la huelga, así como las memorias que sobre esta han persistido hasta la actualidad.

Alesandra Martínez Vázquez aborda en el sexto y último capítulo el complejo y heterogéneo mundo del trabajo femenino en el Cerro durante los «largos sesenta», describiendo y analizando las condiciones laborales de las mujeres en el sector frigorífico y en otras áreas de la industria y el comercio, así como también en el servicio doméstico. Se estudian además las particularidades del trabajo realizado dentro del hogar, tanto remunerado como no remunerado. Por último, se ahonda en las formas de explotación sexual que sufrieron varias mujeres cerrenses en el período, analizando las connotaciones económicas, culturales y de poder generadas a partir de la mercantilización del sexo y del cuerpo femenino.

En síntesis, se trata de un libro de lectura ágil, riguroso e innovador. Sus páginas dejan de manifiesto un profundo respeto y admiración por una comunidad con la que los autores se sintieron profundamente consustanciados. Esta cercanía, sin embargo, no supone idealización, pues las tensiones y los conflictos que atraviesan el interior de la comunidad son analizados en profundidad. Así, a lo largo de la obra, afloran por ejemplo las profundas inequidades generadas a partir de la explotación del trabajo y los cuerpos femeninos, los choques entre vecinos por la ocupación del territorio, las diferentes concepciones de los obreros respecto a la organización y acción sindical, y las distintas formas en que las comunidades migrantes se relacionaron con el comunismo soviético. ◊

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República - 0 -