Foros y Eventos
Foro Historias Locales: Colonia. De los márgenes a una relativa visibilidad
Claves. Revista de Historia
Universidad de la República, Uruguay
ISSN-e: 2393-6584
Periodicidad: Semestral
vol. 8, núm. 15, 2022
La historia local en Uruguay, desde sus inicios en el siglo XX, fue dispersa y de carácter amateur, adquiriendo un mayor rigor académico y cierta profesionalización en el nuevo siglo. ¿Cómo se produjo este cambio? ¿Cuáles son sus logros y cuáles todavía sus limitaciones? Aprovechando la invitación formulada por la Revista Claves para participar del foro acerca de «Problemas, avances y desafíos de las historias locales», intentaremos responder a estas interrogantes.
El texto se dividirá en dos partes: la primera referida al estado de situación y problemática de la historia local y/o regional en el interior del país, mientras que la segunda se centrará en la historiografía del departamento de Colonia. Esta doble perspectiva, desde lo más teórico y general a lo particular, la consideramos por demás oportuna, ya que concilia una mirada desde la práctica con reflexiones de tipo historiológico. Estas reflexiones –situación habitual del historiador (o que al menos debería de serlo)– condicionan su quehacer cotidiano.
1. La historia local en el interior: algunas perspectivas
La historia local y/o regional hecha en el interior del país, en palabras de Arturo A. Bentancur, tuvo rasgos de la vieja historia, siendo «localista, celebratoria, acrítica, superestructural, banderiza, de personalidades y de héroes».[1] Una historia descriptiva, más que interpretativa, que apeló con exceso a la anécdota, se deslumbró ante el ídolo de los orígenes y expuso, incluso con desmesura, lo singular y único de cada localidad. Fue una historia que estuvo muy lejos de percibir regularidades, de tentar comparaciones, o de abordar desde niveles estructurales o coyunturales aspectos económicos, sociales y culturales.
Hubo excepciones, por supuesto, las cuales se reflejan en las producciones de Aníbal Barrios Pintos, Washington Lockhart o María Díaz de Guerra, con enfoques desde lo social o lo geográfico y un abordaje de múltiples temas, en un intento de construir una «historia total». Sin embargo, el grueso del panorama estuvo marcado por los «aficionados amables», con una escaza o nula problematización de lo histórico o de lo local como hecho histórico. Lo local como un objeto a construir o una «hipótesis a demostrar», como sugiere Van Young,[2] tuvo un magro predicamento. Lo local se percibió de modo claro y evidente, como un dato inconmovible de la realidad, siendo comprendido desde el afecto por sobre cualquier preocupación de índole historiográfica.
Resta señalar que algunos elementos apuntados por Bentancur en la década de los noventa –el «motor celebratorio» como impulso de la labor histórica y el «difícil acceso a las fuentes»– prosiguen hasta hoy.
Este libro, hasta la fecha, es el único estudio de corte monográfico dedicado a la historia local y/o regional en Uruguay. Tampoco abundan las reflexiones de tipo teórico o metodológico. En lo personal realizamos un aporte referido a la temporalidad y las periodizaciones hace un par de años.[3] Pero esto no suele ser frecuente. La abundante reflexión teórica y metodológica desplegada en México y Argentina, aquí casi no ha encontrado eco.
En el siglo XXI esta circunstancia, sin embargo, aunque de manera lenta comenzó a revertirse. Oscar Padrón Favre apunta algunas potencialidades que contribuyen a la difusión y profesionalización de los estudios locales, como son la aparición de instituciones de formación terciaria, en especial los Cerp, la multiplicación de experiencias colectivas, comprendiendo jornadas y revistas –entre estas cabe destacar la publicación digital Estudios Históricos, dirigida por el Dr. Eduardo Palermo, y la Revista Histórica Rochense– además de los procesos de municipalización y descentralización, que matizan la hegemonía política y cultural montevideana.[4]
Con todo y pese a esta renovación, sigue habiendo carencias. Falta una mayor reflexión sobre lo local y la región como un objeto construido por el historiador. Se debe, asimismo, potenciar más el juego de escalas, en una perspectiva como la planteada por Pons y Serna, para así rehuir el localismo[5]. Un diálogo fluido entre los niveles locales, nacionales y mundiales se vuelve primordial para estos estudios. Este diálogo, por otra parte, hará que se ponderen mejor los aspectos endógenos y exógenos que operan en y sobre lo local.[6] En paralelo, el manejo de diversas escalas incide en la elaboración de periodizaciones. La historia local, si bien en muchos casos es tributaria de la historia uruguaya (a veces sinónimo de historia de Montevideo), tiene que construir una periodización propia, acorde a los procesos analizados.
Estos –y sin duda no son los únicos–, serían algunos de los requisitos más urgentes para seguir avanzando en una historia local de mayor academicismo y profesionalidad.
