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Reseña del III Congreso de la Asociación Uruguaya de Historiadores. Mesa Usos del pasado: entre la historia y la memoria
Claves. Revista de Historia
Universidad de la República, Uruguay
ISSN-e: 2393-6584
Periodicidad: Semestral
vol. 7, núm. 13, 2021
«Las representaciones del pasado han sido un territorio frecuente de construcción de sentimientos de pertenencia a diversos colectivos, pero también un ámbito por excelencia de expresión de las fracturas sociales y políticas». Con estas palabras se presentó el primer eje del III Congreso de AUDHI, convocando a ponencias que se enmarquen en los lineamientos «más clásicos» sobre la relación entre el pasado, la reconstrucción histórica, y las memorias en disputa, así como trabajos que afronten «los nuevos desafíos planteados por la historia del pasado reciente».
Las siete ponencias presentadas abordaron la temática desde varios flancos, dando cuenta de contextos diversos donde el pasado, el presente y las expectativas de futuro son debatidas. A priori los abordajes podrían pensarse como dispares, con hilo conductor en las formas de uso y apropiación del pasado, pero en contextos aparentemente inconexos. No obstante, en el transcurso del diálogo y comentarios de cada trabajo en particular, perspectivas teórico-metodológicas comunes afloraron, dejando entrever un aspecto central de la temática en cuestión: la compleja relación entre los individuos y los colectivos con su pasado. Mas allá del evidente peso del presente en los usos y la rememoración del pretérito en los contextos analizados, las ponencias convergieron en la necesidad de problematizar esta relación, y las formas en que el historiador es capaz de analizarlo.
La primera ponencia, de Matías Borba,[1] «Compartiendo el refugio: la participación de intelectuales exiliados paraguayos en los homenajes artiguistas en el IHGU (1950)», procuró dar cuenta de la participación de distintos paraguayos en las conferencias del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay (IHGU) en el bicentenario artiguista. El análisis reconstruye el intercambio epistolar de Carlos Pastore, paraguayo adscripto al Partido Liberal exiliado en Montevideo desde 1942. A través de una reconstrucción biográfica, el autor muestra el papel de articulador de este exiliado en la participación de sus compatriotas —opositores al autoritarismo paraguayo— en los homenajes del IHGU. Señala cómo sus conferencias sobre Artigas y Paraguay se entrelazan con la militancia contra el autoritarismo de su país.
Este juego entre reconstrucción histórica e intereses colectivos también fue abordado por Matías Emiliano Casas,[2] en «Las agrupaciones gauchescas y los próceres de la patria. Intervenciones, relecturas y proyectos sobre la composición del panteón uruguayo (1894-1913)», pero utilizando otro tipo de fuente: las revistas especializadas. El autor estudia el contexto de implementación y expansión de las sociedades criollas en Uruguay, bajo el modelo inaugurado por Elías Regules. A través de El Fogón y El Ombú, Casas identifica la importancia dada al culto a la tradición gauchesca, así como el delineamiento de un «panteón uruguayo» de «próceres» que encarnan los valores y significados reivindicados por estas sociedades a principios del siglo XX. El autor señala la centralidad de Artigas en estos relatos, mediante un discurso que vincula a las sociedades criollas con los seguidores del prócer.
La ponencia de Darlisse Gonçalves,[3] «De los subterráneos de una ciudad sin pasado surgen las memorias que hacen eco en los silencios de la frontera», se detiene decididamente en el problema de la memoria. Procurando observar las «memorias subterráneas», la autora analiza las experiencias de las travessias en la frontera Yaguarón-Río Branco durante la dictadura brasilera. Gonçalves explica que estas experiencias de egreso e ingreso al país permiten observar un contexto de resistencia y militancia, enmarcado en la sociabilidad de una ciudad pequeña como Yaguarón. Contrapone dos relatos: del Padre Caponi, párroco de la ciudad entre 1960 y 1970; y de dirigentes de la Acción Popular, resistencia no armada vinculada a la Iglesia católica riograndense. El ejercicio comparativo de ambas entrevistas da cuenta de las rememoraciones, olvidos y silencios sobre ese pasado; la experiencia de travessias es traída al presente, y deja ver un pasado latente que se manifiesta en memorias «tranquilizantes» o «perturbadoras».
