CLAVES. REVISTA DE HISTORIA
VOL. 10, N.° 19 JULIO DICIEMBRE 2024
ISSN 2393-6584 - MONTEVIDEO, URUGUAY
Formas de hacer política en el norte argentino a fines
de la Confederación Rosista. La ejecución pública del
líder político y militar de Jujuy Mariano Santibáñez
(1851)
Ways of doing politics in northern argentine at the end
Confederación Rosista. The public execution of the political
and military leader of Jujuy Mariano Santibáñez (1851)
Federico Medina
1
Conicet - Universidad Nacional de Salta
Argentina
https://orcid.org/0000-0003-1495-3315
DOI: https://doi.org/10.25032/crh.10i19.2127
Recibido: 13/12/2023
Aceptado: 20/6/2024
Resumen. El artículo analiza las formas de hacer política en el norte argentino a
fines del sistema rosista a través de la faccionalización y la ejecución pública del líder
político y militar de la provincia de Jujuy Mariano Santibáñez (1851). Su muerte se
explica por la violencia política desatada por el Pronunciamiento de Justo Jode
Urquiza en contra del gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas en mayo
de 1851, así como por las conflictivas relaciones interprovinciales entre Jujuy y Salta.
Esta última actuó como un gendarme político en la región por su capacidad de
movilización armada.
1
Federico Medina. Profesor y Licenciado en Historia por la Universidad Nacional de Salta y Doctor
en Historia por la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Docente de las asignaturas
Metodología de la Investigación Histórica en la Universidad Nacional de Salta e Historia Argentina
del siglo XIX en la Universidad Nacional de Jujuy. Integra proyectos de investigación radicados en el
Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Nacional de Salta y del CONICET. Es
becario posdoctoral de esta última institución. Su tesis doctoral denominada Escenarios del poder
local. La dirigencia política de Jujuy entre la autonomía política y la organización nacional (1834-
1862), recibió el premio a la mejor obra inédita 2022 de la Academia Nacional de la Historia
(Argentina). Sobre la temática de este artículo tiene varias publicaciones.
FORMAS DE HACER POLÍTICA EN EL NORTE ARGENTINO
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Palabras claves: faccionalización, violencia política, ejecución pública, Jujuy-
Salta.
Abstract. The article analyzes the ways of doing politics in northern Argentina at
the end of the rosista system through the factionalization and public execution of the
political and military leader of the province of Jujuy Mariano Santibáñez (1851). His
death is explained by the political violence unleashed by Justo José de Urquizas
pronouncement against the governor of Buenos Aires Juan Manuel de Rosas in May
1851, as well as by the conflictive interprovincial relations between Jujuy and Salta.
The latter acted as a political gendarme in the region due to its capacity for armed
mobilization.
Keywords: factionalization, political violence, public execution, Jujuy-Salta.
1. Introducción
El 13 de septiembre de 1851 el líder político y militar de Jujuy Mariano
Santibáñez era fusilado en San Pedrito, sitio ubicado en las afueras de la capital de
la Provincia. Santibáñez lideraba el grupo unitario que, entre 1849 y hasta 1851,
controló los resortes del poder en Jujuy. La orden de pasarlo por las armas, había
sido dada por el gobernador de Salta José Manuel Saravia quien se había dirigido a
Jujuy con una fuerza miliciana para reestablecer el orden federal.
Nos interesa comprender las formas de hacer política adoptadas por las
dirigencias provinciales en el norte del espacio confederal a fines del sistema rosista.
Esta arquitectura política se vio jaqueada por el Pronunciamiento del 1 de mayo de
1851 del gobernador entrerriano Justo José de Urquiza a favor de la organización
nacional y en contra del gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas que se
oponía con tesón a ese proyecto político y a otros como la libre navegación de los ríos
interiores. Como sabemos, el Pronunciamiento desencadenó un contexto
profundamente conflictivo que afectó el posicionamiento asumido por los elencos
políticos de las provincias y ello terminó influyendo en la ejecución de Santibáñez.
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En la época que analizamos, la eliminación física del oponente era una
conducta practicada por las dirigencias que se disputaban el poder. Tulio Halperin
Donghi (2002) afirma que la Revolución y la Guerra de Independencia exacerbaron
el avance de la brutalidad y la violencia en las relaciones políticas (380-385). La
violencia política en sus diversas formas y escalas acompañó las construcciones
estatales latinoamericanas. Varios estudios, desde una renovada agenda de
problemas, han abordado el ejercicio de la violencia atendiendo su modalidad y la
dimensión que adquirió en la formación de nuevos órdenes políticos. Por ejemplo,
han sido abordados algunos planos analíticos como la relación entre violencia y
justicia, sus formas de legislación, la gestión del disenso, los complejos vínculos entre
milicia y ciudadanía y la viabilización del control social (Irurozqui 2009 y 2016).
Son varios los trabajos que han indagado en ejecuciones públicas sucedidas
durante el siglo XIX en diferentes contextos. Claudio Lomnitz (2021), para el caso
mexicano, resalta la dimensión política de las diversas actitudes sobre la muerte.
Para el Río de la Plata, durante el proceso revolucionario, María Alejandra
Fernández (2015) pondera en el carácter pedagógico del castigo y los nuevos
significados que se fueron imponiendo en las formas de matar y morir. En tiempos
de las autonomías provinciales, varios líderes políticos fueron ultimados en
escenarios de profunda faccionalidad y lucha por el poder. Raúl Fradkin (2008),
analiza el fusilamiento del gobernador de Buenos Aires Manuel Dorrego en 1828,
advirtiendo la incidencia del episodio en el importante alzamiento rural de 1829 y en
la emergencia de nuevas formas de movilización popular. Por su parte, Gabriela
Caretta (2015) ha trabajado con un conjunto de muertes extraordinarias de líderes
políticos rioplatenses, enfatizando en los dispositivos culturales puestos en escena
en sus segundos funerales en el marco de las luchas de facciones, brindando
elementos para abordar las muertes y su ritualidad como formas de legitimación
política y construcción de memorias heroicas.
La ejecución de Mariano Santibáñez se inscrib en un ciclo de muertes
violentas inaugurado por la Revolución y que llegó hasta la formación del Estado
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Argentino a fines del siglo XIX.
2
Facundo Roca (2018) caracteriza esta etapa y señala
que se trataban de muertes atravesadas por las disputas políticas, que cohesionaban
o reafirmaban identidades partidarias. La faceta pública de la muerte se manifestó
en las ejecuciones en mismas, en los funerales y en las celebraciones que
legitimaban el accionar del actor extinto y el de su grupo de pertenencia. En este
sentido, los usos políticos de la muerte de los hombres que ocupaban las máximas
cúpulas del poder fueron centrales en la instauración de un orden o en su
reformulación. Por ejemplo, el fusilamiento de Manuel Dorrego legitimó la asunción
de Juan Manuel de Rosas al gobierno de la provincia de Buenos Aires en 1829.
Mientras que el asesinato del caudillo federal Facundo Quiroga, en 1835, fue
aprovechado por Rosas para fogonear un posible complot del bando unitario. La
estrategia le permitió asumir, por segunda vez la gobernación porteña, con la suma
del poder público.
Resulta interesante la noción de muerte violenta planteada por Sandra
Gayol y Gabriel Kessler (2015) que, si bien la formulan para explicar el fenómeno en
sociedades contemporáneas, fertiliza el planteo que aquí realizamos. La muerte
violenta es disruptiva a las condiciones de morir en «situaciones normales», ubica el
cuerpo en el centro de la escena y pone de relieve a la persona extinta y a los
perpetradores formulando preguntas sobre ambos. Una muerte violenta es un hecho
social y puede convertirse en un recurso de la política al ser usada por diversos
actores para llevar adelante determinados objetivos como veremos en nuestro
caso un recambio de gobierno, su justificación y legitimación (9-29).