2. La historia en el departamento de Colonia: balances y aportes personales
La región de Colonia, caso único en el país, presenta una amplia bibliografía referida a la etapa colonial y la lucha entre imperios, escrita por autores nacionales, como Luis E. Azarola Gil y Aníbal Riverós Tula, y otros extranjeros como Antonio Bermejo de la Rica y Jonathas Da Costa Rego Monteiro.[7] En décadas recientes, historiadores internacionales como Jorge Gelman, Fernando Jumar, Fabricio Prado, Diego Téllez Alarcia y Paulo Possamai, y a nivel local Daniel López, desde perspectivas económicas, sociales y culturales, han renovado la historia colonial.[8]
Para los siglos XIX y XX no se cuenta con una historiografía de igual entidad. Tampoco existe una historia integradora y analítica del Departamento. El libro del maestro Hugo Dupré tan solo ofrece relatos sueltos y en su mayoría cronológicos de las localidades departamentales.[9] Una excepción constituye el antiguo libro del periodista español José Barcón Olesa relativo a la zona este o del Colla, el cual, por sus datos, es una importante fuente de información.[10]
En las últimas décadas, el profesor Omar Moreira desde sus investigaciones propuso claves fundamentales para entender la historia del Departamento. Empleando la geografía y la historia urbana, por ejemplo, comprendió la estructuración del espacio departamental.[11] El autor, asimismo, cuenta con una destacada labor de investigación referida a Nueva Helvecia y su área de influencia.[12]
Paso a referir a continuación algunos aspectos de mi formación y mi tarea como historiador, viendo como estas se insertan en el panorama historiográfico departamental. Durante los años 1997 y 1998 cursé la licenciatura en historia en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, aprendiendo sobre todo lo relativo a la metodología de la investigación.[13] Al año siguiente seguí estudios de profesorado en el CERP del suroeste, con sede en Colonia del Sacramento. En paralelo me vinculé con historiadores locales como Heroídes Artigas Mariño, director de la revista de historia local Estampas colonienses, y Omar Moreira. De este último, en sus libros e innumerables charlas personales, tomé varios conceptos e imágenes para abordar el pasado departamental. En los últimos años el intercambio y las actividades con otros historiadores locales, como Jorge Frogoni y Marcelo Díaz, ha sido fundamental.
Desde mis inicios deslindé ciertos aspectos temáticos y metodológicos: 1) Estudiar en profundidad el siglo XIX, etapa clave para entender la estructuración del Departamento hasta la actualidad. 2) Efectuar una historia integradora del Departamento. 3) Priorizar los elementos económicos, sociales y culturales en el análisis.
Desde estas premisas realicé mi investigación acerca de la Guerra Grande en Colonia, cuya hipótesis central es, en cierto modo, tributaria del enfoque de Halperin Donghi,[14] en cuanto la guerra en la zona habría alterado las estructuras sociales tradicionales, potenciando la «modernización». Por intermedio de Juan A. Varese y su editorial llegó al formato del libro.[15] En el texto se polemiza con la explicación, nunca formulada de manera explícita, que atribuye la modernización a la actuación ex nihilo y casi milagrosa de las comunidades de inmigrantes. Aparece aquí, asimismo, un primer acercamiento a la historia de la tierra y lo agrario, interés que continuará en otros estudios.
El siguiente trabajo, sobre la «modernización» rural en Colonia,[16] corresponde a la tesis de maestría realizada en la Universidad de Montevideo, siendo su director Arturo Bentancur.[17] Centrado en la historia del agro y el comercio, la investigación presenta derivas hacia la historia urbana y del state-building. Se resalta especialmente el rol de los grupos comerciantes en el incentivo de la agricultura y la modernización departamental, factor obviado por gran parte de la historiografía coloniense y del interior.
En la actualidad, retomando uno de los capítulos de la tesis de maestría sobre la jefatura política y de policía y la construcción estatal, estoy realizando una tesis doctoral, para la Universidad Nacional de La Plata, con la dirección del Dr. Andrés Stagnaro, sobre la policía en Colonia. El material principal corresponde a los archivos policiales, cerca de 200 tomos, que se encuentran en el Archivo Regional de Colonia, hasta el momento casi inéditos.
En estas tareas he frecuentado, además del archivo de Colonia, el Archivo General de la Nación y la Biblioteca Nacional. Un número ingente de documentación, pública y de prensa, en su mayoría nunca antes relevada, fue procesada para estas investigaciones.
En relación a mi trayectoria personal y a la de otros colegas del interior, estimo que hoy la historia local se inserta de manera más fluida y profesional en la agenda historiográfica nacional e internacional. Sin embargo, como señalamos arriba, aún queda un largo camino por recorrer. ◊
Notas