El interesante caso de análisis propuesto por Edgardo Manero[4] y Laura Reali,[5] «Usos del pasado durante la pandemia en América Latina: el caso argentino», pone a la vista cómo la crisis sanitaria global motiva apelaciones al pasado nacional en distintos estados latinoamericanos. Los autores destacan el carácter histórico, épico y militar de los discursos oficiales de los distintos países. Particularmente presentan el caso argentino, y señalan el fuerte peso del pasado independentista, así como las comparaciones con períodos mas recientes. Identifican un mensaje oficial que apela a las figuras de héroes nacionales y caudillos provinciales, que procuran el respeto a las medidas de cuarentena obligatoria, definiendo una épica al respeto del confinamiento y la solidaridad con el prójimo. Por otro lado, dan cuenta de una oposición a las medidas sanitarias que recurre a la comparación entre la última dictadura militar y las restricciones impuestas por el Gobierno.
José Rilla[6] también coloca su preocupación en el presente, proponiendo analizar el uso de la figura de Artigas y del artiguismo en el siglo XXI, con su ponencia «Artigas ha vuelto. Geometrías del uso del pasado». El autor da cuenta de las diversas etapas en la forma de entender y recuperar el significado de Artigas por distintos actores políticos, sociales e intelectuales. Se detiene en el análisis de los «usos recientes» del artiguismo, tanto en Argentina como en Uruguay. Particularmente, en el caso uruguayo, pone su mirada en la reciente creación del partido Cabildo Abierto, cuyas bases programáticas son presentadas como de inspiración artiguista. Si bien su composición militar y su tendencia conservadora reivindican la figura de Artigas como General, también se apelan a argumentos propios de la tradición de izquierda, como el antiimperialismo o la oposición a la extranjerización de la tierra. El autor expresa que la evocación del pasado lejano «le posibilita hablar del presente y escapar de algunos compromisos incómodos con el pasado reciente de la dictadura». Rilla concluye destacando el «movimiento pendular» que se genera en la apropiación de la figura heroica, al señalar a Artigas como «una aventura constructiva» de larga data en la región.
Prosiguiendo con la mesa, la ponencia de Javier Rodríguez,[7] «Isaiah Berlín: filósofo de la historia», repasa el pensamiento de este filósofo/historiador y destaca sus interpretaciones sobre la Historia como conocimiento científico. Da cuenta de los principales textos donde Berlín va configurando las características distintivas del conocimiento histórico. El autor señala algunos aspectos que se entrecruzan con la temática de la mesa, como el método de comprensión que Berlín destaca como crucial en el trabajo del historiador. En este sentido, la forma de abordar el pasado presenta una pluralidad limitada por el cruce de procesos generales con otros particulares, en donde la experiencia humana tiene lugar. Bien podría pensarse que la memoria se encuentra en esta encrucijada.
Por último, la ponencia de Clarel de los Santos,[8] «Memorias fundacionales. Representaciones e identidades en Uruguay independiente (1830-1850)», pone nuevamente sobre la mesa la complejidad entre el pasado y su rememoración. El autor analiza las primeras celebraciones oficiales del novel Estado uruguayo, en conmemoración de los hechos del pasado reciente. Tomando los casos de la Revolución de Mayo, la batalla de Las Piedras, la Cruzada Libertadora de los Treinta y Tres Orientales, las leyes del 25 de agosto de 1825, la batalla de Sarandí y la Jura de la Constitución, de los Santos advierte cómo los acontecimientos del pasado reciente, lejos de generar unanimidad en su rememoración, se encuentran interpelados por la inestabilidad y las guerras civiles del joven Estado. Así identifica ausencias y exaltaciones más decididas, con el sentido de «formar valores de nacionalidad, legalidad, orden y respeto a la autoridad» como hilo conductor. ♦
Notas