Las páginas que siguen examinan la ejecución de Mariano Santibáñez como
una forma de comportamiento político. Ello nos lleva a reconstruir con minuciosidad
la densidad de los contextos que fecundaron las practicas del personaje. El problema
esbozado es una rendija para mirar las alteraciones políticas a fines del régimen
2
Sandra Gayol (2012) estudia un conjunto de funerales organizados por el Estado, entre 1906 y 1914,
mostrando que desde principios de siglo XX, las muertes de los “grandes hombres”, lejos de ser
registradas en un marco faccioso / partidario “fueron usadas por el Estado para generar un
sentimiento de pasado compartido e identidad común y devinieron esenciales para transmitir ideas y
dar respuestas a las preocupaciones del presente” (4).
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rosista tanto en la provincia de Jujuy como en el marco de las tensiones que se dieron
en las provincias del norte, particularmente con la de Salta.
Afirmamos que la muerte de Santibáñez se dio en una coyuntura conflictiva
donde se puede observar la influencia política de la provincia de Salta en el norte
confederal, por su capacidad de movilización armada. Justamente por ese atributo,
Salta actuó como un gendarme político en la región. Las relaciones con Jujuy se
vieron tensionadas desde 1848 cuando la dirigencia de Jujuy intentó recuperar por
la fuerza de las armas los territorios de Iruya, San Andrés y Santa Victoria. A partir
de 1849 el grupo unitario de Jujuy comenzó a ocupar lugares de poder en las
instituciones locales y a principios de 1850 emprendieron un conjunto de reformas
por las que pretendieron redefinir el régimen político. La dirigencia federal de Salta
se mantenía expectante, sobre todo por las influencias que el elenco unitario de Jujuy
pudiera tener en Salta. En todos estos episodios, la participación de Mariano
Santibáñez fue decisiva en tanto líder político y militar. Su muerte se explica por el
peso que su presencia tenía en los entramados del poder en un contexto
profundamente febrilizado a nivel regional por los conflictos con Salta y a escala
confederal por las disputas entre Urquiza y Rosas.
Por lo expuesto, el relato se ajusta al argumento que intentamos narrar: se
inicia con la presentación del personaje, continúa con la exposición en detalle del
proceso político, para luego abocarnos al examen de la ejecución pública.
Finalmente, a partir de algunos indicios, dejamos bosquejada las disputas por su
memoria en la política interprovincial.
2. Mariano Santibáñez y la «carrera de la Revolución»
Para entender la muerte violenta de un líder político es preciso conocer
quién era y cómo ha sido su participación en el campo de poder. Mariano Santibáñez
poseía diversos capitales sociales.
3
Nació en San Salvador en 1792 y, si bien su familia
no era de las más acaudaladas, formaba parte de la elite de Jujuy dedicada al
3
Se siguen aquí los planteos de Bourdieu (2000).
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comercio con el espacio andino. Pertenecía a la primera generación de hijos de
inmigrantes de Santander (España) llegados a Jujuy en la segunda mitad del siglo
XVIII que se emparentaron con linajes locales de antigua data y, en su mayoría, se
dedicaron a actividades mercantiles (Conti y Gutiérrez 2009). Sabemos que, en 1835,
Santibáñez integraba una Sociedad Mercantil en Bolivia por lo que viajaba
frecuentemente a ese país.
4
Su matrimonio con Lorenza Sarverri Mendizabal reforzó
sus redes de relaciones sociales con otros personajes de influjo en la región.
5
No contamos con información respecto a la formación intelectual de
Santibáñez, aunque por sus intervenciones legislativas se puede observar que tenía
un amplio conocimiento cultural y político que lo ponía en danza en sus alocuciones.
Mariano Santibáñez alcanzó lugares de poder gracias a la «carrera de la
Revolución». Tulio Halperin (2002) formuló este concepto para referirse a las
posibilidades que abrió el proceso revolucionario para quienes se enrolaron en la
causa patriota como vía de promoción y ascenso en diferentes dimensiones sociales.
En nuestro caso, nos interesa el terreno militar y político (214-215).
6
La carrera de Santibáñez se explica considerando momentos precisos de
actuación e indagando los motivos de su comportamiento político y teniendo en
cuenta que los agrupamientos de la época que estudiamos seguían lógicas facciosas.
7
Esta conducta alineaba a los grupos con el objeto de alcanzar el poder y para
perseguir esta meta en ocasiones tuvo como fin último la eliminación del
opositor, descartando otras opciones como la negociación o el acuerdo.
8
Además,
debe tenerse en cuenta que las relaciones amicales o sociales sostenían vínculos
4
Provincia de Jujuy, Libro de Sesiones de la Legislatura, nro. 1, Sesión mar.31, 1835, f. 41 al dorso
(Archivo de la Legislatura).
5
Las hermanas Sarverri eran sobrinas del Arzobispo de Charcas Jo Sarverri Mendizabal. Este
vínculo era señalado por Pablo Alemán a Juan Manuel Rosas al referirse a Mariano Santibáñez en
1836. Correspondencia de Pablo Alemán a Juan Manuel de Rosas, Jujuy, nov.11, 1836. Archivo
General de la Nación (AGN), Gobierno de Jujuy, Sala X 27 8 12.
6
Ayrolo, Lanteri y Morea (2011) han tomado el concepto para ejemplificar con casos de curas,
dirigentes y militares.
7
Seguimos los planteos de Míguez (2021).
8
Recuperamos lo sostenido por Myers (2011).
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políticos, más allá de las identidades políticas asumidas por los actores y los grupos.
Estos elementos son centrales para entender el recorrido de Santibáñez que, como
veremos, abrazó la Liga del Interior (1830-1831) y la Coalición del Norte (1840-
1841), se alineó al federalismo local a mediados de la década de 1840 y se terminó
distanciando de esta última opción política, enfrentamiento que lo llevaría a la
muerte. Su trayectoria política es una muestra de las disímiles modalidades que
individuos y grupos asumieron en los entramados del poder de las provincias del
Interior.
En el transcurso de la guerra por la Independencia en el espacio salto-jujeño,
Santibáñez ascendió al grado de Capitán en 1822 (Sánchez de Bustamante 210). Más
tarde, en el marco de la Liga del Interior, integró las fuerzas de Jujuy que apoyaron
las tropas del Gral. José María Paz en su lucha contra las provincias federales.
9
El
personaje llamó la atención del jefe unitario que en sus Memorias ponía en valor el
accionar de Santibáñez al frente de dos compañías de infantería actuantes en la
provincia de Córdoba.
10
En 1834, ascendido al grado de coronel, fue uno de los jefes
de las fuerzas de Jujuy que combatieron en la Batalla de Castañares, encuentro bélico
que le permitió a Jujuy alcanzar su separación política de la provincia de Salta. En
estos episodios, el gobernador de Salta Pablo Latorre fue asesinado y testimonios
posteriores responsabilizaban del hecho a Santibáñez que «con una alevosía
inaudita» y «con su homicida mano»
11
había ultimado al caudillo federal salteño.
Esta afirmación fue repetida por la dirigencia federal de Salta para justificar la
ejecución de Santibáñez en 1851.
Recién instituida la provincia de Jujuy como tal, en 1834, Santibáñez
participó como diputado de la primera Legislatura, espacio que sancionó las leyes
que moldearon la ingeniería institucional de la novel provincia. En este espacio pudo
9
La Liga del Interior se conformó en 1830 e integró en sus filas a hombres pertenecientes al
unitarismo. Esta Liga buscó desplazar del poder al grupo federal que, a su vez, en 1831 terminó
conformando la Liga del Litoral fundada en el Pacto Federal de enero de ese año.
10
José María Paz, «Memorias póstumas», Buenos Aires, Imprenta de la Revista, tomo II, 1855: 281.
11
Correspondencia del gobernador Pablo Alemán a Juan Manuel de Rosas, Jujuy, nov.11, 1836. AGN,
Gobierno de Jujuy, Sala X 27 8 12.
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manifestar sus amplios saberes en derecho y política. Desde este lugar, se opuso
tenazmente al liderazgo del gobernador de Tucumán Alejandro Heredia.
12
La
primera experiencia legislativa terminó envuelta en una lucha civil entre las fuerzas
federales de Eustaquio Medina caudillo de la región oriental de Jujuy y las
fuerzas unitarias encabezadas por Manuel Puch y el mismo Mariano Santibáñez. En
esta oportunidad, las primeras ganaron la partida dado que recibieron apoyo tanto
de Salta como de Tucumán. De hecho, en abril de 1836 era elegido Pablo Alemán
gobernador de la provincia de Jujuy gracias al apoyo político de Alejandro Heredia.
Durante el gobierno de Pablo Alemán (1836-1838), el inquieto Santibáñez
volvía a generar tensiones y rispideces. A finales de 1836, el gobernador jujeño
informaba a Rosas, que había puesto preso a Santibáñez y que lo enviaba a Tucumán
dado que operaba políticamente para el Mariscal Andrés de Santa Cruz, jefe de la
Confederación Perú-Boliviana con pretensiones expansionistas en el norte
argentino.
13
En 1837, se declararía la Guerra contra la Confederación Pe-Boliviana
que se extendería formalmente hasta 1839, aunque a finales de 1838 habían
culminado las operaciones militares. El relato acusatorio a Santibáñez, más allá de
su veracidad, muestra las conexiones que tenía el personaje y su área de actuación.
La finalización de la Guerra con Bolivia socavó los apoyos del gobierno
federal de Alemán. En noviembre de 1838, Pablo Alemán fue depuesto por el
Regimiento acantonado en Palpalá que retornaba de la contienda bélica con Bolivia.
Posteriormente, en una Asamblea Popular práctica común en la cultura política de
Jujuy
14
era electo gobernador Mariano Iturbe, que al igual que Alemán, adhirió al
federalismo. En este momento, Iturbe convocó a Santibáñez para sofocar el
levantamiento de algunos jefes militares de la Quebrada de Humahuaca que, entre
12
El gobernador de Tucumán Alejandro Heredia invitó a la provincia de Jujuy a suscribir a un Tratado
interprovincial de alianza defensiva y ofensiva en 1835. La Sala de Jujuy, luego de varias dilaciones,
lo aceptó. Santibáñez se opuso, manifestando su desconfianza a Heredia (Medina 2022).
13
Correspondencia del gobernador de Jujuy Pablo Alemán al de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas,
Jujuy, nov.11, 1836. AGN, Gobierno de Jujuy, Sala X 27 8 12.
14
Vale señalar que la noción de Asamblea Popular remite a la documentación del episodio. Si bien el
acta fue rubricada por 69 personas, el hecho puede haber sido más numeroso. Se trató de heterogéneo
grupo afectado por la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana. Se ha abordado en profundidad
este tipo de prácticas políticas en: Medina (2021).
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otros objetivos, se proponían restituir en el poder provincial a Pablo Alemán. En este
interregno, Santibáñez vuelve al ruedo político ocupando una banca en la Sala de
Representantes. En su carácter de diputado (1839-1840) apoyó la reformulación del
Estatuto Provincial y la sanción de una ley fundamental: la puesta en enfiteusis y
arriendos de los terrenos comunales de la Quebrada de Humahuaca (Teruel, 2014).
El movimiento antirosista nucleado en la Coalición del Norte (1840-1841)
distanció a Iturbe de Santibáñez. Mientras el primero optó por alejarse de ese
armado político, el segundo participó activamente. Fue el representante por Jujuy
en el Congreso de Agentes de la Coalición que puso en palabras el acuerdo que dio
origen al bloque interprovincial.
15
Por este Pacto, se retiraba el manejo de las
relaciones exteriores al gobierno de Buenos Aires a cargo de Juan Manuel de Rosas
y se proclamaba el proyecto constitucional. Estas ideas iban a ser defendidas con las
armas. Finalmente, las fuerzas de la Coalición fueron vencidas por el ejército rosista
a cargo de Manuel Oribe en octubre de 1841 y que, a la sazón, su presencia fue clave
para la restitución del orden federal en las provincias del norte (Etchechury Barrera
2022).
En esta nueva coyuntura, Iturbe retornaba al poder y, una vez más,
convocaba a Santibáñez a ser parte de su elenco político. La justificación la podemos
leer en una correspondencia que el gobernador de Jujuy escribe al de Salta, Manuel
Saravia, solicitándole su apoyo para recibir nuevamente a Santibáñez en el gobierno:
En ella [carta de Santibáñez a Saravia] verá U. emitidos los sentimientos honrosos que
caracterizan a aquel amigo digno de mejor suerte y que debemos contarlo por nuestro,
sin temor alguno de que nos traicione. Los hombres del peso y calidad de este no son
comunes: comprometido con nosotros que no dudo lo conseguiríamos, nos serviría muy
bien y contaríamos en cualquiera circunstancia con su ayuda. […] es amigo de U. y
15
Sobre las relaciones interprovinciales en clave regional, ver: Medina (2024).
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también mío, y a la vez nos será de gran utilidad. Indíqueme U. lo que convenga que
hagamos para que venga bien persuadido que no ha de acarrearnos un compromiso.
16
Iturbe era consciente que la presencia de Santibáñez podía ser cuestionada
y por ello buscaba apoyos en las dirigencias del norte. La correspondencia es
reveladora de los vínculos amicales entre estos personajes que iban más allá de las
identidades políticas que asumían. Por otro lado, Iturbe ponía en valor el perfil
político y militar decidido de Santibáñez. En este mismo sentido, Iturbe se
comunicaba con el ministro de Tucumán Juan Pablo Figueroa para que intercediera
influencias con el gobernador de Santiago del Estero Felipe Ibarra: «Háblele
también en favor de Santibáñez que es el único que marcha de frente y con decisión:
yo no he querido decirle nada, porque otras veces me ha pellejado y siento que este
buen amigo no esté en buen sentido con aquel».
17
Evidentemente, la figura de Santibáñez era controvertida e Iturbe lo sabía.
Pese a ello, estas intermediaciones interprovinciales dieron su fruto ya que
Santibáñez retornó a Jujuy e integró la Sala de Representantes a partir de 1843. De
hecho, fue el que redactó el despacho que luego fue aprobado en la Cámara
prorrogándole el mandato de gobernador a Iturbe por dos años más.
18
En 1845, Santibáñez alcanzó la máxima jerarquía militar cuando fue
nombrado Comandante General de Armas de la provincia de Jujuy.
19
El objetivo
estaba puesto en repeler el intento por retornar al poder que realizaban los unitarios
asilados en Bolivia. Iturbe le comunicaba la victoria obtenida a Rosas resaltando el
16
Correspondencia del gobernador de Jujuy Mariano Iturbe al de Salta Manuel Antonio Saravia,
Jujuy, jul.30, 1842. Archivo y Biblioteca Históricos de Salta (ABHS), Fondo de Gobierno, caja 174,
carpeta 8. Destacados en cursivas nos pertenecen.
17
Correspondencia del gobernador de Jujuy Mariano Iturbe a Juan Pablo Figueroa, Jujuy, ene.15,
1844. Archivo Histórico de Santiago del Estero, Fondo de Gobierno, Legajo 13.
18
Provincia de Jujuy, Libro de Sesiones de la Legislatura, nro. 4, Sesión dic.20, 1843, f. 132 al dorso
(Archivo de la Legislatura).
19
La comandancia general de la provincia era una institución que tenía a cargo el control y
organización de las fuerzas militares de la provincia. El artículo 37 del Estatuto Provincial de 1839 le
otorgaba al gobernador la facultad de nombrar a la persona que ocupase aquella plaza. El puesto era
ocupado en momentos de conflictividad y ante la amenaza de eventos armados. El Estatuto Provincial
puede consultarse en: Registro Oficial de Jujuy, tomo I, año 1851, p. 105 (Jujuy, Imprenta de la
provincia, 1889).
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accionar del personaje que analizamos: «la patriótica decisión, capacidad y
característica bravura del Coronel Comandante Gral. D. Mariano Santibáñez».
20
Sin embargo, la colaboración de Santibáñez con el gobierno federal no
perduró en el tiempo. Como lo describieron sus contemporáneos, fue un hombre que
deseaba la gobernación de la provincia y este interés colisionó con los del propio
Iturbe. En 1847, en su carácter de diputado, se opuso a prorrogar el mandato de
Iturbe e intentó movilizar gente para que asistiera y presionara el día que la Sala
debía elegir al titular del Ejecutivo. A principios de 1848, fue acusado de intentar
asesinar a Iturbe y en 1849 encabezó la revuelta que derribó el orden institucional
de la provincia y que para reposicionar el orden federal se precisó de la ayuda militar
de Salta.
Los episodios descriptos anteriormente nos muestran que Santibáñez, por
su doble perfil de militar y político, tenía capacidad de movilización. Los testimonios
marcan el carácter decidido y comprometido de sus injerencias públicas. Tal vez,
estas cualidades lo dotaban de atributos que lo convertían en «necesario» para los
grupos donde actuó en contextos precisos. Era un líder, podía reunir consenso en su
persona. Y, como contrapartida, oposiciones, que fue la que se gestó a fines del
régimen rosista y terminó con su ejecución por las divisiones milicianas de Salta.
3. Las relaciones políticas de Salta y de Jujuy entre 1848 y 1851
Desde el período colonial, las jurisdicciones de Salta y Jujuy conformaron
un espacio social dinamizado por relaciones familiares y vinculaciones económicas
inmersas en el mundo andino y con redes en Buenos Aires (Conti 2007). En 1787, la
creación de la Intendencia de Salta del Tucumán, estableció un sistema jerárquico
en la estructura política. Jujuy quedó subordinada a la ciudad de Salta, cabecera de
la gobernación. Esta dependencia fue reafirmada en 1814 cuando la Intendencia se
dividió en dos provincias (Salta y Tucumán). El espacio salto-jujeño vivenció de
forma directa el impacto de la guerra de Independencia extendidas desde 1810 hasta
20
Correspondencia de Mariano Iturbe a Juan Manuel de Rosas, Jujuy, oct.14, 1845. AGN, Gobierno
de Jujuy, Sala X 27 08 13.
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1825 (Paz 2008; Mata 2014). La muerte del gobernador y jefe militar Martín Miguel
de Güemes, en 1821, habilitó un renovado orden político con el surgimiento de
nuevas instituciones como la Sala de Representantes. La jurisdicción de Jujuy
integró la estructura de poder territorial de Salta hasta 1834, momento en el que se
separó e instituyó en provincia independiente (Marchionni 2019).
21
Para comprender la ejecución pública de Santibáñez es preciso indagar las
relaciones interprovinciales de Salta con Jujuy, entre 1848 y 1851, período en el que
se vivenció un clima de tensión y violencia política que no se vivía desde la separación
de Jujuy de la jurisdicción salteña. En todos estos episodios se puede observar el
accionar de Santibáñez.
Como mencionamos, en 1848 las provincias de Salta y Jujuy se vieron
sumidas en un conflicto territorial por las localidades de Iruya, Santa Victoria y San
Andrés que habían pertenecido a la jurisdicción de Yavi (Jujuy) y en 1833 fueron
incorporadas a la tenencia de gobierno de Orán (Salta). En 1848, el gobernador
federal de Jujuy Mariano Iturbe articuló apoyos entre los propietarios y
comerciantes de su provincia para recuperar esos territorios por la fuerza. Logró
sumar las voluntades de los comandantes militares de Santa Victoria y San Andrés.
Desde la mirada de la dirigencia de Jujuy y de sus grandes propietarios, esas
localidades tenían potencialidad económica. Las evidencias muestran que, por un
lado, uno de los puntos atractivos de esos territorios era el cobro de diezmos.
22
Por
otro lado, era un amplio espacio habitado por comunidades indígenas que podían
suplir la necesidad de mano de obra para las haciendas de Jujuy. Tampoco debe
perderse de vista las conexiones patrimoniales del espacio. La extensa estancia de
Acoite en Santa Victoria formaba parte del ex marquesado de Tojo que tenía centro
administrativo en Yavi (Jujuy). El marquesado y sus propiedades pertenecían a la
familia Campero (Madrazo 1982).
21
Para un interesante y renovado análisis de la autonomía de Jujuy y la participación de la región de
la Puna, consultar: Fandos (2021).
22
Vale recordar que el estado provincia jujeño los expropió en 1835.
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Por su parte, el gobierno federal de Salta contaba con sólidos apoyos
políticos en la región en disputa. De hecho, el plan fue descubierto por el doble juego
que realizó el comandante de Iruya Dámaso Guzmán quien fingía estar involucrado
en el movimiento segregacionista de parte de Jujuy, pero en realidad por medio del
teniente gobernador de Orán José Félix Boedo, personaje decidido del grupo federal,
era informante de la dirigencia salteña.
El mandatario salteño Vicente Tamayo interpeló a su par de Jujuy Mariano
Iturbe, quien negó el plan. Llegó a decir que la movilización de fuerzas que se
realizaba en el departamento jujeño de Río Negro colindante a Orán (Salta)- había
sido por «equivocación». Pese a ello, Iturbe fue contundente al señalar, todas las
veces que pudo, que esos territorios pertenecían a la jurisdicción jujeña por «títulos
irrefutables». Y que el gobierno de Jujuy no iba a intervenir en caso de que los
habitantes de las mencionadas localidades «por su propia voluntad» optaran por
reincorporarse a Jujuy.
23
El gobierno de Salta calificó la segregación como una «anarquía» debida a
las maquinaciones orquestadas por el bando unitario que encabezaba Santibáñez.
Sobre todo, porque los jujeños habían encomendado el liderazgo de la empresa de
anexión a Juan Bautista Undiano, quien había acompañado a las fuerzas de Juan
Lavalle y luego de pasar varios años en Bolivia retornó a las provincias del norte.
Tanto Salta como Jujuy se dirigieron a Rosas en tanto Encargado de las
relaciones exteriores de paz y guerra. Este, a través de su ministro Felipe Arana,
respondió a ambos gobiernos diciendo que no era el momento de resolver la cuestión
de los límites, condenando todo intento de sedición mediante el uso de las armas.
24
Las dos provincias acataron lo recomendado por el gobernador porteño. Sin
embargo, el gobierno de Jujuy dejó abierta la puerta para continuar peticionando, ya
23
Correspondencia de Mariano Iturbe a Vicente Tamayo, Jujuy, dic.24, 1848. Archivo Histórico de
Jujuy (AHJ), Papeles de Gobierno, año 1848, caja 2.
24
Correspondencia de Felipe Arana, en representación de Juan Manuel de Rosas, a Pedro Pedro
Castañeda, Buenos Aires, ago.5, 1849. ABHS, Fondo de Gobierno, Caja 201, carpeta 8.
FORMAS DE HACER POLÍTICA EN EL NORTE ARGENTINO
- 14 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 10, N.º 19 (JULIO DICIEMBRE 2024) - ISSN 2393-6584
que afirmó que San Andrés, Yruya y Santa Victoria pertenecían a Jujuy por «títulos
incontrovertibles».
25
En febrero de 1849, cuando aún no se había terminado de resolver el
conflicto territorial con Salta, hubo recambio de gobierno en Jujuy. Cumplido el
mandato de Mariano Iturbe, la Sala de representantes eligió a Pedro Castañeda hasta
entonces asesor por excelencia del gobernador saliente. La transición distó de ser
armónica. Un grupo de hombres dirigidos por Mariano Santibáñez que se oponía a
la continuidad de la identidad federal en el poder apresaron tanto al recién electo
gobernador como a su antecesor. En una asamblea de vecinos reunida en San
Salvador se designaba de forma provisoria al cura de la iglesia matriz Escolástico
Zegada como titular del Poder Ejecutivo.
26
Este episodio originó que el gobernador de Salta, Vicente Tamayo, se
presentara en persona, según su relato, con una fuerza de 600 hombres en los Alisos,
límite con Jujuy, a fin de restablecer el orden federal. En la correspondencia que
Tamayo giró en esa ocasión a Rosas, afirmaba «no figura un solo federal entre todos
los revolucionarios», por el contrario continuaba el dirigente se podía ver
actuando a «los más calificados salvajes unitarios».
27
Era cierto que quienes
lideraron el movimiento en Jujuy eran personajes que se habían opuesto al
federalismo ya fuera integrando la Liga del Interior (1830-1831) o la Coalición del
Norte (1840-1841) y la figura más representativa era sin dudas la de Mariano
Santibáñez.
Hay otra información para retener, en tanto es explicativa de la conducta de
la dirigencia de Salta. Tamayo manifestaba en referencia a la alteración del recambio
25
Correspondencia enviada por Pedro Castañeda a Juan Manuel de Rosas transcripta en la repuesta
remitida por Felipe Arana el 5 de agosto de 1849. ABHS, Fondo de Gobierno, Caja 201, carpeta 8.
26
Como señalamos antes, estas prácticas fueron comunes en la política local. El acta asamblearia fue
firmada por 34 personas, aunque la documentación aclaraba «siguen las firmas» (Medina 2021).
27
Correspondencia del gobernador de Salta Vicente Tamayo al ministro de Buenos Aires Felipe Arana,
mar.2, 1849. AGN, Gobierno de Salta, Sala X 5 8 2. Tanto Tamayo como su gobernador delegado
Nicolás Carenzo conocían de cerca al elenco político de Jujuy. El primero diligenció en Buenos Aires
los auxilios que esa provincia giró en tiempos de la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana,
mientras que el segundo participó en primera persona en la política de Jujuy durante la
administración de su suegro Pablo Alemán (1836-1838).
FEDERICO MEDINA
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gubernamental de Jujuy: «A juicio del infrascripto, aquellos hombres fueron
movidos por los Salvajes Unitarios de esta Provincia [Salta] con el objeto de hacer
pie allí para derrocar este Gobierno y precipitarse en su bárbaro desafuero en un
avance contra el orden general de la Confederación Argentina».
28
El gobernador de
Salta ponía de manifiesto una posible estrategia interprovincial del grupo unitario
que tenía a Santibáñez como uno de los principales operadores políticos mostrando
las conexiones que incluían a ambas provincias. Es decir, desde el punto de vista de
la dirigencia salteña, accionar reestableciendo el orden federal en la provincia de
Jujuy significaba proteger la propia.
Debe decirse que Jujuy no contaba con fuerzas suficientes para hacer frente
a Salta. Recordemos que como lo muestran los estudios de Cecilia Fandos (2021)
la Puna había sido desmilitarizada en 1840. En tanto, los jefes militares de la
Quebrada de Humahuaca se mostraron expectantes ante lo que sucedía en la Capital.
De hecho, un comandante militar encargado de reclutar fuerzas en la Quebrada de
Humahuaca manifestaba que «la gente se resistía a bajar».
29
Es posible suponer que
episodio generó confusión, ya que una vez resuelto el conflicto Cosme Belaunde, uno
de los cabecillas de la asonada, mientras escapaba a Bolivia en su paso por la
Quebrada recibió una «bien merecida paliza» por parte de los lugareños por haber
alterado la legalidad gubernamental.
30
Finalmente, no hubo enfrentamiento armado y los sediciosos terminaron
negociando la restitución de Castañeda en el Ejecutivo de Jujuy. Tal vez, lo que
ocasionó la vuelta de este último al poder, haya sido la intención del gobierno de
Salta de ubicar al frente del gobierno de Jujuy a un dirigente de su elenco político.
Pedro Castañeda, ya restituido en el poder, se comprometió a pagar las
indemnizaciones solicitadas por el gobierno de Salta por la suma de $5000 para
28
Correspondencia del gobernador de Salta Vicente Tamayo al ministro de Buenos Aires Felipe
Arana, mar.2, 1849. AGN, Gobierno de Salta, Sala X 5 8 2.
29
Correspondencia del gobernador propietario de Salta Vicente Tamayo al delegado Nicolás Carenzo,
Cuartel General, feb.28, 1849. AGN, Gobierno de Salta, Sala X 5 8 2.
30
Correspondencia de Nicolás Carenzo a Felipe Arana, Salta, may.17, 1849. AGN, Gobierno de Salta,
Sala X 5 8 2.
FORMAS DE HACER POLÍTICA EN EL NORTE ARGENTINO
- 16 - CLAVES. REVISTA DE HISTORIA, VOL. 10, N.º 19 (JULIO DICIEMBRE 2024) - ISSN 2393-6584
abonar la tropa movilizada, aunque con el tiempo no se efectivizó el pago y fueron
constantemente peticionadas por los salteños, generando otro punto decisivo de
tensión en las relaciones interprovinciales.
Castañeda en el mando gubernativo entabló alianza con el grupo de hombres
que intentó derribarlo del gobierno. Nuevamente, el caso s significativo fue el
nombramiento de Mariano Santibáñez al frente de las fuerzas de la provincia con el
argumento que los «salvajes unitarios» habían depuesto las armas y habían prestado
sumisión al gobierno de Jujuy. Es más, manifestó que Santibáñez «era su amigo».
31
Esta actitud fue incomprendida por el personal político de Salta que afirmaba
respecto de Castañeda: «este hombre está visto de que no puede ser manejado, sino
por el rigor o la fuerza».
32
Tamayo en misiva a su ministro de gobierno, agregaría:
«Concluiré mi amigo diciendo a U. que este hombre [por Castañeda] es un salvaje
unitario […] y que tendremos siempre una puerta abierta a males de grande
trascendencia a toda la República mientras no se coloque en esta [Jujuy] un buen
federal».
33
Durante los dos años que Castañeda se mantuvo al frente del Ejecutivo
jujeño los hombres que habían intentado desplazarlo del gobierno fueron ocupando
diferentes puestos en la administración provincial. El grupo unitario controló la Sala
de Representantes y una de las voces más descollante del recinto fue la de Mariano
Santibáñez.
La Sala, compuesta en su mayoría por decididos integrantes del grupo
unitario, eligió nuevo gobernador a principios de 1851 pues Castañeda había
cumplido mandato. La elección se dirimió entre José López Villar y José Quintana.
Resulta interesante observar cómo veía la dirigencia de Salta a estos hombres:
31
Correspondencia de Vicente Tamayo a Nicolás Carenzo, San Pedrito, mar.8, 1849. AGN, Gobierno
de Salta, Sala X 5 8 2.
32
Correspondencia de Vicente Tamayo a Nicolás Carenzo, Perico, mar.12, 1849. AGN, Gobierno de
Salta, Sala X 5 8 2.
33
Correspondencia de Vicente Tamayo a Nicolás Carenzo, San Pedrito, mar.8, 1849. AGN, Gobierno
de Salta, Sala X 5 8 2.
FEDERICO MEDINA
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El primero, Español de bastante fortuna, de genio retirado, que no puede ser, sino un
honrado y pacífico vecino. El segundo, hombre sin fortuna ni carrera, de carácter
apocado, de opiniones poco pronunciadas y que ha residido bastante tiempo en Bolivia.
Ninguno de los dos ofrecerá quizá, sino embarazos en vez de eficaces auxilios […].
34
Persistía la percepción que los dos candidatos a la gobernación iban a
dificultar el posicionamiento federal en el norte de la Confederación. La elección fue
ajustada, se vovarias veces dado que no se alcanzaban las dos terceras partes de
los votos del cuerpo. Por último, siguiendo el Estatuto Provincial, se procedió a
sortear entre los dos candidatos. La suerte acompañó a López Villar.
La misma Sala de Representantes que participó en la elección de López Villar
llevó a cabo una serie de reformas relevantes desde el punto de vista político-
institucional. Se reformó el Estatuto Provincial, el Reglamento de Debates y el
Reglamento de Administración de Justicia. Y se sancionaron otros como el
Reglamento de Elecciones (hasta entonces regía el de Salta) y el de Elección de
jueces.
35
Los representantes se proponían reafirmar la división de poderes. En
particular, buscaron desconcentrar la toma de decisiones realizadas por el Poder
Ejecutivo.
36
Además, suprimieron algunos impuestos como la Contribución Directa
de la Puna.
37
Fanny Delgado (1992) advierte que ese gravamen representó desde su
sanción en 1840 y hasta 1851, entre el 20 y 25 por ciento de los ingresos del fisco
(112). Esta medida fue duramente cuestionada por el gobierno de Salta.
Para el oficial mayor de Jujuy e interlocutor del personal político de Salta,
Gumersindo Ulloa, no había dudas de que la Sala intentaba desestabilizar la gestión
34
Borrador de una nota del ministro de Buenos Aires Felipe Arana al gobierno de Salta. En la primera
parte se transcribe una correspondencia de Salta fechada en Salta, dic.10, 1849. AGN, Gobierno de
Salta, Sala X 5 8 2. El subrayado en cursivas es nuestro.
35
Todos los reglamentos se encuentran en: Registro Oficial de Jujuy, tomo I, año 1851 (Jujuy,
Imprenta de la provincia, 1889).
36
Durante el gobierno federal de Mariano Iturbe (1841-1849), la Sala de Representantes
prácticamente se limitó a legalizar las medidas tomadas por el gobernador. Por otra parte, en 1847, el
Poder Ejecutivo se atribuyó la facultad de nombrar a todo el personal de justicia, incluidos los jefes
políticos departamentales que tenían atribuciones ejecutivas, de policía y de baja justicia.
37
Recordemos que la contribución directa había sido un impuesto sancionado a principios de 1840 y
recaía solamente sobre los habitantes de la Puna que no quisiesen asumir servicios milicianos. Una
interpretación actualizada y novedosa de este proceso en Fandos (2021).
FORMAS DE HACER POLÍTICA EN EL NORTE ARGENTINO
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de Villar y forzar su renuncia. Según el funcionario, el artilugio de los diputados era
nombrar a Mariano Santibáñez como presidente de la Comisión Permanente de la
Sala, dado que por la nueva reglamentación este representante asumía la
gobernación ante la renuncia del gobernador y en caso de que la Sala se encontrase
en receso. Su lectura política fue clave en tanto le llegaba sin filtros a la dirigencia de
Salta. Con esa información, se presionaba sin tapujos al gobernador López Villar
para que desterrara de la provincia a quienes integraban la Sala. Frente a este
escenario, en agosto del mismo año, el gobierno de Salta interpelaba al gobernador
López Villar:
[…] cuando esa Sala de Representantes debía segundar en armonía con V. E. sus
benéficas miras es entonces que ella le traba, le pone obstáculos, le retira sus
atribuciones que por la naturaleza de sus funciones pertenece al P. Ejecutivo y formando
una Junta de facción hacen del Jefe del Gobierno un ente nulo que nada puede obrar
[…] Son efectivamente ilusos federales o verdaderos traidores salvajes unitarios que en
su impotencia forman una Junta de facción anárquica para enervar la autoridad?
38
En una larguísima carta dirigida al gobierno de Salta, el gobernador de Jujuy
atemperaba los hechos y afirmaba que no podía expatriar a los diputados sin juicio
previo.
El contexto en la Confederación se febrilizó con el Pronunciamiento de Justo
José de Urquiza del 1 de mayo de 1851. El Pronunciamiento fue recibido de diferentes
maneras en las provincias (Nicolini 2021). El elenco político de Jujuy,
particularmente los hombres que ocupaban la Sala de Representantes, lo apoyó.
Integrantes de este grupo escenificaron la obra de teatro Lanuza aprovechando la
festividad religiosa local del patrono San Salvador el 6 de agosto de 1851 por la que
apoyaron el movimiento de Urquiza (Medina 2016).
En estos momentos, JoManuel Saravia en correspondencia a Rosas, le
manifestaba:
38
Correspondencia de José María Saravia a José López Villar, Metan, ago.12, 1851. ABHS, Fondo de
Gobierno, caja 209, carpeta 7.
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[…] La provincia de Jujuy es nuestro inconveniente político, nuestro lado vulnerable:
está entregada casi completamente a la funesta influencia de los Salvajes Unitarios. El
Sor. Villar, en sí, hombre bueno como particular es malísimo como Gobernante. Es la
debilidad e compendio [sic], no se atreve a echar esa turba que a él mismo lo abruma;
pero no quiere compromisos y quiere dejar el mando, cuando ya es tarde, porque la
administración recae en el Salvaje Unitario Santibáñez, quien con los demás
colaboradores de Constitución están para lanzarse en conformidad con la traición de
Urquiza […] Y ¿qué hacer con Jujuy?.
39
Para estos hombres, era necesario evitar que la gobernación de la provincia
quedase en manos de Mariano Santibáñez, su recorrido político y militar le había
mostrado que aquel era un personaje decidido. La respuesta fue armarse para ubicar
en el gobierno de Jujuy a un dirigente que representara las banderas del federalismo
en esa hora: Mariano Iturbe.
4. El fusilamiento de Santibáñez y su impacto en la política local
En setiembre de 1851, el gobernador de Salta, José Manuel Saravia en
persona marchó hacia Jujuy con una división de fuerzas. Las acciones habían sido
articuladas con Mariano Iturbe y un grupo de comandantes provinciales entre los
que se contaban Pedro Aramayo y Cipriano Marquiegui, además de otros miembros
de la guardia urbana de Jujuy. Ante la llegada de las tropas, el elenco político que
integraba la Sala de Representantes apresuradamente tomó el camino del exilio. Una
partida salteña logró tomar preso a Mariano Santibáñez el 12 de septiembre, a las
pocas horas fue fusilado. Así, José Manuel Saravia relataba a Rosas, lo ocurrido:
En efecto así sucedió cayendo en poder de una de las partidas que se habían colocado
en puntos precisos, el principal cabecilla Salvaje unitario Mariano Santibáñez y a las
veinticuatro horas fue fusilado al frente de la división. El salvaje unitario Mariano
Santibáñez es el mismo que en [1]834 con mano traidora hirió mortalmente al Ilustre
General D. Pablo Latorre: es el mismo que en 22 de Febrero de [1]849 encabezó el
movimiento anárquico que desnudara de la autoridad legal al ciudadano D. Pedro
Castañeda: ha sido el agente para introducción en estos Pueblos los libelos incendiarios
39
Correspondencia del gobernador de Salta José María Saravia a Juan Manuel de Rosas, Salta, ago.27,
1851. AGN. Gobierno de Salta, Sala X 5 8 2.
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del empecinado Salvaje Unitario Sarmiento: su carrera, Exmo. Sor. marcada de delitos
de primer orden contra la Confederación y la América contra la paz y quietud de las
provincias del Norte, lo han conducido al suplicio.
40
Saravia ponía en valor algunos aspectos de la biografía de Santibáñez para
justificar su orden de ejecución. La correspondencia ilumina varios puntos que
ayudan a comprender la violencia política desatada en el norte confederal a fines del
régimen rosista. Sin dudas, Santibáñez ocupaba un lugar de liderazgo en el campo
político y este rasgo fue marcado por el mandatario salteño.
En los motivos aparecía otra acusación de alto voltaje: Mariano Santibáñez
habría herido de muerte al gobernador federal de Salta Pablo Latorre cuando las
fuerzas de Jujuy se habían dirigido a confirmar su separación política de la
jurisdicción salteña. Como vimos, otros testimonios también aseveraron esta
afirmación. Pablo Latorre tenía una larga trayectoria en el federalismo salteño,
alcanzando el gobierno de Salta luego de vencida la Liga del Interior (1831) con el
apoyo de Facundo Quiroga. En este sentido, las muertes de Latorre y Santibáñez
comparten rasgos comunes, pues en ambas operaron fuerzas de otras provincias. A
diferencia, por ejemplo, del asesinato del gobernador federal de Tucumán Alejandro
Heredia, en 1838, donde, según parece, los involucrados fueron miembros de la
dirigencia local (Carilla 1965).
No tenemos la certeza que Santibáñez hiciera circular los escritos de
Sarmiento o cuáles de ellos. Pero es probable que sus propias percepciones respecto
al ideario republicano y liberal de gobierno, lo hayan unido al escritor sanjuanino.
En especial, su oposición al rosismo y a las prácticas políticas consideradas
«tiránicas» ejercidas por los gobiernos federales. Por su parte, hay indicios que, en
la casa de Manuela Santibáñez hermana de Mariano, se realizaban reuniones de
discusión política y cultural, habilitándose un espacio de sociabilidad y de lectura
40
Correspondencia del gobernador de Salta José María Saravia a Juan Manuel de Rosas, Salta,
sep.20, 1851. AGN, Gobierno de Salta, Sala X 5 8 2. Cursivas en el original nos pertenecen.
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compartida donde participaban miembros de la elite política. Allí se transcribían
libelos y se acordaban actividades proselitistas.
41
Finalmente, Saravia hacía alusión a que Santibáñez alteraba la «paz y
quietud» de las provincias del norte. Hemos mostrado a lo largo de este trabajo que
Santibáñez fue un articulador político y que tuvo consenso por lo menos en un sector
de la dirigencia política de Jujuy. Pero, al parecer, también tenía vínculos con
dirigentes de Salta. Por ejemplo, se dijo que el movimiento llevado a cabo en 1849,
liderado por Santibáñez, con la intención de alterar el gobierno legal de Pedro
Castañeda era el punta pie inicial de una conspiración más amplia que incluía a
actores políticos de Salta.
Según las evidencias, Santibáñez fue fusilado atado a un árbol en la localidad
de San Pedrito, a las afueras de la Ciudad, en frente de la división de Salta. Claudio
Lomnitz expresa, para el caso de México del siglo XIX, que los fusilamientos frente
a un pelotón en general fueron reservados a personajes ilustres (368 y 269).
Probablemente este haya sido el caso de Santibáñez. No hay indicios que su cuerpo
haya sido ultrajado ni expuesto como una forma de pedagogía práctica. Se registró
su defunción en la Iglesia Matriz de Jujuy. El registro parroquial afirma que «murió
en la Comunión de la Santa Madre Iglesia y se sepultó en el Panteón. Solo se confesó
por falta de tiempo»,
42
es decir la premura de los hechos impidió la comunión y la
extremaunción.
Santibáñez pudo ser enterrado en el panteón cementerial de la Iglesia local
y su cuerpo evitó el escarnio público. El dirigente unitario Juan Lavalle, nacido en
Buenos Aires y ultimado en Jujuy en 1841, cuando escapaba a Bolivia asediado por
las fuerzas rosistas luego de vencida la Coalición del Norte, no tuvo la misma suerte.
Su cuerpo fue celosamente cuidado por sus compañeros de fuerza para evitar que el
41
Esta interpretación surge de un sumario levantado en 1846 donde se lo acusó a Mariano Santibáñez
de movilizar adeptos para dirigirse a la Sala de Representantes y apoyar lo que él propusiera, en su
carácter de diputado. AHJ, Papeles de Gobierno, año 1846, caja 2.
42
Registro Parroquial, Iglesia matriz de San Salvador de Jujuy, Defunciones 1827-1866. Digitalizado
en: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:939X-CD4M-
S?i=313&personaUrl=%2Fark%3A%2F61903 %2F1 %3A1 %3A624W-CN9H (imagen 268).
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«enemigo» se hiciera de sus restos, quienes llegaron con el cadáver hasta Potosí
donde recibió honras nebres.
43
Por otro lado, Santibáñez y Lavalle, presentan, una
similitud decisiva: ambos intervinieron en la muerte violenta de líderes federales y
en un contexto de extrema faccionalidad. Tal vez, la «revancha política» pudo haber
jugado un factor explicativo en sus desenlaces. Como mencionamos antes,
Santibáñez fue acusado de herir mortalmente a Pablo Latorre en 1824 y Lavalle
ordenó la ejecución de Manuel Dorrego en 1828.
44
La ejecución pública de Mariano Santibáñez fue el corolario de la purga
unitaria en la provincia. Con la muerte de Santibáñez se dio un recambio de
gobierno. Mariano Iturbe, el «federal más decidido» que tenía Jujuy en esa hora,
asumía la gobernación de la provincia, echando por tierra muchas de las reformas
emprendidas en los últimos años.
Iturbe se mantuvo en el poder entre septiembre de 1851 y marzo de 1852.
Durante estos meses, se profundizaron las medidas que buscaban reafirmar la
identidad federal de la provincia en un contexto febrilmente tensionado y
conflictuado por la lucha entre las fuerzas lideradas por Justo José de Urquiza y Juan
Manuel de Rosas. Fue así que Iturbe envió el acta en la que se manifestaba su
designación al frente del Ejecutivo a cada uno de los departamentos de la provincia
para que «el Pueblo» reunido emitiera opinión en las localidades del Interior. Las
asambleas locales fueron convocadas por los jefes políticos departamentales y se
llevaron a cabo en todos los departamentos de la provincia.
45
En diciembre de 1851, ante una Legislatura depurada de los principales
opositores del régimen, Iturbe emitía un largo discurso de apertura. Realizó un
minucioso examen de los últimos años en la política de Jujuy y la región, pero nada
expresó respecto a la muerte de Santibáñez. Silenciar su muerte fue también una
43
El itinerario de su cuerpo no concluyó allí. Según relata Lacasa (1858) Bolivia no era un lugar seguro
por lo que lo trasladaron a Valparaíso.
44
Sobre estos pormenores, consultar: Di Meglio (2014).
45
Nos encontramos trabajando en esta forma de unanimismo federal extendido a los departamentos
del Interior.
FEDERICO MEDINA
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decisión política, ya que cargó tintas contra los «unitarios» que habían ocupado la
onceaba legislatura y a quienes les recayó en gran parte el pago de las
indemnizaciones exigidas por el gobierno de Salta por la expedición realizada en
1849, que como se recordará la suma estuvo fijada en $5000, aunque ahora se
sumaron $2000, probablemente por la segunda expedición a tierras jujeñas.
46
Tal vez la principal consecuencia de la muerte de Santibáñez haya sido la
ejecución del mismo Mariano Iturbe en mayo de 1852 llevada a cabo con otros
procedimientos y modalidades a la del personaje analizado en estas páginas.
El conflicto político de fines de la Confederación rosista fue tan encarnizado
que hasta después de ambas muertes los recuerdos de Mariano Santibáñez y
Mariano Iturbe permanecieron latentes en la dirigencia política del norte.
5. Actualizar el recuerdo, disputar la memoria
En septiembre de 1852 y con motivo de conmemorar el aniversario de la
muerte de Santibáñez, se llevó a cabo una seguidilla de celebraciones y encuentros.
El contexto había cambiado. Los hombres que integraron la misma fuerza que
Santibáñez tenían las riendas del poder provincial. A escala confederal, la caída del
rosismo habilitó las condiciones para un nuevo orden nacional.
El servicio religioso contó con una misa de vigilia, cuatro misas rezadas, con
velas encendidas, en la que participaron cantores, músicos, monaguillos y
sacristanes. Desconocemos si se pronunciaron oraciones fúnebres, pero sabemos
que el púlpito fue usado políticamente (Medina 2014), lo que nos lleva a conjeturar
que se realizaron evocaciones laudatorias. La conmemoración de la muerte fue un
lugar de encuentro dado que se compartieron masas y mistelas entre los
concurrentes.
47
Se propició, entonces, un espacio de sociabilidad donde, es dable
suponer, se hizo presente el recuerdo del difunto.
46
Se abonaron $7000 pesos, de los cuales $5000 se cubrieron con confiscaciones y el resto con fondos
del erario público. El discurso de Iturbe se transcribe en: Sánchez Iturbe (1995).
47
AHJ. 1852, Caja 3. Cuenta de los gastos hechos en las honras del Coronel D. Mariano Santibáñez.
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Es más, el aniversario fue la oportunidad para colocar un «marco para la
tumba del finado Señor Coronel D. Mariano Santibáñez».
48
Con este acto, se
individualizaba el lugar de la muerte, instituyendo un «lugar de memoria» (Nora
1984).
Años más tarde, el recuerdo de Santibáñez volvía a hacerse presente en la
opinión pública. En 1857, el periódico salteño El Comercio publicaba un artículo
referido al contexto en el que se produjo la muerte de Santibáñez, responsabilizando
de lo sucedido a la división salteña al mando de José Manuel Saravia.
49
A renglón
seguido, se decía que Salta tuvo que intervenir dado que era la tercera revolución que
encabezaba Santibáñez en Jujuy, evidenciando que en aquella provincia persistían
voces contestatarias del líder unitario jujeño. Esto motivó que el periódico de Jujuy
El Orden diera a conocer un artículo denominado «Reivindicación de la memoria de
Mariano Santibáñez», escrito por «unos jujeños».
50
En el texto, Santibáñez era posicionado como un hombre que había luchado
en contra de la «tiranía» y comparado con los próceres libertadores de América:
«El Sr. Coronel Santibáñez fue bien asesinado porque sirvió a los mismos principios que
aquellos [Bolívar y San Martín], porque reusaron arrastrar las cadenas de pasible
esclavitud y porque, en fin, sus nobles antecedentes, su prestigio y merecimientos ‘eran
motivos de bastante alarma para el régimen de entonces’».
51
En el artículo vindicatorio de la memoria de Santibáñez se trazaban dos
épocas. Una, la rosista, conceptualizada como tiránica y de esclavitud. La otra, de
aquel presente en el que se vivía, que tenía como horizonte aspiracional un orden
sostenido por la Constitución de 1853.
52
Claramente, Santibáñez era construido
48
AHJ. 1852, Caja 3. Cuenta de 7 pesos firmada por el juez de policía.
49
El artículo apareció a propósito de la pensión otorgada por el gobierno nacional, en 1857, a Teresa
Corte, viuda del ex gobernador federal de Jujuy Mariano Iturbe acusado de participar de la muerte de
Mariano Santibáñez y condenado a pena capital en mayo de 1852. No hallamos la nota original, solo
las referencias que a ella se hizo en la publicación de El Orden [Jujuy], may.16, 1857, año 2, nro. 37.
50
El Orden [Jujuy], may.16, 1857, año 2, nro. 37.
51
El Orden, citado.
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Estas representaciones estaban a tono con otros discursos que por entonces circulaban en Jujuy
como los escritos del cura Escolástico Zegada (Medina 2014).
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como un personaje que luchó contra la esclavitud y contribuyó con su sangre a
«romper las cadenas» al igual que los máximos próceres del panteón sudamericano.
Tamaña operación hacía que la desaparición física del personaje fuese edificada
como una «muerte heroica» (Caretta 2015).
En Jujuy, se redoblaron los esfuerzos para evocar y conmemorar el accionar
de Santibáñez. Las disputas políticas y el lugar desde el cual se instituye el recuerdo
resultan centrales en la construcción de memorias, así como los actores que
intervienen en el proceso selectivo de qué olvidar y qué recordar (Cattaruzza 2012;
Bragoni 2022). En este sentido, los hombres que acompañaron a Santibáñez en su
recorrido político ocuparon los principales puestos de gobierno durante la década de
1850 en Jujuy, varios de los cuales integraban la «parentela Sánchez de Bustamante»
(Paz 2003). El periódico donde se publicaba su vindicación pertenecía a la familia
del cura Zegada, compañero de ruta de Santibáñez. El clérigo-político intervenía en
lo que se publicaba en cada edición y no sería desacertado pensar que haya
participado en la escritura del artículo constructor de su memoria.
5. Balance
La muerte de Mariano Santibáñez el 13 de septiembre de 1851 muestra la
exacerbación de la violencia política a fines del régimen rosista. Es reveladora del
peso de la militarización de la política en tanto la orden fue dada por el gobernador
de Salta José Manuel Saravia al frente de su división. El contexto regional y
confederal profundamente caldeado, propició el avance de la «brutalidad» en las
relaciones de poder habilitando las condiciones que explican la ejecución pública
abordada. En este sentido, el Pronunciamiento de Urquiza contra Rosas el 1 de mayo
de 1851 caldeó los vínculos políticos en el espacio confederal y demandó de
conductas más comprometidas.
El caso analizado integró un ciclo de ejecuciones inaugurado con las
autonomías provinciales en 1820 y culminó con la formación del Estado Nacional a
fines del siglo XIX. La muerte pública de Santibáñez tiene equivalentes con otras
ocurridas en el espacio rioplatense. Como las de Manuel Dorrego en 1828 (Buenos
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Aires), Pablo Latorre en 1834 (Salta), Facundo Quiroga en 1835 (Barranca Yaco,
Córdoba) o Alejandro Heredia en 1838 (Tucumán), la ejecución que examinamos fue
usada políticamente, pues luego de acaecida se mudó el personal de gobierno y se
reconfiguró la trama de poder. A diferencia de todos los nombrados que eran
federales, Santibáñez fue un decidido unitario, igual que Juan Lavalle, ultimado en
Jujuy en 1841. Uno de los argumentos que justificó la ejecución del líder jujeño fue
que había terminado con la vida del gobernador de Salta Pablo Latorre, como Lavalle
con Dorrego. Tal vez, podemos conjeturar que la violencia política tuvo alguna dosis
de «desquite» o de «cuenta saldada».
Para entender la muerte de Santibáñez indagamos algunos rasgos de su
biografía. Santibáñez fue un ejemplo representativo de la «carrera» que habilitó el
proceso revolucionario. Ascendió en las fuerzas milicianas de Jujuy participando en
diferentes momentos claves como la separación de Jujuy de la provincia de Salta en
1834, la Liga del Interior (1830-1831), la Coalición del Norte (1840-1841) y en
conflictos armados civiles (1845). Al mismo tiempo, ocupó lugares formales en las
instituciones provinciales. En los momentos que fue diputado en la Sala de
Representantes, esta se dinamizó, adquiriendo una faceta marcadamente
deliberativa en 1835, 1839-1840 y 1850-1851. En esos años se formularon las
principales leyes que moldearon el régimen político local. La carrera de Santibáñez
visibilizaba su perfil decidido en las luchas por el poder. Tal vez, esta arista fue una
clave en la decisión de Saravia de ordenar su ejecución, despejaba así la escena
política de liderazgos opositores de peso.
La injerencia del gobierno salteño en las tramas de Jujuy fue justificada por
el Pacto Federal de 1831 al que ambas provincias adherían y por las relaciones
políticas y facciosas de sus elencos gubernamentales. Los vínculos se fueron
tensionando en los últimos años del régimen rosista. En 1848, la dirigencia de Jujuy
se armó para recuperar los territorios de Iruya, Santa Victoria y San Andrés que,
según argumentaban, pertenecían a su jurisdicción y que habían sido arrebatados
por Salta. En el conflicto intervino Juan Manuel de Rosas, como Encargado de las
relaciones exteriores, recomendando que la resolución del conflicto se postergase.
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En 1849, el grupo unitario de la provincia quiso alterar el orden legal, lo que motivó
una expedición por parte del gobierno de Salta. Un punto decisivo de esta coyuntura
fueron las indemnizaciones impuestas al gobierno de Jujuy por la división salteña.
Las reparaciones fueron permanente cuestionadas por la provincia de Jujuy siendo
canceladas en diciembre de 1851, cuando Mariano Iturbe asumió la gobernación de
la provincia, luego de que los unitarios fuesen apartados de la escena política,
incluyendo la ejecución de su líder más sobresaliente.
La muerte violenta de Santibáñez dio paso a un nuevo orden político en
Jujuy a cargo del grupo federal más comprometido con la causa rosista liderado por
Mariano Iturbe, a la sazón nombrado gobernador. Este nuevo orden duró muy poco.
En marzo de 1852, la correspondencia oficial anunciaba que el gobernador de
Buenos Aires Juan Manuel de Rosas había sido vencido por las fuerzas a cargo de
Justo José de Urquiza. Mariano Iturbe dejaba el poder en manos de una Asamblea
Popular y días más tarde fue encarcelado. Inmediatamente, se iniciaba el proceso
judicial que lo condenó a muerte y que una de las principales acusaciones fue la
colaboración en la ejecución de Mariano Santibáñez, pero esa es parte de otra
historia.
Fuentes y obras consultadas
Archivos y Fuentes inéditas
Archivo General de la Nación (Argentina), Gobiernos de Salta y Jujuy, 1835-1852.
Archivo Histórico de Jujuy, Papeles de Gobiernos, 1848-1852.
Archivo de la Legislatura de Jujuy, Libros de Actas, 1840-1852.
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